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Sudán y el silencio de los países árabes

Fuentes: Aish

El que tenía que haber sido el mes del principio de reconciliación entre Sudán y Sudán del Sur se ha convertido en el mes de la guerra. Pocos confiaban en que el acuerdo de mínimos alcanzado en el mes de marzo -en el que se establecía que los ciudadanos de ambos territorios podían decidir su […]

El que tenía que haber sido el mes del principio de reconciliación entre Sudán y Sudán del Sur se ha convertido en el mes de la guerra. Pocos confiaban en que el acuerdo de mínimos alcanzado en el mes de marzo -en el que se establecía que los ciudadanos de ambos territorios podían decidir su país de residencia y regularizar su situación administrativa– significara un acercamiento hacia la paz. La razón es que las negociaciones bajo el auspicio de Unión Africana no habían solucionado la delimitación de las fronteras, que es el escollo que ha ido deteriorando las relaciones entre los dos países desde la independencia del sur; lo que se dirime, en realidad, es de qué lado quedan las las reservas de petróleo.

La región que ha roto la tensada cuerda se llama Heglig, en el Kordofán del Sur, y alberga más del 50 % del crudo. Para el norte es suya, para los sursudaneses se llama Panthou y está dentro de su territorio. Desde finales de marzo Juba ha estado acusando a Jartum de bombardeos indiscriminados en esa zona fronteriza, hasta que el 10 de abril Sudan del Sur tomó su control. El Ministerio del Interior sudanés habló abiertamente de guerra, aunque lo cierto es que ya hace meses que se producen intensos episodios de violencia en torno a las fronteras. Desde entonces Omar al-Bashir ha rechazado cualquier forma de diálogo y considera a Sudán del Sur como Estado enemigo; en consonancia con ello, el pasado 20 de abril, lanzó una ofensiva en la que murieron 900 sursudaneses y recuperó el control del área.

La población de ambos países se muestra alarmada ante las consecuencias de una nueva guerra, que intensificaría la crisis económica y social que viven los dos Estados. No obstante, las quejas se dirigen, sobre todo, a la política beligerante y autócrata del presidente sudanés, que sea por el petróleo o sea por las protestas, termina damnificando a la población. En este sentido se expresa el exprimer ministro sudanés y líder del Partido de la Umma (oposición), al-Sadeq al-Mahdi, que ha declarado: «Sudán se enfrenta a un futuro oscuro y el partido en el poder está demostrando nuevamente que es un partido suicida».

Cientos de jóvenes de Darfur fueron a Jartum el pasado 4 de abril para participar en el funeral de Abdel-Hakim, un estudiante activista afiliado al Movimiento de Liberación de Sudán (MLS, grupo rebelde de Darfur) que murió a manos de las fuerzas de seguridad. Durante la manifestación se mostraron pancartas recordando los cargos que pesan sobre al-Bashir, acusado de crímenes contra la humanidad cometidos en Darfur. Pero al-Bashir, que se mueve libremente por los países de la región pese a la orden de detención de la Corte Penal Internacional, sigue reprimiendo las protestas y ordenando a su ejército que ataque las fronteras e, incluso, los campos de refugiados, que albergan los miles de personas obligadas a huir. Las demandas de justicia y libertad se habían reavivado y podrían haber tomado impulso, con unos partidos de oposición cada vez más unidos contra el presidente, pero se estrellan contra una forma de hacer política que vuelve a optar por la confrontación.

Sudán actúa ante el silencio del resto de la comunidad, quizá porque a sus vecinos árabes no les interesa que un nuevo país como Sudán del Sur crezca y se consolide. Que Sudán del Sur haya establecido relaciones diplomáticas con Israel tampoco ayuda a que el resto de la región -en la que el islam tiene una fuerte presencia- se pronuncie sobre la situación y el nuevo Estado parece excluido de su condición árabe. Todo ello conduce a que las actuaciones de Omar al-Bashir queden a salvo de censuras y a que ni siquiera se hable de la represión de la población civil y del bloqueo de fronteras, que impide que llegue la ayuda humanitaria a las zonas más afectadas por el conflicto. El resumen final es que todo parece indicar que empeorarán con la guerra abierta que se han declarado.

Fuente: http://www.aish.es/index.php/component/content/article/274-clavessudan/2867-sudan-250412-sudan-y-el-silencio-de-los-paises-arabes » target=»_blank»> http://www.aish.es/index.php/component/content/article/274-clavessudan/2867-sudan-250412-sudan-y-el-silencio-de-los-paises-arabes