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Somalia, en la mira de las potencias

Fuentes: Observadorglobal.com

La lucha por el control de Somalia moviliza desde el año pasado a barcos militares de varios países, con el pretexto de combatir la creciente piratería. Si bien, es cierto que aumentaron los robos en las costas de Somalia, varios países acusan de piratas a pequeños pescadores que se ven privados de sus recursos por el saqueo de los buques extranjeros.

En los últimos meses Somalia fue noticia por los ataques de los piratas a los buques occidentales y por las sangrientas peleas entre el ejército y los milicianos de Al Qaeda en las calles de la capital. ¿Por qué las potencias se preocupan tanto por este país? ¿Qué intereses económicos atraen a Estados Unidos, Europa, Rusia y China al convulsionado cuerno de África?

Imagen de Somalia, en la mira de las potencias
Soldados del gobierno somalí miran el cuerpo de un militante islámico – AP

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas anunció, en junio pasado, que levantaba temporalmente el embargo de armas que le había impuesto a Somalia, país que se encuentra en guerra desde 1991. De esta manera, Washington tiene vía libre para suministrarle insumos militares al desmoralizado ejército somalí.

Al mismo tiempo, la ONU acusó al gobierno de Eritrea (un país vecino) de armar a los militantes guerrilleros de Al Qaeda que luchan en Somalia.

La doble moral del Consejo de Seguridad responde claramente a los intereses de las potencias, ya que el objetivo de Occidente, Rusia y China es apoyar al gobierno de transición de Somalia para derrotar a los islámicos y poder abrir los mercados de materias primas en el Cuerno de África.

Cronología del caos

Con la caída de la Unión Soviética en 1991, el gobierno socialista de Somalia perdió el apoyo, lo que provocó su derrumbe y el comienzo de una guerra civil que aun hoy no tiene un fin visible.

Diversos clanes de todo el país han luchado entre sí, para imponer sus reglas y beneficiarse de las riquezas naturales somalíes. Los abundantes bancos de pesca de mariscos y atún, son disputados ilegalmente por buques de todo el mundo.

Además de la estratégica situación geográfica – por sus costas transita el 13 % del comercio mundial y gran parte del petróleo de Medio Oriente – Somalia posee uno de los acuíferos de agua dulce más caudalosos del mundo, que comparte con Etiopía y Eritrea y cantidades significantes de gas y petróleo.

Luego, a mediados de 2006, de acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, militantes armados del mundo islámico lograron establecerse en Somalia gracias a la anarquía que allí reinaba, y bajo la denominación de Unión de Tribunales Islámicos (UTI) tomaron el control del país, desplazando a los debilitados clanes, que llevaban 15 años de lucha.

Inmediatamente, Washington dio el visto bueno a Etiopía para que invadiera el país y depusiera a los guerrilleros de la UTI. Etiopía, por su parte, tenía interés de aplastar a los musulmanes para que su influencia no se extendiera por su territorio.

Los meses en que la UTI se mantuvo en el poder, fueron los únicos momentos de calma que vivió Somalia en tantos años de guerra, ya que se redujo la delincuencia y la piratería y además hubo un esbozo de orden civil, pero el gobierno estableció la Sharía, la ley coránica similar a la impuesta por los talibanes en Afganistán.

Desde comienzos de 2007 hasta mediados de 2008, aviones de Estados Unidos bombardearon frecuentemente bases de la UTI para apoyar a los etíopes en su contienda.

Desde hace un año, la UTI perdió el control de la capital, sin embargo lo mantiene en gran parte del resto del territorio. Las tensiones internas entre los líderes del gobierno de transición provocaron su ruptura y debilitamiento.

Además del apoyo estadounidense y etíope, el gobierno somalí recibió la ayuda de las tropas de la Unión Africana (UA).

Se calcula que sólo 4.300 de los 8 mil militares previstos por la UA se encuentran desplegados en Somalia, mientras que la UTI cuenta con 6 mil combatientes, de los cuáles unos 300 forman parte de un ejército de elite entrenado por Al Qaeda, de acuerdo con informes del departamento de Estado norteamericano.

Obama se involucra

Desde la asunción del nuevo presidente norteamericano, las tropas somalíes recibieron de Estados Unidos 40 toneladas de armamento y municiones, a pesar del embargo de la ONU. Varios analistas alertan que el envío de armas a Somalia va a acrecentar la violencia, ya que una gran parte suelen ser capturadas por los rebeldes islámicos.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, se entrevistó, hace diez días, en Kenia con el presidente provisional de Somalia, Sheikh Ahmed, a quien le prometió una mayor contribución de pertrechos militares en los próximos meses.

Sheikh Ahmed, que perteneció a la UTI, es considerado un islamista moderado, y fue nombrado para ese cargo con motivo de alcanzar un acuerdo de paz con los combatientes más radicales, algo que hasta ahora es improbable que suceda. Sheikh Ahmed concedió a la UTI el establecimiento de la ley coránica, en parte del territorio, como medida principal para iniciar un dialogo, que nunca se produjo.

En tanto, Hillary Clinton desde Kenia anunció que Estados Unidos va a tomar medidas drásticas en contra del gobierno de Eritrea por suministrar armas a la UTI, precisamente a la milicia Al Shabab, que está acusada por Washington de albergar a los responsables de la voladura de las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998.

Resultados de la catástrofe

De acuerdo con ONG independientes, 16 mil personas murieron durante la guerra civil, mientras que 1,3 millones se han visto forzadas a desplazarse, de las cuáles 200 mil lo hicieron desde mayo hasta la fecha.

La lucha por el control de Somalia moviliza desde el año pasado a barcos militares de varios países, con el pretexto de combatir la creciente piratería. Si bien, es cierto que aumentaron los robos en las costas de Somalia, varios países acusan de piratas a pequeños pescadores que se ven privados de sus recursos por el saqueo de los buques extranjeros.

Además, grupos de militantes ecologistas locales han intentado disuadir a los barcos de diversas procedencias que arrojan desechos químicos y nucleares en aguas de esta tierra sin ley. A los que defienden la limpieza de sus mares también los acusan de piratas.

A pesar de los 18 años de guerra civil, intervenciones extranjeras, bombardeos norteamericanos, injerencia de extremistas religiosos y la sequía que azota al país desde hace un año, el sufrimiento de la población somalí no parece detenerse. La paz llegará una vez que la UTI logre islamizar a todo el país o bien que las potencias alcancen finalmente el control de los valiosos recursos naturales.

Fuente: http://observadorglobal.com/somalia-en-la-mira-de-las-potencias-n2275.html