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20º aniversario del asesinato del presidente de Burkina Faso

Thomas Sankara, el Ché Negro

Fuentes: Rebelión

El pasado mes de octubre en diversas partes del mundo se conmemoraron los cuarenta años de la tragedia del Guerrillero Heroico, Ernesto Ché Guevara. Pero muy pocos nos acordamos del sacrificio del capitán Thomas Sankara, presidente de Burkina Faso, asesinado paradójicamente también en un mes de octubre de 1987. Es por ello que me permito […]

El pasado mes de octubre en diversas partes del mundo se conmemoraron los cuarenta años de la tragedia del Guerrillero Heroico, Ernesto Ché Guevara. Pero muy pocos nos acordamos del sacrificio del capitán Thomas Sankara, presidente de Burkina Faso, asesinado paradójicamente también en un mes de octubre de 1987.

Es por ello que me permito referirme al héroe africano y su pensamiento universal «desde los de abajo», en especial a su política alimentaria.

El Ché negro, así fue conocido el capitán Thomas Sankara por los revolucionarios del mundo que veían en el joven estadista africano una esperanza del Panafricanismo y la política de los países no-alineados.

El capitán Thomas Sankara, junto a otros militares revolucionarios encabezó el 4 de agosto de 1983 una revolución democrática y popular en la ex-colonia francesa Alto Volta, independiente desde agosto de 1960 pero víctima del saqueo y la explotación de las transnacionales, además de heredera gratuita de una enorme deuda externa. Para el patriota en uniforme «un militar sin cultura ni compromiso histórico es un asesino en potencia». Por esta razón instruía obligatoriamente a todo el ejército en la historia y cultura de su patria.

El militar de 34 años, como Presidente del Consejo Nacional de la Revolución cambio el nombre colonial de Alto Volta por el de Burkina Faso, palabra resultado de la combinación de dos idiomas mayoritarios del país: en la lengua Mooré «burkina» significa íntegro, y en Bamanank, «Faso» se traduce por Patria. Así Burkina Faso significa Pais de los hombres íntegros.

Admirador del Ché, Mandela, Ghandi, Martí, Fidel; solidario con la lucha de los pueblos indios de toda América y de los palestinos, Thomas Sankara fue un visionario e internacionalista.

Para el Ché negro, la victoria y consolidación de la revolución burkinabé debería pasar por la solidaridad de todos los pueblos oprimidos del mundo e intelectuales progresistas, sin que esto signifique una dependencia ideológica. Consideraba que el modelo de la revolución burkinabé no era producto de exportación y que, si bien la opresión imperialista es global, cada país oprimido, aparte de de pensar la política globalmente, debe actuar territorialmente, de acuerdo a sus características históricas y sociales especificas. Todo ello con la finalidad de devolver la confianza al pueblo oprimido en la gestión del bien público, confianza en los responsables y generar la confianza en sí mismo para alcanzar el objetivo de la emancipación nacional.

Sankara, en el poco tiempo de ejercicio de la presidencia del Consejo Nacional de la Revolución en Burkina Faso, puso en ejecución una serie de medidas que sacaron a este joven país del fondo de la miseria. Entre ellas se pueden mencionar la devolución de tierras a las comunidades campesinas en un país eminentemente agrícola, la implementación de programas de construcción de represas, campañas de alfabetización y de salud, reconocimiento de la mujer como parte activa de la vida social y política, desarrollo de la artesanía, protección del medio ambiente, lucha contra la corrupción y la deuda externa, equilibrio en las relaciones norte – sur, y otras medidas populares. Thomas Sankara se encuentra entre los pioneros en considerar que deuda externa es una nueva forma de colonialismo y esclavismo.

Todas estas medidas, como era de esperar, ocasionaron el odio de las oligarquías dominantes vendidas a los extranjeros empecinadas en mantener sus privilegios. En especial la política post colonial francesa de dominación a los países africanos llamada hasta ahora «Françafrique».

El Ché negro fue asesinado junto a 12 de sus compañeros un 15 de octubre de 1987 en manos de un traidor Blaise Campaoré, quien llamaba a su víctima «hermano» y juraba lealtad al proceso. Pero que no dudo un instante en venderse a empresas transnacionales y a quienes resistían a ceder parte de sus privilegios.

A partir del fatídico 15 de 1987 el pueblo burkinabé vive una época de terror que perdura hasta nuestros días, contando con el apoyo de países occidentales «democráticos, en particular europeos e inclusive del Brasil de Lula que llegó a Burkina Faso invitado por el dictador Campaoré para celebrar el «XX aniversario del renacimiento democrático».» (¡).

En ocasión de de conmemorar el 20 aniversario de su desaparición física, numerosos comités organizaron en varias capitales del mundo y en el mismo Burkina Faso, en la ciudad Uagadugú, simposios y conferencias de lo que se llama «Año Sankara», a pesar de amenazas y sabotajes a los organizadores y lugares de los eventos.

En Paris, «l’année Sankara en France», reunió a estudiosos del pensamiento filosófico y económico del Martir

Muchos temas fueron abordados, como ser relaciones, norte-sur, el panafricanismo, la solidaridad de los continentes africano, asiático y latinoamericano frente a la mundialización.

Quien escribe estas líneas presentó ciertas reflexiones sobre un elemento importante que tiene relación con los procesos revolucionarios democráticos de América Latina, en particular Bolivia. Y es el referido a la Revolución Alimentaria en el Burkina Faso de la época de Thomas Sankara. Texto leído en la sala Thomas Sankara de la residencia universitaria de estudiantes del Africa del Oeste de Paris, donde se respira el «aire Sankara».

Mangeons – on Burkinabé: Comamos Burkinabé

«Comamos burkinabé», es una frase incluida en un discurso en la 39 sesión de la Asamblea General de la Naciones Unidas en 1984 y otros eventos que define lo que él llamaba «la soberanía alimentaria».. A través de ella Sankara define tendencias de lo que deberían ser programas alimentarios en los países llamados del Tercer Mundo y avalados por la OMS y la UNICEF. Consiste en la aplicación de una verdadera teoría de la ecológica política aplicada a los países pobres para lograr una autosuficiencia alimentaria. «Vivir como africanos es la única manera de vivir libre y dignamente» preconizaba Sankara.

Con estas premisas, consideraba que el problema de la alimentación de la población burkinabé era parte fundamental de una verdadera lucha política en que el debate teórico también debe ser riguroso.

Para Sankara, el colonialismo no termina con la descolonización. Al contrario se profundiza por otros mecanismos como son los hábitos alimentarios impuestos a través de, la educación y la cultura neo – coloniales.

Parte del principio que las élites intelectuales formadas en Europa, analizan la realidad de los países llamados del Tercer Mundo con ojos y mentalidad de Occidente, convirtiéndose en servidores y transmisores de una cultura que considera lo occidental como universal, no dando cabida a otra visión contrapuesta elaborada desde el punto de vista de los oprimidos por la fuerza y la Historia de occidente.

Luego de realizar una crítica a los intelectuales y técnicos «especialistas» y a-ideologicos, Sankara consideraba que había llegado el momento de plasmar en libros y textos todo el potencial histórico e ideológico de los países incluidos por la fuerza a la mundialización occidental. Entre estas tareas urgentes a realizar esta la elaboración de «Revolución Alimentaria».

Hace referencia que los países industrializados realizan enormes inversiones en laboratorios y programas que buscan solucionar el problema del consumo exagerados de calorías que ocasionan diversas enfermedades.

Los países colonizados culturalmente dejan de lado su arte culinario tradicional equilibrado y no transgénico, para imitar habitudes alimenticias del occidente con los resultados que son la obesidad para unos pocos y la hambruna y desnutrición para muchos.

En este sentido, como política ecológica estatal de Burkina Faso sugería «mangeons – on Burkinabé»; «Comamos Burkinabé». Para ello incentivo la investigación y recuperación de una amplia variedad de alimentos sanos tradicionales en Burkina Faso que fueron dejados de lado o estigmatizados por la cultura alimentaria colonial.

Esta manera de conceptualizar la alimentación ligada a la política, la historia y a una real política ecológica, aparte de alimentar sanamente a los burkinabés, buscaba al mismo tiempo la preservación del medio ambiente en la práctica. Porque la naturaleza, si bien puede ser transformada por la cultura del hombre, éste ultimo al tomar conciencia de sus tradicionales culinarias y el peligro que representan los depredadores de los bosques y los productos enlatados que nos venden, adquiere conciencia de ser actor de una política ecológica y alimentaria frente a la imposición vía la educación, la cultura y los medios de comunicación occidentales de una alimentación mala que, aparte de poner en riesgo la salud de quienes las consumen, destruye el medio ambiente de los países neo-colonizados haciendo olvidar a éstos su historia y tradición cultural sana si la comparamos con los fast – food tan de moda en los países pobres.

Estas reflexiones sobre la ecología política puestas en práctica por Thomas Sankara hace veinte años, tienen vigencia en la actualidad en todos los países del mundo. Y particularmente en Bolivia donde han existido pensadores de la talla de Fausto Reynaga (Indio es la Tierra que piensa), Abelardo Ramos y su Escuela Ayllu, el digno ecologista Noel Kempf Mercado, los militares Germán Busch y Gualberto Villarroel, precursores de legitimar las reivindicaciones obreras e indígenas, los «Igualitarios» y el guerrillero poeta Cañoto; los heroicos jefes indígenas del Chaco y Amazonia bolivianos que resistieron hasta principios del siglo XX, entre otros.

En la actualidad, si bien nuestros dirigentes hablan de la tierra en términos de religiosidad, me refiero específicamente a la «Pachamama» andina, considero que hace falta profundizar un verdadero re-descubrimiento de las políticas alimentarias de las civilizaciones andinas, amazónico-chaqueñas y rurales/urbanas de distintos orígenes, quienes de generación a generación pierden el manejo racional de lo que la naturaleza puede darnos para alimentarnos sanamente y sin realizar despensas económicas exageradas.

Felizmente existen algunas industrias nacionales pioneras en el oriente y occidente de Bolivia que se inscriben en lo que considero pensamiento ecológico de Thomas Sankara. Esperemos que estas se multipliquen y que el Estado promueva estudios realizados por bolivianos en este campo.

Finalicemos este homenaje rememorando dos frases célebres del capitán Thomas Sankara:

«La tragedia está siempre presente en toda revolución pues nuestros enemigos son numerosos…Sé que nunca llegara el día en que señalándome se diga: Es el antiguo presidente de Burkina Faso, se dirá Es la tumba del antiguo presidente de Burkina Faso»

«Deseo que se conserve de mi la imagen de un hombre que ha llevado una vida útil para todos».

«Vivir como africanos es la única manera de vivir libres y dignamente».

«La ‘ayuda’ extranjera solo produce la desorganización y el servilismo».

«El objetivo de la revolución es que el pueblo ejerza el poder».

En momentos en que los procesos democráticos revolucionarios de América Latina día a día son víctimas de agresiones y conspiraciones, el pensamiento universal y la tragedia del Ché Negro, Capitán Thomas Sankara, adquiere una particular vigencia en todos los países víctimas del ahora neo – neo – colonialismo.

Gracias Capitán de los pobres por tus enseñanzas y sacrificio.

*Roberto Fernández Erquizia es sociólogo y Etnólogo boliviano Universidad de Ciencias Humanas de Estrasburgo