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Cuatro psicólogos a las puertas del infierno

¿Tal vez ahora estéis dispuestos a refrendar las declaraciones?

Fuentes: Counterpunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

«Cuando uso una palabra», dijo Humpty Dumpty con un tono más bien desdeñoso. «quiere decir lo que yo quiero que diga, ni más ni menos».

«La cuestión es,» dijo Akucuam, «si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes».

«La cuestión es», dijo Humpty Dumpty, «es saber quién manda… eso es todo».

(Alicia a través del espejo, Lewis Carroll)

Esta es la historia de cuatro hermanos, con nombres improbables: Seguro, Legal, Ético y Efectivo. Con la misma improbabilidad, todos crecieron para ser psicólogos, cada cual con un área diferentes de enfoque profesional. Durante muchos años de práctica independiente, los cuatro lograron considerable reconocimiento por su experticia. Eventualmente, se juntaron para formar una firma de alto perfil, todos juntos, en la cual las contribuciones especializadas complementaba las de los otros.

El hermano Seguro era experto en riesgo. Nada le era más importante que proteger de daño a sus clientes. Sus hermanos especulaban que esa pasión se debía a que había sido un niño pequeño, inseguro y temeroso, que siempre carecía de confianza en comparación con sus pares. A pesar de todo, cada vez que un nuevo tratamiento psicológico comenzaba a ganar en popularidad, era Seguro quien «leía cuidadosamente la letra chica», revisaba las potenciales reacciones y efectos colaterales adversos, y luego recomendaba si los hermanos deberían agregar ese enfoque a su conjunto de intervenciones. Como resultado de la meticulosidad de Seguro, los hermanos eran conocidos porque sus clientes sufrían raramente reveses terapéuticos que los dejaran en peor condición que al comenzar el tratamiento. Era una fuente de tremendo alivio para los que buscaban la ayuda de la firma.

La hermana Legal fue considerada durante mucho tiempo la más despabilada de los hermanos, y a nadie le sorprendió cuando obtuvo un título en derecho junto con su doctorado en psicología. Cuando creció, Legal se convirtió en una criticona, y se preocupaba por las reglas e infracciones más triviales en los juegos utilizados por sus hermanos. Sus hermanos y hermana se irritaban a menudo por esa obsesión. Pero también reconocían lo útil que era cada vez que los cuatro se unían contra vecinos en una competencia amistosa. Como profesionales, era una verdadera ventaja que hubiera un abogado talentoso en el negocio familiar para evitar procesos legales potencialmente onerosos. Legal se aseguraba de que la firma estuviera siempre del lado correcto de la ley. Su recomendación consecuente era simple: manteneos lejos de las áreas grises y mantened suficiente distancia de las líneas que nunca deberían ser cruzadas – de esa manera no podéis desviaros hacia donde no debierais ir.

El hermano Efectivo era el más joven de los hermanos y creció sintiendo que no estaba exactamente al mismo nivel que su hermano y hermanas. Su reacción fue convertirse en híper-competitivo, buscar siempre una ventaja dondequiera pudiera encontrarla. Más adelante, cuando Efectivo llegó a ser psicólogo, descubrió su ventaja al dedicarse a utilizar solo los enfoques terapéuticos que tenían el mayor apoyo teórico y empírico. Pasaba horas cada semana estudiando los últimos descubrimientos de la investigación y meta-análisis para determinar qué métodos debía adoptar la firma – y cuáles debían ser evitados porque existía insuficiente evidencia para apoyar las afirmaciones de proponentes demasiado entusiastas. El resultado fue que Efectivo y sus hermanos pudieron informar permanentemente sobre tratamientos con éxitos extraordinarios.

La hermana Ética contaba con considerable respeto de Seguro, Legal y Efectivo por ser la mayor de los cuatro. Pero siempre vidas también la consideraban aburrida, debido a sus incesantes recuerdos sobre la importancia de «hacer lo correcto». Durante su infancia, los hermanos abandonaron muchos planes traviesos de diversión o beneficio porque los sermones autoritarios de Ética constituían un precio que era simplemente demasiado costoso. A pesar de todo, apreciaban como psicólogos que hubiera un miembro de la firma con un compás moral tan fiable y afinado. Siempre se podía contar con Ética para discernir anticipadamente los posibles enredos éticos de cada caso. Conocía todos los estándares, y podía citar pasajes relevantes cuandoquiera eran necesarios, incluida la distinción entre secciones de código exigibles de aquellas que no pasaban de ser aspiraciones. En breve, aunque Ética no era muy divertida, el reconocimiento público de la firma como ejemplar de la práctica ética de la psicología era motivo de orgullo para todos ellos.

Los talentos y el trabajo duro de los hermanos habían llevado a un enorme éxito de su práctica compartida de psicología. Todos los cuatro tenían vidas muy confortables y gratificantes, lo que incluía el placer de trabajar juntos y ofrecer sus singulares perspectivas sobre los numerosos casos provocativos que llegaban habitualmente a la firma. La combinación de las visiones de expertos en temas de seguridad, legalidad, ética, y efectividad parecía ser un elixir especial. Producían consistentemente estrategias claras y orientación en cuanto a los principios en un mundo profesional en el cual muchos de sus pares tenían problemas con consideraciones contrapuestas. Al discutir cada una de sus preguntas favoritas – «¿Es seguro?», «¿Es legal?», ¿Es ético?» y «¿Es efectivo?» – los hermanos rara vez se quedaban perplejos o inseguros sobre el mejor camino a seguir.

Pero una tarde todo cambió

Varios hombres fornidos, algunos de ellos en uniforme, hicieron una visita inesperada a los hermanos en sus oficinas en el centro de Washington. Prescindieron rápidamente de todo cumplido. Uno de ellos habló en un tono serio y a veces murmurado sobre una oportunidad de consultoría inmediata, a corto plazo, y altamente lucrativa «relacionada con asuntos de seguridad nacional». Incluso antes de oír todos los detalles, los hermanos comenzaron a discutir cuál de ellos podría encontrar el tiempo necesario con tan poco aviso previo. Pero su conversación fue interrumpida cuando uno de los hombres dijo firmemente: «Basta. Los necesitamos a los cuatro. Si uno de vosotros rechaza esta oferta, no volveréis a tener noticias nuestras. Creo firmemente que lo lamentaríais. Pensad en nosotros como el ganso proverbial que pone los huevos de oro. Tenemos un avión que os espera en el aeropuerto». En ese momento, tomó su maletín y colocó cuatro brillantes huevos de oro sobre la mesa de conferencia. «Una para cada uno de vosotros – consideradlos un anticipo».

Trágicamente, resultó que todos los cuatro hermanos sentían una debilidad por huevos de oro, personajes de autoridad, y reconocimiento especial. Unas pocas horas después Seguro, Legal, Ética y Efectivo se vieron juntos en el avión, y después de un larguísimo viaje llegaron a su destino a la noche siguiente, sin ninguna idea clara de dónde se encontraban realmente. Fueron llevados de inmediato a un pabellón de almacenamiento donde varios hombres muy fornidos gritaban órdenes a otros hombres casi igual de fornidos. Los hermanos sintieron una extraña mezcla de miedo y orgullo cuando se les acercó el más fornido de todos, extendió su mano, y dijo: «Vuestro país os agradece». Los llevó a una sala privada con una complicada consola de vídeo.

En cuanto estuvieron todos sentados, el hombre comenzó su breve presentación. «Bienvenidos. Espero que el viaje haya sido confortable. Lo que necesitamos de vuestra parte es realmente bastante simple. Estoy seguro de que mis colegas os explicaron durante el vuelo que, entre otras responsabilidades, estamos en el negocio de los interrogatorios». Después que asintieron, siguió diciendo: «Este trabajo es crucial para la seguridad de nuestra nación, pero reconocemos que es posible que no sea popular entre todos. Por lo tanto nuestros expertos en marketing han desarrollado un eslogan para nosotros, que ha sido ensayado positivamente con varios grupos de enfoque. Queremos publicitar nuestros interrogatorios como ‘seguros, legales, éticos, y efectivos’. Va a ser una frase memorable. Nuestros analistas están seguros de que, con un uso repetido y publicidad masiva, silenciará a hasta los más obstinados escépticos».

Después de una breve pausa, el hombre más fornido siguió diciendo: «Sin duda habréis imaginado por qué hemos tomado contacto con los cuatro. Queremos que los famosos y muy respetados psicólogos Seguro, Legal, Ética y Efectivo refrenden oficialmente nuestros métodos. Brillante, ¿verdad?» Sonrió un instante. «Vuestro sello de aprobación nos será muy útil, especialmente cuando la gente cuestione nuestras afirmaciones a fin de impulsar sus propios intereses egoístas. Esto es lo que hemos hecho: Hemos preparado una docena de clips de vídeo para que los veáis, mostrando las técnicas que utilizamos aquí para realzar nuestros interrogatorios. Cuando queráis, podéis hacer una pausa o detener el reproductor, o rebobinar el vídeo si queréis volver a verlo. ¿Son claras mis instrucciones? Los hermanos asintieron. «Bueno, la clave es hacerlo rápido, para que podáis volver a casa y nosotros podamos lanzar nuestro programa de marketing. Sentíos libres de hablar entre vosotros. Volveré dentro de una hora para obtener la confirmación de cada uno. A propósito, todo será filmado por una vídeo cámara.»

El hombre muy fornido se levantó y abandonó a sala. Dejó un guardia de pie delante de la puerta. Durante la media hora siguiente, los hermanos miraron los clips de vídeo – sin creer lo que veían sus ojos. El primero mostraba a un prisionero desnudo, encapuchado, en una pequeña celda, temblando descontroladamente cada vez que era bañado con cubos de agua fría. En el segundo vídeo, un prisionero delgado que tenía dificultades para mantener el equilibrio, estaba de pie con esposas encadenadas al cielo raso, sus pies con grilletes sujetos a un perno en el suelo; parecía no haber dormido durante mucho tiempo. En el tercero, se veía a un prisionero evidentemente perturbado, que llevaba solo pañales, confinado en una pequeña caja oscura, demasiado corta para permitir que estuviera de pie. El cuarto vídeo mostraba a un prisionero que tiritaba forzado a estar en el rincón de una celda mientras dos grandes perros feroces tironeaban sus correas y gruñían a centímetros de su cara. Un quinto clip mostraba a un prisionero que hacía arcadas y no podía respirar – mientras yacía atado sobre una tabla inclinada y vaciaban grandes cantidades de agua sobre un paño que cubría su nariz y su boca.

Al llegar ese punto, los cuatro hermanos alcanzaron el control remoto para apagar el reproductor de vídeo. Se miraron, atónitos y alarmados por la situación en la que se encontraban. El silencio se rompió cuando el hombre muy fornido volvió a entrar a la sala. «Hemos visto lo suficiente», dijeron impulsivamente al unísono. «Excelente», replicó el hombre. «Esto será aún más rápido de lo que yo pensaba. Permitid que os asegure que los vídeos que no habéis visto no cambiarán vuestros puntos de vista de ninguna manera. Aquí están los formularios de confirmación, y aquí está vuestra compensación.» Dos hombres fornidos arrastraron una gran valija y la subieron a la mesa.

«Comencemos nuestro estudio», dijo el hombre muy fornido. «Dr. Seguro, usted primero. ¿Está dispuesto a confirmar que los procedimientos que observó son totalmente seguros? Permítame que le asegure que, con la excepción de uno, todos los prisioneros que vio en los vídeos siguen vivos actualmente, y sus principales órganos funcionan dentro de límites normales. La excepción es el individuo que estaba encadenado al techo. Murió unos pocos días después por una lamentable caída accidental, pero no tenía nada que ver con estas técnicas de interrogatorio. Hay que admitir que los prisioneros en los vídeos sufren molestia física y psicológica en diversos grados, pero estoy seguro de que usted se da cuenta que es algo muy diferente de no estar seguro. ¿Está de acuerdo, Dr. Seguro?» El hombre abrió la valija: «Aquí tiene algunos huevos de oro para ayudarle en su decisión. Tómese algunos minutos mientras yo hablo con su hermano y hermanas».

«Dr. Legal, usted es el próximo», dijo el hombre mientras reorientaba su mirada. «Supongo que no vio nada ilegal en lo que se mostraba en los vídeos, ¿verdad? Pero espere, que dé un poco marcha atrás. Al plantearle la pregunta, también supongo que un psicólogo con su experticia legal está familiarizado con las últimas interpretaciones del derecho estadounidense respecto a lo que constituye tortura o es tratamiento cruel, inhumano o degradante. Espero que no lo hayamos juzgado injustamente de esa manera. También, como punto de cautela, le ruego que no sea distraído por ninguna de las nebulosas constricciones a las que algunos supuestos eruditos se refieren como ‘derecho internacional’. Somos todos estadounidenses patriotas, ¿verdad? Basémonos en lo que sabemos. Y aquí también tengo algunos huevos de oro para que concentre su pensamiento.»

Efectivo se preguntó si podría fingir una repentina enfermedad antes que le tocara su turno. Pero se dio cuenta de la futilidad de ese plan, precisamente cuando el hombre muy fornido se dio vuelta y le habló directamente. «Dr. Efectivo, este apoyo tampoco debiera serle difícil, sobre todo si lo considera correctamente. Comience por dejar de lado cualesquiera resultados de investigaciones con los que ya esté familiarizado. En su lugar, concéntrese en el hecho siguiente: en todo lo que hacemos aquí, tomamos notas muy cuidadosas y detalladas. Monitoreamos constantemente, recolectamos y analizamos todos los datos con una precisión religiosa. Y luego ajustamos correspondientemente nuestras técnicas de interrogatorio. De modo que la pregunta clave que se debe formular es si es o no un proyecto efectivo de investigación para determinar qué técnicas dan resultados y cuáles no lo hacen. También le doy mi garantía de que averiguamos cosas valiosas de la gente que interrogamos – todo lo cual es clasificado en máximo secreto, como seguramente comprenderá. Si tiene dudas, tal vez esto pueda ayudar». El hombre empujó unos pocos huevos de oro al otro lado de la mesa. Hasta entonces inmóvil e impávido, Efectivo alargó la mano y alcanzó uno de ellos para que no se cayera de la mesa.

Ética solo había contemplado cómo sus hermanos y hermanas, a todos los cuales había admirado desde hace tiempo, eran aparentemente hipnotizados el uno tras el otro. Sabía que ella también sería severamente probada. «Por lo tanto, Dra. Ética, ahora me vuelvo a usted, última pero no menos importante», comenzó el hombre muy fornido. «Antes de que usted se pronuncie, permítame mencionar que ha habido discusiones sobre la producción de un eslogan más corto, solo ‘seguro, legal y efectivo’. Pero parece que lo ‘ético’ tiene mucho impacto en algunos sectores. ¿Está de acuerdo en que todo lo que vio es ético? No necesitamos entusiasmo, solo asentimiento. Y estoy seguro de que se da cuenta de que la ética es inevitablemente matizada, abstracta y sujeta a interpretación. También, si hace que las cosas le sean más simples, recuerde que la gente que interrogamos son ‘lo peor de lo peor’ y que tienen información crucial que necesitamos desesperadamente. Desde una perspectiva ética, ¿hay alguna consideración que sea más importante que la preservación de nuestra sociedad per se? Tome algunos huevos de oro mientras lo considera rápidamente.»

El hombre muy fornido se levantó y miró a los cuatro hermanos uno tras otro. «¿Por qué no firmamos ahora mismo esos papeles de confirmación, para que podáis volver a casa sin demora? Si alguno de vosotros prefiere un poco de soledad para acelerar sus pensamientos, más allá en la sala tenemos algunas pequeñas jaulas que están vacías por el momento. Pido perdón si mi intento de ser humorístico no les parece divertido.» Los hermanos sonrieron sin entusiasmo. Pero ese evidente intento de intimidarlos era totalmente innecesario. Seguro, Legal, Ética y Efectivo ya se habían hundido en sus asientos, y cada uno había comenzado a explorar mentalmente las opciones de cómo podrían justificar posteriormente sus confirmaciones, si alguna vez tuvieran que hacerlo. Todos los hermanos habían guardado silencio hasta este punto, pero ahora Ética formuló una pregunta: «¿Quién más va a ver estos vídeos?» «Oh, no os preocupéis», respondió rápidamente el hombre. «Vamos a destruirlos».

Luego los tranquilizó un poco más. «Mirad, todos parecéis algo indecisos. No estoy seguro del motivo. Basta con pensar en la inmensa oportunidad que se os ofrece», dijo el hombre, abriendo totalmente la valija repleta de huevos de oro. «Oportunidades no solo para vosotros cuatro, sino para toda la profesión de psicología. ¿Lo apreciáis? Vuestra ayuda aquí esta noche abrirá muchas puertas para mucho más trabajo – consultoría, investigación, todo. Y confiad en mí, esto es algo a largo plazo. Os ofrecemos ‘un asiento en la mesa’. Queremos que forméis parte de nuestro equipo, el equipo vencedor. El equipo que realiza interrogatorios ‘seguros, legales, éticos, y efectivos’.

Por cierto los cuatro hermanos sabían que «seguro, legal, ético, y efectivo» no describían realmente lo que habían visto después de viajar miles de kilómetros. Pero las horrendas imágenes en vídeo que tenían grabadas de un modo dolorosamente fresco en sus mentes, solo intensificaban los esfuerzos interiores de los psicólogos por torcer la realidad. Cada uno de ellos se interrogaba ahora por cuestiones que otrora hubieran ridiculizadas por absurdas: ¿Cuán peligroso debe ser algo para que «seguro» sea una descripción inexacta? ¿Puede alguien distinguir verdaderamente, con absoluta certeza entre lo que es ilegal y lo que es «legal»? ¿Por qué se debe requerir evidencia inequívoca, documentada, de éxito para concluir que algo es «efectivo»? ¿Existen juicios en blanco y negro sobre lo que es «ético» en un mundo que es frecuentemente tan gris?

Los hermanos miraban de soslayo al hombre muy fornido, luego los unos a los otros, y después a la valija repleta de huevos de oro. Ética comenzó a hablar, pero el hombre la interrumpió abruptamente. «Perdón. Permita que mencione algo más. Resulta que fuimos mal informados sobre el horario de vuelos de salida de vuelta a EE.UU. Tal como está planificado, hay uno esta noche, dentro de aproximadamente una hora. No quisiera que lo perdierais, porque acabo de saber que el próximo no tendrá lugar hasta dentro de dos meses. Estoy seguro de nuestros alojamientos no son exactamente del tipo a los que estáis acostumbrados. Digamos solamente que ocho semanas con nosotros probablemente incluso os parecerían algo largas – aunque os daría a todos la oportunidad de observar y ayudar de primera mano en algunos de nuestros interrogatorios. Pero tal vez estéis dispuestos a firmar ahora las confirmaciones.»

Mirando tímidamente a su alrededor, los cuatro psicólogos firmaron dócilmente los formularios, otorgando así su altamente apreciado y ampliamente respetado apoyo a las técnicas de interrogatorio. Los hermanos guardaron silencio sobre cualesquiera temores de que los esperaba una vida de arrepentimiento y pesadillas. En su lugar murmuraron entre ellos que en realidad les quedaba poca alternativa, y cómo otros hubieran hecho exactamente lo mismo.

Y así, en un país lejano y en el silencio de la noche, nació una histórica campaña de marketing y una nueva era para los psicólogos. Empujando unas angarillas en las que iba la gran valija repleta de huevos de oro, Seguro, Legal, Ética y Efectivo agradecieron el aplauso de docenas de hombres fornidos mientras salían a la pista de aterrizaje. Mientras se acercaban al avión, el hombre muy fornido se les aproximó por última vez.

«Doctores, hay una pequeña mala noticia. Resulta que también tenemos que transportar a cuatro prisioneros en el mismo avión. Con sus capuchones y grilletes no os causarán ningún problema. Pero habrá una breve detención en camino a Washington. El mayor problema es el siguiente: con estos pasajeros adicionales, esa valija de huevos de oro aumentará peligrosamente el peso del avión, más allá del límite. Por lo tanto los huevos de oro o vosotros cuatro tendrán que quedarse aquí. Lo siento.» El hombre muy fornido se encogió de hombros y se fue. Seguro, Legal, Ética y Efectivo se miraron, incapaces de hablar – lo que ayudó a que escucharan los angustiosos gritos desde el almacén que dejaban atrás.

* * *

Post scriptum. En 2005, a pesar de evidencia de que hubo psicólogos involucrados en abusivos interrogatorios de detenidos de seguridad nacional en los que se usó tortura, una Fuerza de Tareas Presidencial sobre Ética Psicológica y Seguridad Nacional (PENS) de la Asociación Psicológica Estadounidense (APA) concluyó que psicólogos juegan un papel crítico en asegurar que semejantes interrogatorios sean «seguros, legales, éticos y efectivos».

Con esta posición la APA, la mayor asociación de psicólogos del mundo, se convirtió en la única organización profesional importante de la salud que apoya prácticas contrarias a los estándares internacionales de derechos humanos que deberían constituir el patrón contra el cual se juzgan los códigos profesionales de ética. El informe de la PENS sigue siendo muy influyente en las configuraciones de protección psicológica y de seguridad nacional.

La Coalición por una Psicología Ética encabeza una campaña de peticiones que pide la anulación del informe PENS de la APA. Lectores interesados en apoyar la iniciativa de anulación pueden leer los materiales de la petición, estudiar la lista actual de firmantes de organizaciones e individuales, y firmar la petición en www.ethicalpsychology.org/pens

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Roy Eidelson es psicoterapeuta y presidente de Eidelson Consulting, donde estudia, escribe sobre, y consulta sobre el papel de temas psicológicos en configuraciones de protección psicológicas políticas, organizativas y grupales. Es ex presidente de Psychologists for Social Responsibility, director asociado del Solomon Asch Center for Study of Ethnopolitical Conflict en Bryn Mawr College, y miembro de la Coalición por una Psicología Ética. Para contactos: reidelson@eidelsonconsulting.com.

Fuente: http://www.counterpunch.org/2011/12/21/four-psychologists-at-the-gates-of-hell/