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Suráfrica, del apartheid al mundial de fútbol 2010

Fuentes: Rebelión

No se puede hablar de Suráfrica sin mencionar a Madiba, conocido también por el nombre de Nelson Mandela. Paradigma de la libertad y dignidad de un pueblo mayoritario condenado a vivir hasta 1994 en territorios demarcados geográficamente, los llamados homelands, y a soportar la humillación de pertenecer a una sociedad segregada de acuerdo al color […]

No se puede hablar de Suráfrica sin mencionar a Madiba, conocido también por el nombre de Nelson Mandela. Paradigma de la libertad y dignidad de un pueblo mayoritario condenado a vivir hasta 1994 en territorios demarcados geográficamente, los llamados homelands, y a soportar la humillación de pertenecer a una sociedad segregada de acuerdo al color de la piel.

Mandela sufrió prisión durante más de un cuarto de siglo y jamás renunció al derecho de su pueblo a rebelarse contra el dominio explotador de los blancos Buren. El papel histórico de Madiba radica en el hecho de que desde la cárcel supo aglutinar en torno a una plataforma común de lucha las aspiraciones libertarias del pueblo. Se irguió como símbolo de resistencia contra la política del apartheid y como ejemplo de entereza y lealtad a los principios de la lucha contra el racismo y la segregación racial.

El balompié es un deporte de masas, instrumentalizado hoy en día por los grandes consorcios industriales como Coca Cola, Nike, Adidas, Pepsi Cola y sin faltar, naturalmente, la industria del automóvil y los medios de comunicación. Estas empresas y muchas otras son las encargadas de exprimir hasta el ultimo centavo al espectador forofo que haciendo acto de presencia en el coliseo moderno, vuvuzela en mano y los colores patrios pintados en su rostro vitorea a todo gaznate la jugada de su equipo.

De no haberse abolido el apartheid hace 16 años, fruto de la lucha incansable de los patriotas surafricanos y del apoyo internacional (Cuba y su líder Fidel Castro jugaron un papel muy importante y determinante en este proceso político) Suráfrica jamás habría participado con un equipo nacional compuesto mayoritariamente por jugadores negros. Esto de por sí representa un avance enorme, si tomamos en cuenta que hubo una época en que la FIFA, teniendo como presidente al británico Sir Stanley Rous, hizo mutis por el foro cuando se trataba de los problemas raciales a nivel de fútbol solidarizándose con el régimen del apartheid. Sin importarle un comino que la mayoría de la población surafricana era negra.

En vísperas de los dos últimos encuentros el mundo ha constatado nuevamente que en este gran circo en el que se ha convertido el fútbol moderno, los artistas principales siguen siendo los mismos. El resto de los participantes juega papeles secundarios. La final será disputada nuevamente entre europeos. No importa quien será el campeón. Tanto España como Alemania y Holanda tienen un pasado colonialista. Ninguna nación colonialista ha reconocido públicamente que gran parte de la pobreza del continente africano y demás colonias esparcidas por el mundo es fruto del yugo explotador.

Un evento de tal envergadura, como el Mundial de Fútbol, con incidencia y repercusión universal, despierta atención y entusiasmo tanto en ricos como pobres, famosos y anónimos patriotas (al menos mientras dure el partido), expertos y chapuceros del deporte, gente de la farándula y la política.

La presencia de Mick Jagger y Ángela Merkel en ese gran escenario público no es pues nada extraño. El uno se financia (probablemente) él mismo los costos del viaje y el entretenimiento, la Bundeskanzlerin es subvencionada por todos los que pagamos impuestos en Alemania.

¿Pero quien financia a Juan Pueblo y Otto Niemand? Ellos también están allí presentes sufriendo y gozando los vaivenes de la Jubulani. Lo más probable que autofinanciándose con el esfuerzo del constante ahorro durante meses o años. A lo mejor con privaciones materiales o créditos de bajo interés. Algo así como, ¡viaje hoy pague mañana!

Cuando Julio Cesar en la antigua Roma daba pan y circo al pueblo, aparentemente de forma gratuita, lo hacia para ganarse a la masa y consolidar su poder. Hoy en día el imperio nos da pan y circo con la misma intención, pero con la diferencia que ahora es el pueblo quien financia tanto a los gladiadores, a los leones, la comida y la bebida.

Convertido en un lucroso negocio el deporte rey dejó de ser deporte hace tiempo ya.

 

Fuente: http://www.robiloh.blogspot.com/

rCR