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"Sahara Acción" de Silla (Valencia) reivindica la lucha política y por los derechos humanos en el Sahara

Solidaridad con el Sahara, ¿lucha política o ayuda humanitaria?

Fuentes: Rebelión

Más de 400 asociaciones cooperan con el pueblo saharaui en el estado español. Entre otras tareas, socavadas este año por la crisis, aportan ayuda humanitaria, interceden para el acogimiento de niños y niñas por parte de familias en verano y organizan caravanas para la entrega de alimentos en los campos de refugiados de Tindouf (Argelia). […]

Más de 400 asociaciones cooperan con el pueblo saharaui en el estado español. Entre otras tareas, socavadas este año por la crisis, aportan ayuda humanitaria, interceden para el acogimiento de niños y niñas por parte de familias en verano y organizan caravanas para la entrega de alimentos en los campos de refugiados de Tindouf (Argelia). Sahara Acción de Silla (Valencia) apuesta por un modelo alternativo. Esta organización nacida hace tres años no se considera una ONG ni recibe ayudas oficiales. Trabaja en los territorios saharauis ocupados por Marruecos apoyando proyectos e iniciativas de acción directa con dos premisas: la lucha política y la defensa de los derechos humanos.

37 años después de la marcha verde , con la que el reino de Marruecos ocupó el Sahara occidental con la bendición de España, continúa la represión contra los saharauis que se manifiestan pacíficamente y sus familias. Torturas, detenciones aleatorias y desapariciones forzosas están a la orden del día. A la organización de conferencias y jornadas informativas que denuncien estos hechos, Sahara Acción dedica parte de sus esfuerzos. También a recabar material para los colectivos que operan en los territorios ocupados. Y a la acción directa en el estado español («fuimos desalojados de modo muy violento en el último mitin del PP en la plaza de toros de Valencia», aseguran).

Carmen Dolz, miembro del colectivo, destaca los «pequeños triunfos logrados mediante la presión internacional, junto con otras asociaciones, y que nunca aparecen en los medios de desinformación». Por ejemplo, que familiares de un preso pudieran entrar en la prisión a visitarlo, o facilitarle un teléfono móvil a un recluso. La activista recuerda cómo «emitimos un comunicado de apoyo al grupo de informadores independientes que trabajan en los territorios ocupados; la iniciativa tuvo más de un centenar de adhesiones. Desde entonces, Marruecos no ha vuelto a tocar a los periodistas». Para impulsar estas campañas y mantener su actividad, Sahara Acción se autofinancia. Las cuotas de los socios, rastros solidarios, conciertos y teatros ayudan a recaudar fondos.

Rosa Borrás, presidenta de la asociación, ha visitado en varias ocasiones El Aaiun ocupado. «Aquello es como una gran comisaría, un estado de sitio controlado por la policía, el ejército y las fuerzas auxiliares de intervención». Recuerda el testimonio de una mujer presa durante 16 años en una de las cárceles clandestinas donde el reino de Marruecos recluye a saharauis. «Cuando moría algún preso, llamaban a los funcionarios. Y estos llegaban a los tres días. Para comprobar si realmente había fallecido, le rompían la columna vertebral. Me contó esta mujer que aquello fue como una escuela. Le ayudó a continuar luchando toda la vida».

«En los territorios ocupados marroquíes y saharauis viven muchas veces en calles separadas; cuando hay manifestaciones, a las que sigue la represión, se rompen los negocios de los saharauis; la policía se enfrenta a los manifestantes con palos y piedras porque las porras rotas se las descuentan del salario; Otro actor principal son los colonos. El gobierno marroquí les regala terrenos para que se construyan las casas. Además, tras la violencia ejercida contra los campamentos de Gdeim Izik (la primera acampada de protesta de la primavera árabe ) hace casi dos años, se dio vía libre a los colonos para todo tipo de barbaridades», explica la presidenta de la asociación.

Sahara Acción de Silla se implica en las campañas de apoyo a Equipo Mediático, iniciativa formada por un grupo de jóvenes que, armados de cámaras, ordenadores y celulares, tratan de romper el bloqueo informativo que sufren los territorios ocupados. Denuncian casos como el de Omar Karkoub, de 26 años, y Begalcem, de 15, detenidos por la policía marroquí cuando se hallaban en un automóvil después de participar en una manifestación. Omar sufrió seis horas de interrogatorios y fue golpeado con porras por todo el cuerpo. Además, se le amenazó con encerrarle en la prisión sin continuaba con su labor informativa. A Omar y a Begalcem se les puso en libertad el 12 de junio, una vez pagada una multa de 1.000 dirhams (unos 90 euros).

La organización valenciana también se ha sumado a las campañas de denuncia contra el expolio de los recursos naturales del Sahara. Muchas veces los productos no llevan rótulos identificativos. Pero otras veces sí se conoce el origen. El atún y las sardinas de «Hacendado» (la marca blanca de Mercadona) provienen de los caladeros saharauis. Otro tanto ocurre con Rianxeira y una parte de las sepias que pone a la venta Consum. La empresa Calvo comercializaba conservas que procedían de aguas saharauis hasta 2008. Fosfatos, arena, tomates cherry y naranjas también proceden en muchos casos del territorio saharaui, aunque Marruecos los explote y distribuya como productos propios.

Said Dambar y Hamdi Etarfaoui son dos de los últimos mártires en la lucha del pueblo saharaui. Las organizaciones de apoyo al Sáhara se han volcado en la campaña que reclama justicia para estos ciudadanos. Según estas asociaciones, Said Dambar fue asesinado por un policía marroquí, a quemarropa, durante el toque de queda en El Aaiun que siguió al desmantelamiento de la acampada de Gdeim Izik. A la familia de Said, que ha denunciado los hechos, se le ha tratado de intimidar con amenazas. Hamdi Etarfaoui apareció muerto el 30 de mayo de 2012 cuando llevaba doce días desaparecido. Ante las evidencias de que su hijo fue asesinado y luego arrojado al río Saguia El Hamra, la familia pidió que se aplazara el entierro del cadáver y se abriera una investigación. Pero el cuerpo de Hamdi se inhumó sin el plácet de sus familiares.

Además, Sahara Acción ha exigido públicamente una condena para dos jefes de «escuadrones de la muerte» que actúan impunemente en El Aaiun: Mohamed El Hasouni «Moustaches» y Abdelali Erranchidi. «Cada uno de los escuadrones está compuesto por entre 8 y 12 personas, que intimidan y vigilan a los hogares de familias conocidas por sus posiciones sobre la cuestión del Sahara Occidental, así como a los presos políticos y defensores saharauis en materia de derechos humanos».

Los saharauis pretendían reivindicar con la acampada de Gdeim Izik mejores condiciones de vida y respeto por los derechos fundamentales (esta protesta trascendió la tradicional demanda del derecho a la autodeterminación). Pero Marruecos respondió con la represión a sangre y fuego. A Lafkir Kaziza, de 21 años, le apresaron durante la intervención militar. Pasó un mes en el calabozo y le destrozaron el hombro a golpes de fusil. Para que estos hechos vieran la luz y dar a conocer la zozobra que se vive en los territorios ocupados, se desplazó a España. En respuesta, el régimen marroquí detuvo a su madre y comunicó a sus familiares que Lafkir sería encarcelado o moriría en caso de regresar. El activista comenzó una huelga de hambre el 1 de junio. Pide la puesta en libertad de los 22 presos políticos saharauis encerrados tras las movilizaciones de Gdeim Izik. Las organizaciones de derechos humanos, entre otras Sahara Acción, le han mostrado su firme apoyo.

Además del trabajo de denuncia, la asociación valenciana ha impulsado un proyecto, ahora parado por falta de recursos, por el que dos jóvenes de Equipo Mediático visitan el estado español durante varios meses con un visado para aprender castellano. Después retornan al Sáhara e imparten clases a otros saharauis. «Es una manera de romper la hegemonía de la lengua francesa que ha impuesto Marruecos», subraya Rosa Borrás. La activista concluye que más allá de las estancias estivales de niños o la ayuda humanitaria a refugiados, «la lucha ha de ser esencialmente política; el problema es que la cooperación se queda muchas veces en eso. «Todos los días los saharauis sufren torturas y vejaciones que no salen en la televisión; los diferentes gobiernos españoles desde 1975 no han hecho sino traicionarlos, por eso hay que plantarse de una vez», remata la presidenta de Sahara Acción.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.