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Sudán, espectros que se niegan a morir

Fuentes: Rebelión

A horas de que expire el alto el fuego en Sudán, acordado por tres días entre las partes a instancias de la Unión Africana (UA) y los Estados Unidos, se conoció la intención del jefe del ejército y virtual presidente del país, el general Abdel Fattah al-Burhan, de extender el acuerdo.

A pesar de esto y mientras diferentes naciones continúan con las operaciones de evacuación de sus nacionales, ya cumplidos más de dos días de esa tregua, la más exitosa de las seis que se intentaron desde el comienzo de los combates el pasado día 15, no ha dejado de escucharse cruce de disparos en los distintos frentes de combate, particularmente en Jartum y Darfur.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió el martes 25 del gravísimo riesgo biológico que se está corriendo después de que el Laboratorio Nacional de Salud Pública de Jartum fuese tomado por una de las facciones combatientes. Allí se guardan innumerables cepas patógenas de poliomielitis, sarampión y cólera entre otras enfermedades, por lo que de producirse una fuga se podría desatar un infierno incontrolable.

Los dos grupos beligerantes: las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) del “general” Mohamed Hemetti Dagalo, una milicia paramilitar de unos cien mil hombres -muchos de ellos con experiencia en combate, ya que fueron “alquilados” para la guerra en Libia junto al bando del general Khalifa Hafther y en Yemen del lado de Arabia Saudita- combatne hace ya casi dos semanas, de igual a igual, contra las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) del general al-Burhan.

En un comunicado de las FAR se responsabilizó al ejército de atacar sus posiciones en el inicio del día jueves, además de confundir a la opinión pública con información falsa como su intención de prolongar la tregua, lo que no se estaría verificando en los hechos.

Por otra parte, en versiones provenientes del ejército se refiere que el general al-Burhan habría dado su aprobación para extender la tregua por otros tres días, además de enviar una comisión a la ciudad de Juba, la capital de Sudán del Sur, para mantener conversaciones, en las que estarían trabajando los mandatarios de Sudán del Sur, Kenia y Djibouti.

En un intento de contener ya no solo los combates que están provocando numerosas bajas, sino también la segura emergencia humanitaria que estallará en el país y seguramente en los países fronterizos de continuar las acciones que han obligado al éxodo a miles de personas, fuera de las fronteras de Sudán. Se estima que unas 12.000 personas ya han cruzado a Egipto y más de 20.000 a Chad, donde se cree que podrían llegar, en los próximos días, unas 100.000, aunque tanto Egipto como Chad, a los que se sumó Eritrea, han decretado el cierre de fronteras

El domingo 23, presumiblemente, fueron asaltadas cuatro prisiones en cercanías de Jartum liberando a miles de detenidos. Entre las cárceles atacadas se encuentra la de Kober, en la región de Bahri al norte de la capital, donde se encontraba el dictador Omar al-Bashir junto a la mayor parte de sus antiguos colaboradores detenidos desde 2019. Aunque el dictador había sido derivado hace más de un año al Hospital Especializado Aliaa, de la ciudad de Omdurmán, por lo que todavía estaría en poder de la justicia.

Otro de los lugares atacados fue la prisión de Soba, al sur de la capital, que cuenta con una población estimada de más de 6.000 reclusos. También fue asaltada la prisión de El-Huda, en la ciudad de Omdurmán, la segunda más grande del país, diseñada para 10.000 detenidos y cuya verdadera cantidad es ostensiblemente mayor. En el-Huda se encontraba Mohamed Tupac Adam, un joven de apenas diecisiete años, cuyo caso se mediatizó en 2022 tras ser acusado de asesinar a un policía durante las multitudinarias protestas que se llevaron a cabo en el país tras el golpe al gobierno de transición del 2021, el que finalmente dejó a los dos contendientes de hoy, el general al-Burhan y a Hemetti Dagalo, a cargo del país. Más tarde se supo que familiares de Tupac informaron que el joven se encuentra bien y refugiado en un lugar que no se ha dado a conocer.

Desde el cuartel de Hemetti se negó que sus hombres hayan participado del asalto y la liberación de prisioneros, al tiempo que acusaron a la inteligencia del ejército de ser los responsables del asalto a las prisiones, de donde pudieron escapar varios políticos pertenecientes al régimen de al-Bashir y vinculados a las líneas más duras del integrismo islámico, por lo que las FAR dicen que el bando de al-Burhan intenta reinstalar el antiguo régimen. Otras versiones indican que las prisiones fueron abiertas en razón de que a las autoridades les era imposible mantenerlas por la falta de alimentos y agua, lo que ya había generado motines.

Entre los fugados de Kober se encuentra Ahmed Harun, buscado por la Corte Penal Internacional (CPI) por más de 40 crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, entre los que se incluyen asesinato, violación, tortura, ataques a civiles y destrucción de propiedades cometidos a principios de siglos en Darfur mientras era Ministro del Interior y más tarde Ministro Asuntos Humanitarios. El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos había señalado a Haroun como el enlace entre el Gobierno al-Bashir y las milicias Janjaweed, entonces lideradas por Hemetti, responsable del genocidio en Darfur que dejó al menos 300.000 muertos y dos millones y medio de desplazados en la primera década de este siglo. Haroun también ha sido señalado como el principal responsable de la limpieza étnica contra los nuba que se practicó en las montañas de Nuba, en Kordofán del Sur, un área fronteriza entre Sudán y Sudán del Sur, que han sido sistemáticamente bombardeados por Jartum provocando una gran matanza de esa etnia.

Darfur, siempre Darfur

A pesar del alto el fuego, se conoció que en el estado de Darfur no se ha respetado, durante el martes y el miércoles se produjeron enfrentamientos con armamento ligero y pesado en varios barrios de la ciudad de El-Geneina, la capital de Darfur Occidental, con más de 180.000 habitantes. Los combates se recrudecieron el jueves temprano, provocando un número desconocido de muertos, además de saqueos, obligando a cientos de personas a abandonar sus hogares.

Los vecinos de El-Geneina denunciaron que los combatientes, en su mayoría, vestían el uniforme de las fuerzas de Hemetti y que recorren las calles de la ciudad destruyendo y saqueando todo lo que se encuentra a su paso. Incluso el principal mercado de la ciudad, que milagrosamente se había mantenido abierto, fue completamente destruido la mañana del jueves. A lo largo de estos últimos días, oficinas gubernamentales, mercados, hospitales, bancos, tiendas e incluso los almacenes de las organizaciones humanitarias internacionales, fueron saqueados e incendiados, por lo que según los informes llegados desde Darfur la situación es calificada de  “guerra de tierra arrasada”.

Mientras tanto  civiles de origen árabe de la tribu rizeigat se siguen armando y organizando sus propias fuerzas de autodefensa aprovechando la anarquía general para continuar la toma de tierras y recursos hídricos en Darfur, perpetrando ataques a los masalit, una etnia negra, que tienen con los árabes no solo deudas desde el genocidio de principios de siglo, a manos de los conocidos Janjaweed (jinetes armados) de origen árabe de donde emergerían años después las Fuerzas de Apoyo Rápido, sino además el ancestral conflicto entre pastores y agricultores que se reedita en muchos países africanos.

Estos enfrentamientos se reiniciaron en 2019 con la venganza por la muerte de un rizeigat en el campo de desplazados masalit de Krinding, lo que desencadenó que fuerzas locales de las FAR asesinaran a 72 masalit.

En 2021 varios rizeigat atacaron campamentos de desplazados masalit provocando la muerte de otros 138. Un tercer gran ataque cerca de la ciudad de Krenik, en abril del año pasado, dejó muertos al menos otros 168 masalit, por lo que varios miles de ellos se han debido volver a desplazar, por lo que se cree que los masalit podrían unirse al ejército sudanés para combatir contra las fuerzas de Hemetti, volviéndose a reeditar un conflicto de espectros, que se niegan a morir.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.