El territorio de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) está conformado por tres secciones: los territorios liberados, los territorios ocupados y los territorios temporalmente cedidos por Argelia en la hamada. Aunque unos pocos medios de comunicación masiva suelen presentar ocasionalmente a la población de la RASD afincada mayoritariamente en los campamentos de Tindouf (Argelia) y […]
El territorio de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) está conformado por tres secciones: los territorios liberados, los territorios ocupados y los territorios temporalmente cedidos por Argelia en la hamada. Aunque unos pocos medios de comunicación masiva suelen presentar ocasionalmente a la población de la RASD afincada mayoritariamente en los campamentos de Tindouf (Argelia) y la casi la totalidad de dichos medios silencian la insostenible situación de permanente violación de derechos humanos en la que se encuentra la población saharaui en territorios ocupados, es imprescindible recordar que un número cada vez más representativo de saharauis también habitan en los territorios al lado oriental del muro de la vergüenza. Esta presencia contiene una inmensa carga simbólica. Actualmente, los territorios liberados constituyen un baluarte de la soberanía saharaui por ser la tierra en la que la RASD, tal como le corresponde por legítimo derecho, funciona como un Estado libre e independiente, reconocido por la mayoría de países del mundo.
La gestión del desarrollo en zonas como Tifariti, Bir Lehlou, Mehaires, Agwanit o Zuk está siendo asumida principalmente por el gobierno saharaui, a través del Ministerio de Urbanismo y Reconstrucción de los Territorios Liberados, desde donde se coordinan los trabajos de instalación de nuevas infraestructuras que dotarán de servicios básicos a la población residente en esta parte del territorio de la RASD. Al mismo tiempo, los Ministerios de Cooperación, Desarrollo Económico, Educación, Cultura, entre otros, también están desplegando importantes esfuerzos en este propósito de construcción del Estado saharaui.
Agwanit, ubicado en la región de Tiris, al sur de la RASD, es uno de los polos más importantes de desarrollo en los territorios liberados. Cuenta con un hospital, un huerto de producción agrícola local y suficiente abastecimiento de agua subterránea. En estos últimos meses, se está construyendo una escuela que posibilitará a los niños y niñas del lugar el acceso a una educación de calidad y acorde con sus necesidades y expectativas.
Lamentablemente, aún somos muy pocas Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (ONGDs) e instituciones de promoción del desarrollo en general las que estamos presentes en los territorios liberados, apoyando los trabajos iniciados desde el gobierno de la RASD. Por tal motivo, es preciso que, en un real y efectivo compromiso político con la causa saharaui, un mayor número de estas instituciones se involucren en este esfuerzo. Sólo así se podrán edificar las bases de sostenibilidad e impacto requeridas por todos los proyectos de desarrollo que se vienen ejecutando en la RASD.
Es mucho lo que se ha avanzado hasta el momento, pero también es muchísimo aún lo que queda por hacer. Tal como se analizaba a fines del mes de febrero de este año en Tifariti, durante la Conferencia Internacional sobre la reconstrucción y repoblación de los territorios liberados, los trabajos de exploración y extracción de agua, construcción e implementación de escuelas, hospitales, centros de producción agropecuaria y de difusión cultural son las principales actividades por implementar. Este importante evento contó con la participación de representantes del gobierno saharaui, universidades extranjeras (españolas, argelinas y cubanas), ONGDs y asociaciones de amigos del pueblo saharaui.
Los territorios liberados cuentan con importantes recursos que es necesario aprovechar en la reafirmación del Sahara Libre. Por ejemplo, actualmente se vienen desarrollando importantes iniciativas de desarrollo pecuario, principalmente con producción lechera de dromedarias. Aunque la más valiosa de sus riquezas, aquella que no puede ser arrebatada por ninguna fuerza invasora ni ningún mezquino interés extranjero, es su gente, valiente, combativa y solidaria. Mujeres y hombres que, de ser necesario, estarían nuevamente dispuestos y dispuestas a derramar su sangre en la defensa de lo que por derecho les corresponde: su futuro.
La comunidad internacional está obligada a reconocer y promover este derecho al desarrollo humano de un pueblo largamente olvidado. Entre otros, es su deber reconocer el derecho a la autodeterminación y al respeto de la soberanía saharaui. En este sentido, es inconcebible que, en el marco de las próximas negociaciones del Frente Polisario con el reino de Marruecos, se permanezca impasible ante el flagrante acto de provocación y violación de la legalidad internacional que constituye la celebración de elecciones municipales marroquís en territorio saharaui ocupado. Desde aquí queremos expresar nuestra más enérgica protesta por este nuevo acto de agresión contra los derechos sociales y políticos del pueblo saharaui y contra las resoluciones emitidas por parte de las Naciones Unidas.
La construcción de alternativas viables de desarrollo para la población saharaui ya está en marcha desde hace varios años. Y no es idea original ni exclusiva de las agencias de cooperación internacional o las ONGDs. La viene impulsando, discreta y perseverantemente, el Frente Polisario a través de la estructura gubernamental de la RASD. Este impulso es una muestra más de la profunda vocación saharaui por la paz y la legalidad internacional. La población del resto de países, incluyendo la marroquí, debe ser consciente de esta autentica vocación a prueba de torturas y napalm.
José Antonio Monje es coordinador de la Delegación Mundubat en la República Árabe Saharaui Democrática (RASD)