Desde hace tiempo el gobierno de Sudán estaba a la espera de la decisión de los jueces de la Corte Penal Internacional (CPI) sobre si dictaban una orden de arresto contra el presidente de este país, Omar al-Bashir. Después de meses de deliberación, los jueces de la Sala de Cuestiones Preliminares decidieron emitir la orden […]
Desde hace tiempo el gobierno de Sudán estaba a la espera de la decisión de los jueces de la Corte Penal Internacional (CPI) sobre si dictaban una orden de arresto contra el presidente de este país, Omar al-Bashir.
Después de meses de deliberación, los jueces de la Sala de Cuestiones Preliminares decidieron emitir la orden por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, en relación con presuntas atrocidades cometidas en la región sudanesa de Darfur.
La pregunta es qué sucederá a partir de este momento. Lo que está en juego no podría ser más grande.
Por un lado, los partidarios de la corte internacional esperan que la orden de detención sea suficiente para persuadir a los políticos de Sudán de entregar al líder del país.
Durante los últimos meses han corrido rumores en Jartum, la capital, de que podría ocurrir un golpe de estado.
Pero personas con acceso al gobierno dicen que los más altos miembros del Partido del Congreso Nacional han decidido apoyar al presidente Al-Bashir, por lo menos de momento.
Las fuentes señalan que estos altos funcionarios se preocupan de que ellos puedan ser los siguientes en la lista de la CPI.
No obstante, si Al-Bashir permanece en el poder, muchos temen lo que podría reservarles el futuro.
Acuerdo con Jem
La lucha se ha intensificado en las últimas semanas en la región de Darfur entre las fuerzas gubernamentales y el rebelde Movimiento de Justicia e Igualdad (Jem).
El mes pasado el gobierno y Jem habían firmado un acuerdo que podría preparar el camino para negociaciones de paz más sustanciales.
Sin embargo, muchos ahora señalan que la iniciativa podría fracasar porque Jem ha prometido colaborar con la CPI.
«Dejamos muy en claro que vamos a cooperar con la Corte Penal Internacional y por eso trataremos de capturar a Al-Bashir, por supuesto colaborando o actuando con los otros partidos políticos, o por nuestra propia cuenta», dijo un alto funcionario de Jem, Tahir El-Faki, antes de que se suscribiera el acuerdo.
«Al mismo tiempo, estamos dejando algunas vías abiertas para adoptar un enfoque militar si fuera necesario», añadió.
Después de la firma del acuerdo, algunos altos funcionarios de Jem han comenzado a distanciarse de posiciones como ésa.
Pero algunos analistas creen que la situación en Darfur, donde ya hay más de dos millones de personas desplazadas, podría deteriorarse todavía más.
Guerra civil
Darfur no es el único problema que la orden de detención podría exacerbar.
La atención mundial se centra tanto en el conflicto que muchos olvidan el verdadero horror de la guerra civil de Sudán, que duró dos décadas.
El conflicto entre las fuerzas del norte y el sur, que ahora están en un gobierno de coalición tambaleante, devastó a Sudán del Sur, dejando dos millones de muertos y un mayor número de desplazados.
Algunos analistas temen que la orden de detención contra Al-Bashir pueda hacer descarrilar el acuerdo de paz firmado en 2005 y hundir a Sudán del Sur nuevamente en un conflicto sangriento.
«Momento crucial»
Un experto en Sudán, Alex de Waal, señaló que la orden ha sido emitida en un momento crítico para el país más grande de África.
«Dentro de menos de dos años, se espera que la población de Sudán del Sur vote en un referéndum sobre la autodeterminación, que tiene el potencial, incluso la probabilidad, de llevar a la división del país en dos», dijo.
«Y las primeras elecciones democráticas en más de 20 años están previstas para este año», añadió.
«Por eso, es un momento crucial para Sudán y hay una enorme cantidad de negociaciones políticas que se deben hacer si se quiere que estos dos importantes acontecimientos tengan lugar de una forma tranquila, sin causar trastornos o incluso una nueva guerra», advirtió.
Algo clave sobre lo que sucederá después podría ser la reacción del principal partido del sur, el Movimiento Popular de Liberación de Sudán.
Si el presidente Bashir resulta aislado políticamente, será poco probable que las elecciones programadas para 2009 se lleven a cabo de forma libre y justa.
Ayuda humanitaria
Sudán está claramente furioso sobre este caso en contra de su presidente.
Culpan a la comunidad internacional y aseguran que el caso es una conspiración occidental para provocar un cambio de régimen.
Existe la preocupación de que la orden pueda tener un impacto negativo sobre los funcionarios de Naciones Unidas y de las agencias de ayuda en Sudán.
«En estos momentos permitimos que un gran número de ONG (organizaciones no gubernamentales) internacionales trabajen en Sudán», dijo.
«Quizá nuestra cooperación con la comunidad internacional deba frenarse o cesar porque esto es una agresión a la soberanía sudanesa y tenemos que reaccionar y defender nuestro país», agregó.
Planes de evacuación
Algunos altos funcionarios del gobierno han advertido que los extranjeros podrían convertirse en blanco de extremistas, como consecuencia de la orden de detención al presidente del país.
Las embajadas occidentales tienen planes de evacuación de emergencia y las familias han estado almacenando alimentos.
El embajador Zaroug dijo que el hecho de que un jefe de Estado en funciones sea buscado como criminal de guerra podría tener un importante impacto en las relaciones diplomáticas.
Los diplomáticos occidentales ya han tenido que enfrentar el dilema de estar en la misma sala que el ministro de Asuntos Humanitarios de Sudán, Ahmed Haroun, sobre quien pesa una orden de arresto por presuntos crímenes de guerra en Darfur.
«Pienso que esto no es sólo un dilema para Sudán sino también para la comunidad internacional porque Sudán es el país más grande de África debido a su posición geográfica», dijo el embajador Zaroug.
«Incumbe a la comunidad internacional sopesar el daño hecho por la solicitud de detención y la orden de arresto», añadió.