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¿Será que los africanos no estamos todavía preparados para la democracia?

Fuentes: Fundación Sur

Cuando veo o escucho que la tergiversación y la distorsión de la realidad africana es un constante en los medios de comunicación occidentales , es decir, su discurso favorito, «porque es lo que más vende» , siempre pienso en escribir unas líneas sobre la otra verdad que no se quiere o no interesa contar por […]

Cuando veo o escucho que la tergiversación y la distorsión de la realidad africana es un constante en los medios de comunicación occidentales , es decir, su discurso favorito, «porque es lo que más vende» , siempre pienso en escribir unas líneas sobre la otra verdad que no se quiere o no interesa contar por los cesares del monopolios de la información y la propaganda.

Otra de las razones principales y de fuerza mayor que me han inspirado para escribir estas líneas, fuera de cualquier inspiración romántica y sensacionalista, no son más que alguna de las barbaridades y juicos de valor que se hacen por algunas personas, inclusive por aquellas que tiene un cierto nivel de ecuación académica, sobre la incapacidad y la ausencia de una intelectualidad africana preparada para implantar la democracia en el continente . Porque durante largos años ha habido (y todavía lo hay) una tendencia de ver a África como un continente homogéneo en sus diversos aspectos políticos, sociales y económicos. África no es solo la pluralidad de todo un continente , sino una heterogeneidad implícita en una rica diversidad presente y arrigida en cada uno de sus pueblos y naciones: Sudan, Etiopía, Egipto, Ghana, Tanzania, Kenia, Suráfrica, etc., que son una simbiosis de culturas, historia y arte, fruto de muchas generaciones del hacer pensar de la sociedad africana consolidadas en su propio concepto del tiempo y del espacio .

Desde luego, muchos piensan erróneamente , que África y los africanos no estamos preparados para la democracia . Dicen que no somos capaces de desarrollar una conciencia social que nos permita reivindicar y luchar por nuestros propios derechos ante el mundo de la injusticia y la violaciones de los derechos humanos que nos rodea y que están practicados brutamente no solo por algunos gobiernos tiranos y dictatoriales africanos, sino por sus protectores y alentadores estados occidentales, que son tan culpables como los primeros, y no es oportuno querer correr más tinta al respecto . La historia ha demostrado que ningún pueblo se deja atropellar o humillar por los cesares del poder y la anarquía, porque el ser humano tienen la necesidad de ejercer la libertad y la democracia para poder vivir dignamente como un homo sapiens diferentes de los animales por su don del pensamiento. Los mismos procesos históricos sucedidos en los diferentes países y las luchas de reivindicaciones por los derechos sociales y políticas se han forjado por una fuerte conciencia social que han dado lugar a grandes cambios y logros en la historia de la humanidad en términos democráticos .

En África, hay muchísimos sectores de la sociedad que tienen una fuerte conciencia social sobre las cosas que ocurren en su entorno y están dispuestos a cambiarlas, porque las situaciones las demandan. Además su mejor forma de sobrevivir consiste en alzar su voz del cambio que parece estar suplantada por las calamidades. Pero estas mismas calamidades condicionan el afán del cambio. No caben dudas de que existen muchas personas que reivindican sus derechos tanto en las plataformas nacionales e internacionales . Aunque la filosofía del drama y del afán de vincular todo el continente africano con todo las fuerzas del mal y lo negativo por algunos medios de desinformación y algunas ONGs de no cooperación, ha suplantado algunos cambios que se viven en África en términos generales, y sin caer en un optimismo afro extremista puedo decir que en África se han registrado importantes cambios y logros aunque parezcan insignificantes frente a la naturaleza de los problemas que viene arrastrando nuestro continente durante muchos siglos: se han reducido los conflictos y las guerras civiles, aunque aún quedan algunos como el Darfur y Somalia, se han consolidado algunos gobiernos democráticos como en Malawi, Ghana, Mozambique, etc. (cf. Kabubda 2008). Entonces no podemos decantar categóricamente que África es el continente del fracaso y el caos, porque el fracaso de África también es el fracaso de occidente, es decir, es el fracaso de algunas de sus más nefastas, incoherentes y ficticias políticas, modelos y patrones de desarrollo que son indudablemente incongruentes frente a una compleja sociedad africana . Para entender la cuestión no demagógica pero realista del concepto ambiguo del desarrollo basta reflexionar sobre la siguiente frase de uno de los pensadores y economistas neo marxistas más importantes de nuestra época, Samir Amin (2008: 9): Si la década de los sesenta estuvo marcada por la gran esperanza de ver que se iniciaba un irreversible proceso de desarrollo a lo largo de todo lo que llamábamos el Tercer Mundo, y especialmente en África, hoy vivimos la época de la desilusión. El desarrollo se ha parado, su teoría está en crisis y su ideología esta en tela de juicio.

Entonces, por qué no han venido estos cambios? Aquellos cambios socio económicos que desde la primera mitad de los sesenta y setenta reivindicaban los líderes africanos en el continente? Para responder esta pregunta habrá mucha tela por donde cortar, es decir, tendríamos que citar cuales fueron y continúan siendo las principales cusas del «mal africano». Pero podemos decir algo más realista sin dejar al margen los culpables de los problemas de la degradación de nuestro continente, sin llegar al extremo.

No basta ir lejos para poner en explicito porque en ciertos países africanos están fracasando muchas cosas y vemos un aparente retroceso en su desarrollo socio económico. Creo que la causa de estos problemas en si son los diferentes modelos y patrones no africanos que se han implementado en África en nombre del desarrollo y la cooperación, la democracia, los «prestamos» y las «ayudas» financieras del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. En cambio , no hay un compromiso político o un interés desinteresado o un programa de desarrollo exento de la politización por parte de los estados que mantienen un discurso paternalista y mesiánico sobre la realidad africana. No interesa arrancar de raíz las dificultades que agonizan el continente , porque eso no importa , lo que importa es seguir empobreciendo a un continente través del expolio y una serie de medias sociales y económicos disfrazadas con algunos falsos mascaras posmodernos y poscoloniales como la globalización, la cooperación y el desarrollo.

En el continente de la cuna de la humanidad, en el pasado no colonial habían muchas sociedades democráticas y todavía hoy en día existen también algunas como los cushiticos oromo (sistema Geda) que todavía preservan las reminiscencias del legado de estas tradiciones. Por tanto, al margen de cualquier enfoque etnocentrista, podemos deducir que las sociedades africanas tienen importantes valores morales, políticas administrativas, económicas y sociales en su conjunto, que forman parte de todo su importante patrimonio cultural e identidad y que no dejan de ser una expresión de la democracia , entendiendo dicha categoría en el propio contexto de la vida y la filosofía africana.

Bibliografía:

Mohammed Hassen (1994): The Oromo of Ethiopia: A history 1570-1860. The red see publisher. Asmera. Amir Samir (2008): El fracaso del desarrollo en África y en el Tercer Mundo, Un análisis político. IEPALA. Colección y Cooperación. Kabunda Mbuyi (): África : otra mirada. Fundación sur. Anglarill Beatriz(1998): Construcción democrática y gobernabilidades en África. Brief Paperas no1/98, CESA, Lisboa. Burgos Bartolomé(2007): Culturas áfricas y desarrollo intentos africanos de renovación. Fundación Sur.

Geremew Feyissa Dadi de Etiopía , historiador . Actualmente se prepara para obtener el grado de Doctor en Arqueología por el Departamento de Prehistoria de la Unversidad Complutense de Madrid.