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El régimen de Wade se declara incapaz de juzgar al ex dictador chadiano

Senegal ampara a Hissène Habré, el Pinochet africano

Fuentes: Guin Guin Bali

El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, acaba de echar por tierra las esperanzas de justicia de las víctimas de Hissène Habré, a quien se conoce como el Pinochet africano. Wade informó la pasada semana a los miembros de su gobierno durante una reunión del Consejo de Ministros que remitía el caso Habré a la Unión […]

El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, acaba de echar por tierra las esperanzas de justicia de las víctimas de Hissène Habré, a quien se conoce como el Pinochet africano. Wade informó la pasada semana a los miembros de su gobierno durante una reunión del Consejo de Ministros que remitía el caso Habré a la Unión Africana, amparándose en la decisión del Tribunal de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) que «ha considerado que Senegal no puede juzgar al ex presidente de Chad, Hissène Habré».

De esta manera, y pese a las palabras del propio Wade de comienzos del pasado mes de diciembre, «no es posible que un gran continente como África no pueda encontrar un país para juzgar a un africano», Senegal sigue ofreciendo inmunidad a quien fuera uno de los más sanguinarios dictadores del continente.

Hisséne Habré, miembro de la etnia tubu, nació en 1942 en Chad cuando éste era aún colonia francesa. Tras estudiar Ciencias Políticas en París, regresó a su país en 1971 para unirse a las Fuerzas Armadas del Norte, un grupo guerrillero compuesto en su mayoría por miembros de su etnia y dirigido entonces por Goukouni Oueddei.

Las FAN contaban con el apoyo libio, mientras que Habré se fue mostrando cada vez más crítico con la intromisión de Muammar al Gadafi en las decisiones de esta organización, lo cual acabó en ruptura entre Oueddei y Habré. En 1980, Libia ocupa el norte de Chad y Oueddei alcanza la Presidencia. En un intento de reconciliación nacional, nombra a Habré ministro de Defensa. Sin embargo, éste le traiciona y el 7 de junio de 1982 con apoyo francés y estadounidense, quienes temían al expansionismo libio, da un golpe de Estado y derroca a Oueddei.

Además de emprender una campaña contra los libios, a los que acaba por expulsar definitivamente de Chad en 1987, Hissène Habré emprende también una brutal represión contra sus opositores y miembros de otras etnias. Según la ONG Human Rights Watch, durante su régimen (1982-1990) fueron asesinadas 40.000 personas por motivos políticos y otras 200.000 fueron torturadas. En los archivos de la policía secreta se encontraron los documentos que atestiguan al menos 1.200 muertes y 12.000 violaciones de los Derechos Humanos.

REPRESIÓN Y TORTURAS

Y es que con el apoyo francés y estadounidense, Habré comenzó una campaña de represión contra las etnias Sara, Hadjerai y Zaghawa, que incluyó arrestos masivos, uso sistemático de la tortura y masacres. Numerosas investigaciones internacionales han arrojado luz sobre los métodos de Habré, que pueden verse en el documental El cazador de dictadores, dirigido por Klaartje Quirijns, en el que se narran los abusos en el Chad de Habré a través de la labor realizada por el abogado de Human Rights Watch Reed Brody.

La mayoría de las celdas donde eran encerrados los opositores políticos eran tan pequeñas y estaban tan llenas de gente que apenas se podía estar de pie. Muchos se quedaron ciegos porque en su interior estaba siempre encendida una potente luz eléctrica. Otros fallecían del calor y la falta de oxígeno por la masificación. Algunos detenidos dormían sobre los cadáveres hasta que los retiraban para así combatir el calor

Sin embargo, el sistema de tortura preferido del régimen de Habré era el arbatachar. Las piernas y brazos de la víctima se atan a la espalda y se les mantiene en esta incómoda posición durante horas o incluso días. Esto provoca un dolor extremo, pérdida de circulación sanguínea, parálisis, heridas abiertas y, en algunos casos, gangrena. HRW ha documentado cientos de casos de asesinatos y torturas.

Tras la expulsión de los libios y el fin de la guerra en 1987, la ayuda occidental (Francia y Estados Unidos) comenzó a disminuir y el régimen de Habré empezó a debilitarse hasta que el 1 de diciembre de 1990 un general de la etnia Zaghawa llamado Idriss Déby organizó un golpe de estado y lo depuso. Habré huye entonces a Senegal.

ARRESTO

A partir de ese momento, las víctimas de la represión política con el apoyo de organizaciones de Derechos Humanos como HRW o Amnistía Internacional están intentando que se juzgue a Habré por crímenes contra la Humanidad. En febrero del año 2000, diez años después, un juez senegalés, Demba Kandji, admitió la acusación por torturas presentada por las víctimas y puso a Habré bajo arresto domiciliario. Sin embargo, semanas después, la Corte de Apelación retiró esta acusación al considerar que la Justicia senegalesa no podía perseguir unos crímenes que no habían sido cometidos en Senegal.

Ante este revés, las víctimas miraron entonces a Europa. En 2001, un juez belga inicia una investigación y, tras recabar numerosos testimonios, dicta una orden de arresto internacional en septiembre de 2005 por crímenes contra la Humanidad, crímenes de guerra y actos de tortura. Meses después, las autoridades senegalesas arrestan a Habré y realizan una consulta a la Unión Africana acerca de las competencias para juzgarle. La respuesta tarda unos meses en llegar. El 2 de julio 2006, la Unión Africana, apoyándose en las recomendaciones del Comité de Eminentes Juristas Africanos, pide a Senegal que juzgue a Habré «en nombre de Africa», lo que el presidente Wade acepta.

Tras cuatro años en los que Senegal modifica su legislación para poder juzgar a Habré, Varios países e instituciones donantes de fondos para este juicio, como la propia UA, Chad, Bélgica, Holanda, la Unión Europea, etc, se comprometieron el pasado mes de noviembre a aportar 8,5 millones de euros para los gastos de organización del proceso en Dakar, pero Senegal exigía inicialmente al menos 27 millones, de los que 8 iban para reformar el Palacio de Justicia.

Los organismos internacionales, las víctimas y asociaciones de Derechos Humanos senegalesas consideran que la inmunidad con que cuenta Habré en Senegal es una aberración y exigen que o bien se le juzgue o bien sea extraditado a un país donde se le someta a juicio. Además, critican con firmeza que Wade esté «negociando» dinero a cambio de juzgar a Habré.

Fuente: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=3&id=1411