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Somalia: un Estado sin pueblo

Fuentes: Rebelión

Conocemos a dos pueblos, el kurdo y el baluchi que no tienen Estado. Somalia es al revés, es un estado sin pueblo Con una extensión de 638.000 km2 muy áridos. Tiene una población de casi ocho millones de habitantes, siendo mayoritariamente musulmanes, con una renta per cápita de 460 dólares anuales. Somalia está situada en […]

Conocemos a dos pueblos, el kurdo y el baluchi que no tienen Estado. Somalia es al revés, es un estado sin pueblo

Con una extensión de 638.000 km2 muy áridos. Tiene una población de casi ocho millones de habitantes, siendo mayoritariamente musulmanes, con una renta per cápita de 460 dólares anuales. Somalia está situada en el cuerno de África, ocupando una posición estratégica de gran valor, pues está muy cerca del estrecho de Bab el Mandeb, paso fundamental para el comercio mundial y sobre todo para el petrolífero y además conecta Arabia Saudíta y el mar Rojo con el golfo de Adén.

En Somalia no se nace somalí sino que se forma parte de un clan. Hay cinco grandes clanes.

Los hawiya que representan el 25% de la población y que ocupan la parte norte y centro, zonas del suroeste de Etiopía y del norte de Kenia.

Los ishaak que suponen el 23 % de la población y ocupan la antigua colonia de la Somalia británica, conocida como Somililandia. Este grupo actúa como un Estado dentro del Estado aunque no es reconocido internacionalmente.

Los darod representan el 20%, estando situados en Puntland, lugar en el que la leyenda sitúa el antiguo reino de Shaba y en un trozo de Somalilandia.

El clan de los rahanwein que solo suponen el 18%, situándose en el centro y sur del país, en las cercanías de Djibouti y también en un trozo de Somalilandia.

El último clan es el más pequeño, el de los digil que representan el 3% junto a los bantúes que son los descendientes de los esclavos libertos durante el colonialismo italiano, a los que llaman loona aaraan, que traducido significa «nadie está llorando por ellos».

Somalia es el tercer frente que abre Bush en su guerra global contra el terrorismo, como anteriormente hizo en Afganistán e Iraq.

Bush gran analfabeto de la historia, vuelve a equivocarse en el caso de Somalia. Las anteriores misiones de paz terminaron en fracasos estrepitosos, incluida la de su padre que bajo bandera de Naciones Unidas tuvo 30.000 soldados entre 1993-1995. En octubre de 1993 se libró la batalla de Mogadiscio, que significó la salida de las tropas norteamericanas, sin haber conseguido ninguno de los objetivos propuestos, dejando a Somalia sometida a los señores de la guerra.

Después de su salida, los norteamericanos financiaron a estos señores de la guerra laicos que formaron una alianza contra los islamistas. El catedrático de historia por la Universidad de Harvard, Niall Ferguson escribe en The Angeles Times «al menos durante la guerra fría podía darse por descontado que nuestro hijo de puta (nuestro dirigente anticomunista) impondría una modalidad brutal del orden. Ahora, en plena guerra contra el terrorismo, Estados Unidos prefiere un país dividido entre múltiples hijos de puta que un país gobernado según la ley de la sharia. Sin embargo, cuanto más la política exterior de Washington promueva la anarquía en lugar del orden, más fuerte será el atractivo de los movimientos islamistas». Esto reforzó el prestigio de los islamistas que derrotan, en junio de 2006 a los señores de la guerra, unificando la capital por primera vez, desde 1001. Su progresión hacia el sur hizo temer un contagio en Kenia y en Tanzania.

Los Tribunales islámicos triunfantes pusieron orden en el país, lo que les granjeó simpatías en los comerciantes y las ONGS pudieron volver a trabajar.

Los norteamericanos han empujado a uno de los países más pobres del mundo, Etiopia a invadir Somalia. Con el apoyo estadounidense, han derrotado rápidamente a los Tribunales Islámicos que habían conseguido pacificar el país desde 1991. Este movimiento islámico era una solución casera a una anarquía interminable, debida en gran parte a las intervenciones extranjeras que tienen su origen en el pasado colonial.

El Pentágono ha impulsado la intervención de la Etiopia cristiana a través de un programa de ayuda militar desde 2002 y ha puesto a su servicio los medios de reconocimiento aéreo y de escucha vía satélite para la ofensiva somalí.

¿Por qué interviene Etiopia en Somalia?

Además de satisfacer a los estados Unidos, busca que Somalia siga inestable y así impedir la formación de un país fuerte que pueda reclamar la soberanía sobre el Ogaden, que se encuentra habitado por el clan de los Hawiya y que provocó una guerra entre los dos países (1977-1978).

El gobierno etíope de Meles Zenawi, debe sacar las tropas rápidamente sino quiere tener problemas con Eritrea que apoya a los Tribunales Islámicos somalíes y que tiene contenciosos territoriales con los eritreos que pueden aprovechar la ocasión para atacar a los etíopes.

El actual presidente provisional somalí es Abdullahi Yusuf, que fue elegido presidente en la conferencia de Nairobi con el apoyo etíope y donde seleccionaron al 80 % de los diputados y vetaron a la sociedad civil, a los intelectuales y a los islamistas.

Gobierno que tras la salida de las tropas etíopes caerá porque la ONU es incapaz de buscar países que apoyen militarmente al mismo y porque se está volviendo a la ingobernabilidad que había antes de los Tribunales Islámicos.

Como vemos, Bush sigue en su locura de la guerra contra el terrorismo, sus dos principales frentes Afganistán e Iraq van de mal en peor. Es previsible que el tercer frente, Somalia también empiece a ir mal, simplemente por la propia historia del conflicto.

En esta locura de Bush, no es descabellado que nos abra un cuarto frente en Irán, que sería la hecatombe total.

Los ciudadanos del mundo debemos decir NO al señor de la guerra, George Bush. Decirles a nuestros gobiernos que queremos la PAZ y que hay que decirle al presidente norteamericano que ya vale.

Nuestros gobiernos deben de sentir el aliento de la calle reclamando la paz, porque sino harán lo que suelen hacer en todos los temas que toca Bush, mirar hacia otro lado y ser cómplices de los sinsentidos y locuras de este extremista cristiano que es Bush. Todos los extremismos son malos sean cristianos, islámicos o judíos.