Una de las principales empresas petroleras del mundo debe comparecer la semana entrante, acusada de violaciones de derechos humanos en Nigeria. El juicio ocurre 14 años tras la ejecución del escritor y defensor de los derechos humanos, Ken Saro-Wiwa, por la junta militar nigeriana. Un juzgado de Nueva York verá este caso, que ha sido […]
Una de las principales empresas petroleras del mundo debe comparecer la semana entrante, acusada de violaciones de derechos humanos en Nigeria. El juicio ocurre 14 años tras la ejecución del escritor y defensor de los derechos humanos, Ken Saro-Wiwa, por la junta militar nigeriana. Un juzgado de Nueva York verá este caso, que ha sido descrito como el más importante relacionado con una responsabilidad corporativa. Desde el miércoles, la Corte escuchará argumentos que señalan que el consorcio Royal Dutch Shell – que protagoniza el sector petrolero nigeriano desde hace décadas – consiguió ayuda de los militares nigerianos para acallar a Saro-Wiwa.
Shell, que niega con firmeza las acusaciones, está también acusada de pagar a soldados que cometieron numerosos abusos a los derechos humanos en el Delta del Níger.
Delta del Níger
La Royal Dutch Shell comenzó la explotación petrolera en el Delta del Níger el año 1958. Desde entonces los derrames de crudo, incendios de gas y la deforestación han terminado con los recursos naturales de la región y han destruido la economía de subsistencia de los ogoni, basada en la pequeña agricultura y la pesca. No obstante, tan sólo hasta comienzos de los noventa los ogoni comenzaron a protestar por la represión y explotación de que eran objeto por parte de Shell y la junta militar nigeriana. Entre 1990 y 1995, soldados nigerianos reprimieron de manera masiva y brutal a los movimientos de protesta ogoni. Muchas de sus aldeas fueron incendiadas y sus líderes terminaron en la cárcel. Shell es acusada de haber apoyado esta campaña de los militares.
Ken Saro-Wiwa
Los abusos contra los ogoni alcanzaron su nivel más deplorable el 10 de noviembre de 1995. El dictador Sani Abacha ordenó la ejecución de 9 líderes ogoni falsamente acusados de asesinato y juzgados por un tribunal militar especialmente instalado para el caso. El miembro más conocido de «los nueve ogoni» era Ken Saro-Wiwa (1941-1995), uno de los críticos acérrimos de las operaciones de Shell en Nigeria. Su Movimiento para la Sobrevivencia del Pueblo Ogoni (MOSOP) representaba a las comunidades del Delta del Níger más afectadas por la actividad petrolera.
Los familiares de Saro-Wiwa sostienen que Shell apoyó la represión militar y la persecución de los líderes ogoni, y afirman que la firma estaba preocupada por las protestas, pues podrían interrumpir sus operaciones petroleras y dañar su imagen internacional. Ante esta situación, el consorcio «buscó eliminar la amenaza mediante una campaña sistemática de violación de derechos humanos».
Shell niega que haya buscado silenciar a Saro-Wiwa y, por el contrario, sostiene que «intentó persuadir al Gobierno nigeriano para que fuera clemente».
El caso contra Shell
Abogados estadounidenses han reunido material suficiente para acusar a Shell de violaciones a los derechos humanos en Nigeria. Entre los cargos figuran ejecuciones sumarias, crímenes contra la humanidad y tortura. Ha tomado años para que el primero de estos casos llegue a la Corte.
El juicio, que comienza la próxima semana, es posible gracias a una ley de 1789, que permite a ciudadanos no estadounidenses presentar cargos relacionados con violaciones internacionales de los derechos humanos, sin importar el lugar donde se cometió el delito. En Estados Unidos ya se ha presentado una serie de casos contra los consorcios petroleros más grandes del mundo por supuestos crímenes cometidos en países en desarrollo. Chevron podría verse obligado a pagar 27 mil millones de dólares por contaminar la jungla ecuatoriana. Exxon Mobil está acusado por aldeanos indonesios que sufrieron abusos por parte de soldados que trabajaban para el consorcio en la protección de una planta de gas natural.