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Túnez

Terminar con el RCD

Fuentes: Le Manifeste

Traducción de Susana Merino

La sociedad civil, por lo menos en su mayor parte se sentía feliz de manifestar masivamente, el sábado pasado, por la libertad Si se preguntó o no acerca de cómo se preparó la manifestación, sobre el papel de unos y otros, no dejó por eso de participar con entusiasmo en lo que consideraba como una necesidad vital. Y tenía razón, no debemos retroceder sobre el tema de las libertades.

Cabe destacar sin embargo, que la convocatoria de esta acción fue lanzada por los partidos políticos presentes en la Asamblea Nacional Constituyente, adoptada por otros partidos políticos o por personalidades con intenciones poco claras y con relaciones por lo menos equívocas con la revolución. Todas estas personas que no estuvieron para nada en la vanguardia de la revolución, si es que no lo estaban en las filas de la contrarrevolución, necesitan a la sociedad civil y no dudan en movilizarla!

Los últimos tiempos del régimen de Ben Alí nos tenían acostumbrados a un espectáculo diferente: entonces la sociedad civil que apenas podía subsistir, lanzaba iniciativas a favor de la libertad y los partidos políticos les cerraban el paso, salvo cuando se trataba del partido dominante, el RCD, cuyos descendientes hoy en día, aunque dispersos, proclaman con cierta insolencia un amor totalmente nuevo por la libertad, la misma que habían sofocado cuando estaban en el poder.

Ante esta cuasi unanimidad de los partidos, ajenos a la troika en el gobierno, uno no puede dejar de pensar que sus intenciones no son demasiado puras, que existen intenciones ocultas entre muchos de ellos y que a otros no les interesa demasiado la revolución cuando se sienten amenazados en sus ambiciones. Seamos claros: los partidos que convocaron a la movilización reeditaron, aunque con menos limpieza, la operación de la coupole* de fines de la era Ghannouchi, pero esta vez contra los islamistas y no contra el «pueblo de la revolución», ausente en todo caso de sus preocupaciones.

La mayor parte de la sociedad civil participó de esta acción sin hacerse muchas ilusiones sobre las intenciones de los unos y de los otros, pero decidida a no dejarse instrumentar. Porque es necesario ponerse en guardia para que esta manifestación no sirva para volver a poner en el tapete a los más declarados enemigos de la revolución: como cierto 7 de noviembre en que los avatares, por el momento dispersos (con aire verdaderamente inofensivo) del RCD mafiosos y base de la mafia benaliense, aseguraron su compromiso con los derechos humanos y la libertad. No, señoras y señores, aunque se hayan disfrazado de abuelitas de cuento, sabemos que sois solo lobos malignos sin otro objetivo que comernos. Se alinean detrás de un anciano aparentemente incapaz de hacer daño, pero que hizo lo imposible por salvarlos cuando era contra vosotros que se dirigía esencialmente la revolución y ese anciano, y otros como Mansour Moalla, que fue una de las víctima, os perdonan la traición al bourguibismo y os ayudan a resucitar, aterrados como están por la revolución popular. Ustedes acarician a ese «pueblo de la cúpula», tal vez ustedes mismos crean que será vuestra base popular, pero lo que ustedes quieren en realidad es continuar con lo que su cobardía les había impedido lograr en enero de 2011, aceptar la salida de Ben Alí y reconstruir vuestro dominio, asegurando el del RCD en el país aunque bajo un nombre diferente, como lo hicieron después del golpe de estado de noviembre de 1987.

La confusiones que vuestro mentor (deberán reservarle un buen lugar a Caid Essebsi**, después de todo lo que ha hecho por ustedes) no ha dejado de promover, el aparente caos que ha creado en el país, no debería hacernos olvidar que igual que Bourguiba y Ben Alí, utiliza la alfombra roja del peligro islámico con el objeto de aplastar toda oposición al regreso de una dictadura contra el pueblo. Pero este no se dejará engañar, ha decidido dar vuelta la página de la sumisión y terminará lo que ha comenzado: la revolución exige la total eliminación del partido único opresor, el pueblo logrará la desaparición de Destour y de todos sus avatares, el RCD o aquellos partidos cuyos dirigentes no pueden pronunciar la palabra revolución sin el aire de estar pidiendo disculpas.

Vamos a ordenar primero los restos de la era de Ben Alí sin darles el pretexto de sus sentimientos anti-Nahda para permitirles sobrevivir como organización política o de otra naturaleza. En cuanto a la defensa de la libertad, planteada por la revolución, depende de la sociedad civil, del pueblo: que los partidos que se opusieron a la dictadura no equivoquen el blanco, la historia no les perdonará haber negoviado con el enemigo de nuestro pueblo: terminar con el RCD es una prioridad absoluta.

NOTAS

1.Durante la ocupación de la segunda Qasba, los partidarios del primer ministro benaliano Mohamed Ghanoushi, autodenominados «mayoría silenciosa», se reunían en La Coupole, junto a la Ciudad Olímpica de la capital, para pedir el fin de las movilizaciones y el restablecimiento de la «normalidad».

2. Beji Caid Essebsi fue el primer ministro del gobierno provisional hasta el 23 de octubre, fecha de las elecciones a la Constituyente. Ex ministro del interior de Bourguiba, torturador de la oposición, representa el retorno del bourguibismo, ahora en nombre de la democracia y la lucha contra el «fanatismo islámico» (el mismo discurso que sostuvo la dictadura de Ben Ali).

http://manifeste20mars.blogspot.com/2012/01/en-finir-avec-le-rcd.html