Los mitos que hemos construido a nuestro alrededor se desmoronan. Sudáfrica significa una tragedia colectiva porque representaba, inocentemente, nuestra esperanza para África. La tierra donde, en estos días, al menos 60 africanos de otros países han sido asesinados y miles han huido, sus negocios han sido arrasados y sus casas quemadas, donde el ejército se […]
Los mitos que hemos construido a nuestro alrededor se desmoronan. Sudáfrica significa una tragedia colectiva porque representaba, inocentemente, nuestra esperanza para África. La tierra donde, en estos días, al menos 60 africanos de otros países han sido asesinados y miles han huido, sus negocios han sido arrasados y sus casas quemadas, donde el ejército se ha desplegado en los townships como en los tiempos del apartheid, es la misma tierra que engendró a Steve Biko, Chris Hani, Ruth First y muchos otros.
Esta es la tierra que produjo un revolucionario como Nelson Mandela, una persona tan segura de su derecho a rebelarse que en su juicio por traición, describió el ideal de una Sudáfrica donde «todas las personas vivan en armonía y con igualdad de oportunidades». Mandela estaba preparado para morir por esta causa. Esto lo afirmó en 1964. En 1990, cuando fue liberado, y con el sistema del apartheid acabado, la promesa de su lucha se convirtió en una posibilidad. Y la nueva Sudáfrica se erigió como nuestra utopía colectiva.
Cuando el país celebraba sus primeras elecciones democráticas (1994) también fue el año en el que asistimos al genocidio de un millón de personas en Ruanda. La esperaza y la tragedia son elementos que compiten en nuestra conciencia colectiva a través del continente. Sin embargo, mientras en el resto de África hemos vivido esta dicotomía a flor de piel, de algún modo los sudafricanos se consideraban autoinmunes.
Pero la historia no existe sin sarcasmo. En esa misma declaración que efectuó Mandela al inicio de su juicio en los años sesenta, afirmó: «Los blancos disfrutan de las mejores condiciones de vida del mundo, mientras que los africanos vivimos en la miseria. El 40% de los africanos vivimos en reservas, hacinados y sin esperanzas, y la sobresaturación del suelo provoca sequías y erosiones, lo que nos impide vivir de la tierra en condiciones.» «El 30% trabaja en las granjas de los blancos bajo condiciones similares a los siervos de la Edad Media. El otro 30% vive en ciudades, con hábitos económicos y sociales que los equipara en muchos aspectos a los niveles de los blancos. Aún así, muchos de ellos sufren por unos ingresos escasos y por los altos costes de la vida».
Con el Mandela de los años noventa, seguido por Mbeki, el gobierno quiso afrontar esta desigualdad económica y social instaurando la estrategia del «Crecimiento, Empleo y Redistribución» (GEAR, Growth, Employment and Redistribution), seguido del plan «Black Economic Empowerment» (BEE). Estas políticas económicas y sociales han enriquecido a una minoría y empobrecido a la mayoría. Los pobres han continuado pobres, pero parte de la clase que Mandela señalaba, en 1964, como los que se asimilaban a los blancos en sus hábitos económicos y sociales, son los únicos que se han beneficiado, y se han enriquecido, con la instauración del BEE.
Que la lucha del ANC no hubiera tenido éxito sin los sacrificios de muchos compañeros africanos es de sobras conocido. Del mismo modo, la economía de Sudáfrica, desde los días del apartheid, ha crecido gracias a la fuerza de trabajo inmigrante. Por consiguiente, ¿cómo afrontamos este punto, donde la xenofobia se ha vuelto violenta? Como en cualquier situación, fijémonos a quién beneficia.
Un gobierno con políticas que favorecen a los que ya poseían algo durante el apartheid y castiga a los que no tenían nada, tiene una buena razón para encontrar útil la xenofobia. Lo que el racismo hizo por el apartheid, la xenofobia sirve para una nueva clase dominante, sus políticas injustas, sus fracasos, su traición a los pobres…
¿Qué debemos esperar? Sabemos ahora que incluso en el exilio, algunos miembros del ANC eran más iguales que otros. La élite del ANC de hoy en día es la élite que se formó en el exilio. Indiferentes a las clases pobres de Tanzania, Zimbabue, Mozambique o Angola cuando se encontraban exiliados, ¿cómo podemos esperar que los atiendan actualmente desde sus despachos del gobierno? Y si son insensibles a los gritos y luchas de los pobres de Sudáfrica, inevitablemente los inmigrantes resultarán todavía más invisibles.
El gobierno de Mbeki ha enviado al ejército para que ayude a la policía. El gobierno hará lo que otros gobiernos hacen: criminalizar. Criminalizará a los jóvenes de los suburbios del mismo modo que los gobiernos de Kenia, Zimbabue o Nigeria lo hacen, como también lo hace Estados Unidos con los jóvenes africanos-americanos de los guetos. Las desigualdades estructurales permanecerán mientras los jóvenes cumplirán condena en cárceles abarrotadas.
Foto: http://www.unitedforafrica.co.za – Web donde se denuncian los ataques
Pero recordemos algo: la élite dominante no es Sudáfrica. Existe muchísima gente que se ha solidarizado con los que han sufrido ataques y se han opuesto a las condiciones que generan xenofobia, es decir, a las políticas que atacan a los pobres y premian a los ricos. Hay muchas personas que han entendido, como lo hizo Steve Biko, que debido a las desigualdades en Sudáfrica, la justicia no puede lograrse sin la redistribución de la tierra y de los beneficios. La organización PASSOP (People Against Suffering Suppression, Oppression and Poverty) junto a la federación sindical COSATU (Congress of South African Trade Unions, http://www.cosatu.org.za) y otras organizaciones se manifestaron contra la xenofobia el pasado mes de mayo. Al anunciar esta marcha solidaria, el PASSOP declaró: «Debido a las denuncias de los recientes ataques xenófobos en Alexandria y Diepsloot, llamamos a todos los partidos y a los movimientos sociales de Sudáfrica a que clarifiquen su posición en relación al importante asunto de la xenofobia. Los extranjeros de los townships de Sudáfrica viven con miedo, como los judíos durante el nazismo. Sus casas y tiendas han sido saqueadas, e incluso algunos han perdido la vida. No podemos permitir que esto siga así».
La coordinadora de movimientos sociales Social Movements Indaba (SMI), organizó a finales de mayo, con sus organizaciones y con las comunidades de inmigrantes, una reflexión profunda sobre la xenofobia. Al admitir que «los orígenes de los ataques radican en las condiciones de pobreza en la que se encuentran la mayoría de sudafricanos», y que la lucha es para «cambar el sistema capitalista neoliberal que ha engendrado esta situación», la SMI mantiene que «debe continuar el trabajo para la seguridad de las personas migrantes».
Por su parte, el movimiento Abahlali baseMjondolo, (que significa «habitantes de las chabolas», http://www.abahlali.org) afirma que es el momento de preguntarnos seriamente «por qué los ricos pueden moverse libremente por todo el mundo mientras que los pobres deben enfrentarse a vallas metálicas, policías violentos y corruptos, centros de internamiento y colas de deportación». Abahlali baseMjondolo, que empezó en Durban en el 2005, es la mayor organización integrada por personas con escasos recursos económicos en la Sudáfrica posterior al apartheid, con decenas de miles de miembros y presente en más de 30 colonias de chabolas. Su principal precepto: «Un ser humano no puede ser ilegal».
Para más información y análisis sobre estos temas, recomendamos los siguientes enlaces de Pambazuka News, un espacio del que los autores de este artículo son los editores.
– Pius Adesanmi: «Makwerekwere: Black South Africa’s Instant-Mix Kaffirs» (http:// www.pambazuka.org/en/category/panafrican/45870)
– Owen Sichone: «Xenophobia is all of us – a response to Pius Adesanmi» (http:// www.pambazuka.org/en/category/panafrican/45967)
– Musicians against xenophobia (http://www.pambazuka.org/en/category/podcasts/43265)
– Koni Benson: «Solidarity with Zimbabwe: Another side to the xenophobia story» (http://www.pambazuka.org/en/category/comment/43112)
– Doreen Lwanga: «The psychological burden of profiling young black males in South Africa» (http://www.pambazuka.org/en/category/comment/41565)
– «South Africa: Some of the reasons why Xenophobia persist» (http://www.pambazuka.org/en/category/racism/37056)
Más artículos sobre racismo y xenofobia en: http://www.pambazuka.org/en/category/racism