Recuerdo que en la época de los años sesentas y setentas en mi barrio se puso de moda el peinado african look y todo el mundo se encrespaba el pelo que parecía algodón azucarado. Liando un canuto de maría nos sentábamos a escuchar música de Bob Marley o blues a la salud del black power. […]
Recuerdo que en la época de los años sesentas y setentas en mi barrio se puso de moda el peinado african look y todo el mundo se encrespaba el pelo que parecía algodón azucarado. Liando un canuto de maría nos sentábamos a escuchar música de Bob Marley o blues a la salud del black power. Allá en California, y más concretamente en la universidad de Berkley, una profesora de filosofía comenzó a adoctrinar a los negros con mensajes revolucionarios. Se llamaba Ángela Davis quien al cabo del tiempo se convertiría en la líder del partido comunista de los EE UU. Una negra comunista con esos pelos de cafre, el colmo, ¿no? Todos los blancos se rasgaron las vestiduras pues el enemigo soviético se había infiltrado en las entrañas del imperio. Ronald Reagan, por entonces gobernador de California, la tildó de terrorista y apatrida. En 1971 el FBI y LA CIA la acusaron de asesinato en un montaje sin precedentes del que salió absuelta.
Además tengo bien grabada en mi mente esa imagen de los juegos olímpicos de México 68 cuando los atletas afro-americanos Carlos y Smith, ganadores del oro y el bronce en los 200 metros lisos, al recibir las medallas en el podium, levantaron el puño en alto en un acto de protesta contra el apartheid y la segregación racial que sufrían los negros en los EE.UU. De inmediato fueron despojados de los títulos y expulsados de la villa olímpica. Por tamaña osadía cayeron en desgracia y tuvieron que vivir proscritos. Qué tiempos aquellos en los que había gente con huevos y dignidad, no como ahora que el personal parece que lo han castrado y sólo piensan en engordar su cuenta corriente. Yo tengo más confianza en los activistas del movimiento gay que en esos comunistoides de pacotilla que nos han vendido al mejor postor.
En ese entonces los discursos incendiarios de Malcom X y Farrakan incitaban a la revolución, despuntaba el amanecer de una nueva era y un entusiasmo sin igual se palpaba en el ambiente. El reverendo Martín Luther King convocaba a millones de incondicionales que pisando fuerte estremecían los cimientos del imperio. Cualquiera apostaría que otro mundo era posible. Pero con el paso de los años esa dulce primavera se transformó en un otoño gélido y gris, aquella insurrección en ciernes se marchitó y blowin in the wind. Los hippies envejecidos se volvieron reaccionarios y pragmáticos absorbidos por el «establishment» Esto demuestra que la condición humana es impredecible. La sociedad se ha ido aburguesando controlada por los medios de comunicación y la propaganda. Sólo restan los últimos mohicanos que nostálgicos se amotinan al grito de ¡no pasarán!
En la actualidad la negritud no es ni sombra de lo que fue. El síndrome de Michael Jackson domina el panorama. Se imita la belleza aria por encima de todas las cosas. Atrás quedaron esos días en que los estudiantes negros con su peinado african look y una arrogancia del carajo le hacían un corte de mangas al sistema. Estas fotos amarillentas aún las conservo en el álbum de los recuerdos como constancia de tan humillante derrota.
Hoy me da vergüenza observar a las negras paseando por las calles con esos pelos alisados con lejía y todos pintorreteados de rubio. El diablo blanco se les ha metido al cuerpo. Sin ningún reparo las barbies achocolatadas se blanquean la piel o se colocan lentillas azules en sus ojos en un vano intento por borrar el pecado original. Qué falta de dignidad, es increíble la sumisión al White Power.
Como en una película de Walt Disney Barak Obama, el negrito bueno y humilde, conquista el reino de la bruja malvada. El amo le ha entregado el látigo nombrándolo mayoral. Este simpático «blacky» es el mejor candidato para aplicar la ley del garrote y la zanahoria sobre sus congéneres; ya sean negros, inmigrantes, clandestinos o el grass roots norteamericano. Claro, es un hombre inteligente y políticamente correcto, se expresa a las mil maravillas, es muy seguro de si mismo y tiene las ideas claras, tan claras que no parece negro.
En la cabaña del Tío Tom, esa genial novela de Harriet Stowe, el protagonista era un esclavo negro sumiso que se pasó toda la vida trabajando de plantación en plantación. Un negro que nunca rechistó pues su fe le prohibía llevarle la contraria a los designios divinos. Su fidelidad fue premiada por el amo que lo nombró capataz. Hasta que un día, ya anciano, Tom recibe de regalo la libertad, pero en ese preciso instante muere. No se sabe bien si de la emoción. Qué irónica es la vida.
Barak es un mestizo fruto de la relación de una gringa con un inmigrante keniata. Es la clásica historia que serviría para escribir un guión hollywoodiano. El papel estelar lo representa un mulato de rostro afable y esbelta figura quien con su carisma se roba todos los aplausos de la fanaticada. Tiene un don o un ángel que lo hace muy atractivo al común de los mortales. En fin es un nuevo producto lanzado con éxito al mercado, un icono más de la sociedad de consumo y un ejemplo para millones de ciudadanos que desean hacer realidad el sueño americano.
En los debates televisivos en los que enfrentó a McCain el gatito Obama se transformó en una fiera indómita; enseñó los dientes y afiló sus garras: «el gasto militar es insoportable para el fisco y es necesario retirarse de Irak , si así lo reclaman las autoridades iraquíes»- subrayó, » se van a aumentar el número de tropas en Afganistán porque la situación cada día empeora» » el verdadero talón de Aquiles es Pakistán y no descartó una invasión de ese territorio si no se cumplen las metas del actual gobierno» «un ataque preventivo contra Irán , país que encarna el eje del mal, sería muy saludable». «Dialogaremos con ellos pero sólo para advertirles que los tenemos en el punto de mira» Una y otra vez repitiendo lo del terrorismo, que si Bin Laden y los Talibanes y hasta el juicio final para impresionar a los votantes «Israel es nuestro aliado y hay que defenderlo a como dé lugar» -en un incondicional apoyo al estado sionista. El gatito Obama es muy astuto y sabe muy bien que la economía americana la manejan los judíos. A Los palestinos y los territorios ocupados ni los mencionó. Qué curiosas ideas las de este demócrata progresista.
«América es el pueblo elegido por Dios, Dios bendiga a América» La ocupación de Irak continuará pues no por nada el hijo de Joe Biden, el candidato a la vicepresidencia, salió en el ultimo contingente con destino a Bagdad .Y no iba precisamente con las brigadas de Paz. Su padre estaba eufórico despidiéndolo en el aeropuerto: «ha jurado dar su vida por la patria y debe cumplir como cualquier hijo de vecino»- expresó. Mambrú se fue a la guerra a pegar tiros en la cruzada de la libertad. El ejército norteamericano es un monstruo insaciable que se alimenta de muerte y de dolor, son unas hienas sanguinarias y no se van a detener hasta saciar su voraz apetito. Aquellos que pensaban que la llama de la paz alumbraría el mundo, se equivocan. El imperialismo ambiciona dominar el planeta y ahora más que nunca va a continuar con mayor ímpetu su tarea. El discurso belicista de Obama es más radical que el del propio McCain, un discurso que ni el más perverso de los halcones del Pentágono hubiera imaginado. Henry Kissinger lo apoya, el mulato de Collin Powell, también, los medios de comunicación, los empresarios, los artistas, los intelectuales, Rambo y hasta el Papa de Roma le ha dado su bendición. Aquel estudiante hippie amante de la marihuana y la cocaína que gritaba «peace and love» en la universidad de Columbia hoy pregona Oil and War. Su porte de predicador evangélico rompe con todo, dicta cátedra a sus anchas y ha hipnotizado a medio mundo con su labia. Es un piel negra con máscara blanca como lo describiera en su libro el psicólogo Franz Fanon. Este gatito negro se ha erigido como el más patriota de los patriotas, un cipayo, un converso que tiene que demostrar que es más cabrón que el amo. Y es que no hay peor patrón que el propio obrero.
El sistema capitalista devora lo que le echen, putas, travestís, mafiosos, sabios, negros, mestizos, arios, no importa pues todo lo deglute y lo convierte en un negocio. Por todas partes se vende a manos llenas su foto, un pin, un banderín, un muñeco o un afiche. El éxito está asegurado y da igual las ideas políticas que tenga el negrito pues las ganancias son infinitas.
La clase media le entrega a ojos cerrados su voto de confianza. Obama ha jurado y perjurado que mantendrá su estatus indemne, que les bajará los impuestos y se los subirá a los millonarios. Pero a pesar de estos caramelitos de menta el futuro no es nada promisorio: las bolsas se tambalean, el PIB se desmorona y la recesión es inminente. Han sonado las alarmas y el barco está a punto de naufragar. Se necesita un valeroso capitán que lo guíe a buen puerto. «Ha llegado la hora derrocar la dictadura de Wall Street»- reprocha Barak, «esos especuladores son los verdaderos culpables de la catástrofe financiera» «millones de millones de dólares desviados del erario público para salvar a los banqueros e inversionistas de la bancarrota» Y a los contribuyentes no les alcanza ni para pagar las hipotecas, con una mano adelante y otra atrás viven de prestado. La situación es masacrante y la espada de Damocles pende de un hilo El desempleo se agudiza, existen millones de ciudadanos sin seguridad social, otros tantos millones son tan miserables o más que en África. Para el país más poderoso de la tierra esto es una afrenta inadmisible contra sus propios ciudadanos. Tanta opulencia y derroche y a la vuelta de la esquina los home less buscando la comida entre los tachos de basura. No es el terrorismo islamista, lo preocupante es el enemigo interno, ese es el máximo peligro para la estabilidad del sistema. Aunque por ahora la represión policial y los grilletes en las prisiones lo controlan en cualquier momento puede haber una violenta conflagración.
El gatito Obama se presenta en la tribuna del Yankee Stadium junto a su mujer Michelle (¿Jakcson?), una negra con el pelo alisado y sonrisa de diseño, vestida al mejor estilo Jackie Kennedy. Es refinada y discreta. Quien lo diría pero con esa imagen de negra moderna, insípida e incolora ha conquistado el corazón de los americanos. Barak alza los brazos y sonríe satisfecho pues ya siente la corona de laurel ceñida a sus sienes.
«La soberanía energética es deficitaria, EE.UU consume el 20% del petróleo del mundo y sólo produce un 5% del mismo». Necesitamos energías renovables, apretarnos el cinturón pues el recalentamiento global así lo demanda» «Si de veras tenemos amor por la tierra debemos impulsar el uso de las centrales nucleares» «Nosotros somos el cambio que necesita América, los demás son el pasado, mejor dicho, el fracaso»
Obama no sólo ambiciona cambiar América sino al mundo entero, como lo ha hecho google, según sus propias palabras. El quiere ser el líder de una revolución tecnológica en la que ningún ser humano quede excluido. «Porque los desheredados de la tierra merece una oportunidad para integrarse en la maquinaria productiva. Es la mejor forma de prevenir las revoluciones y el terrorismo»- concluye. «Las naciones subdesarrolladas no pueden permanecer en la inopia, la tecnología debe ser el catalizador de la democracia»
Las masas histéricas lo adoran, todo el mundo quiere darle la mano, felicitarlo. Lo elevan a los altares y llueven las donaciones de millones de dólares para su campaña. Un negro va a ser por primera vez el presidente de la nación más poderosa del universo. Pero que nadie se asuste pues las estructuras del poder en EEUU son intocables. Todo está atado y bien atado. Los principios fundamentales del estado por ningún motivo se van a alterar. Habrán algunos cambios de cara a la galería pero luego seguirá la misma rutina de siempre: habrá que levantarse temprano, comprar el pan para el desayuno, trabajar como robots en la factoría, pues time is money, y pagar cumplidamente las facturas a fin de mes antes de que lo embarguen a uno.
Para alcanzar las reivindicaciones políticas y las conquistas sociales la lucha ha sido sin cuartel, porque esto no es una dadiva y ha costado miles y millones de vidas. Si Obama está de pie en los estrados dictando cátedra es porque los esclavos cimarrones se rebelaron y rompieron las cadenas para otorgarle la palabra, es porque el rugir de las panteras negras se hizo sentir con rabia, desde los insumisos de la guerra de Vietnam, al clamor de un hombre un voto, queremos tierra, pan, vivienda, educación, vestido, justicia y paz, el I have a dream, y hermano, levanta el puño y apunta para arriba que tu eres de abajo. ¿ y todo para qué?, para presenciar esta parodia o mascarada con un bufón bien amaestrado que le hace las gracias al amo.
El gatito Obama no para de maullar y no es para menos. Ya le tienen preparada la habitación en la White House a la mascota y la alacena bien surtida de whiskas. La crisis económica y los ocho años de gobierno del republicano George Bush lo van a elevar al trono. Su aire juvenil se impone ante un McCain momificado y carca. Este martes por una cómoda mayoría será elegido el nuevo presidente de los EE UU, a no ser que haya un fraude, se realice un violento atentado como los del once de septiembre o lo asesine algún francotirador del kukux klan.