La prensa senegalesa se hace eco del altercado registrado el pasado viernes, cuando un centenar de emigrantes procedentes de Gambia fueron recibidos en el puerto de Los Cristianos de Tenerife al grito de «negros de mierda…». Los manifestantes, unos cincuenta expresaban su hartazgo ante la llegada continua de emigrantes. «¡Llegan tantos negros! yo no soy […]
La prensa senegalesa se hace eco del altercado registrado el pasado viernes, cuando un centenar de emigrantes procedentes de Gambia fueron recibidos en el puerto de Los Cristianos de Tenerife al grito de «negros de mierda…».
Los manifestantes, unos cincuenta expresaban su hartazgo ante la llegada continua de emigrantes. «¡Llegan tantos negros! yo no soy racista, pero esto es demasiado. No nos lo merecemos», según un hombre de 53 años, cita en su edición de hoy el diario ‘Le Quotidien’, basado en Dakar.
«Los jóvenes están molestos», añadió, obrero de la construcción de 40 años al que acompañaba su familia. Muy al corriente de las pequeñas atenciones de las que son objeto los recién llegados, otros locales se rebelan añadiendo que «Nuestros hijos no tendrán nada que comer» o incluso «mi hermano está en paro y a él no le regalan ropa».
«Sin embargo, estas manifestaciones de mal humor parecen marginales», recoge el diario senegalés Le Quotidien.
Por otra parte, la publicación senegalesa se hace eco de una información publicada por el diario español ‘El Mundo’, según el cual cerca de 300 emigrantes senegaleses se enfrentaron con policías, senegaleses a su vez, venidos para determinar su nacionalidad con miras a su repatriación a Dakar. Fue necesaria la intervención disuasoria de cinco policías españoles, provistos de equipo antidisturbios, para «calmar» a los emigrantes.
Este trabajo de identificación es uno de los términos del acuerdo firmado entre Dakar y Madrid en el marco de la lucha contra la emigración clandestina organizada a partir de las costas senegalesas.
El rechazo de la identificación conlleva una complicación: la ley prohíbe a las autoridades españolas a liberar a los emigrantes presentes en los centros de detención si no se ha averiguado su nacionalidad después de cuarenta días. Entonces están autorizados a quedarse en territorio español pero en absoluta ilegalidad.