Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Con mis pies con sandalias enterrados confortablemente en la arena de una fría playa del Mediterráneo y acurrucado cerca de una fogata con un grupo afable y lúcido de «rebeldes de la OTAN» todavía fuertemente armados, aprendo que las experiencias de los últimos ocho meses para muchos libios que combatieron con o para la OTAN fueron bastante diferentes de lo que mostraban los medios dominantes occidentales. Y lo que nos llevaron a creer sobre esos «rebeldes» a muchos de los que pasamos el verano pasado en el bastión de Gadafi en Libia occidental.
Dos de mis conocidos son de la facultad de derecho de la rebautizada Universidad de Bengasi (después de la Revolución de Fatah de 1969 su nombre fue cambiado a Garyounis), y otros seis combatieron en la mayor parte de las batallas en Libia entre febrero y octubre de 2011. La reunión fue organizada por un comandante rebelde llamado «Samal». Encontré por primera vez a Samal por casualidad en la estación central de autobuses en Alejandría, Egipto, donde como en El Cairo, muchos de los «rebeldes de la OTAN» son actualmente celebrados con R&R (descanso y recuperación). Su visita a Egipto fue el primer descanso de Samal después de ocho meses de duro deber militar, explicó. En su otra vida es bibliotecario universitario a tiempo parcial y quiere volver a sus estudios cuando el nuevo año académico comience en enero. Como la mayoría de los estudiantes en Libia, perdió todo un año académico cuando las escuelas fueron cerradas debido al levantamiento y quiere ponerse al día en su programa de grado en informática.
Samal admite de buena gana que él, como muchos libios, no se oponía tanto a Muamar Gadafi en persona como a muchos de los que rodeaban al «líder», quienes se aprovechaban de sus posiciones, conexiones e inmunidad y cometían crímenes seriales contra el público. Al comprender mi interés por el tema, y unos pocos días después, de vuelta en Misrata, Samal organizó una reunión con algunos de sus amigos en un café en las costas del Mediterráneo del Golfo de Sirte. «Abu Nasser’s» está ubicado en las afueras de la aldea de Qasr Abu Hadi donde Muamar Gadafi nació en una carpa y donde el joven fue educado hasta que sus padres lo enviaron al sur, a Sabha, a la escuela secundaria durante cinco años. Según se dice el revolucionario nasserista en ciernes valoró sus estudios de historia, se unió a una tropa de scouts y después a las fuerzas armadas libias.
Después de una sensacional comida de bien condimentado cuscús libio con grandes trozos de cordero con hueso en «Abu Nasser’s» y mientras comenzaba a oscurecer, vi que Samal miraba hacia el horizonte noreste hacia el Golfo de Sirte. Mientras salía la luna llena sugirió que hiciéramos una fogata y continuáramos nuestra discusión bajo las estrellas. A decir verdad, Samal no podría haber sugerido algo más perfecto para este oregonés, quien como niño pasó muchos atardeceres junto a fogatas en la playa en la costa frecuentemente fría y tormentosa de Oregón en los bancos del Lago Kellogg cerca del hogar familiar de la familia Lamb en Lake Road, Milwaukie.
Uno de los profesores en la Escuela de Derecho de Bengasi nos dijo que «nuestro líder», y luego se corrigió rápida y tímidamente y dijo «el tirano», solía hacer camping en esta playa exactamente donde Samal nos había llevado. Nos dijo que Gadafi hablaba a los visitantes de la «Gran Bahía de Sirte» como la llamaba, en la que le gustaba nadar. Gadafi explicaba a los visitantes el papel histórico del Golfo de Sirte en la derrota de los militares estadounidenses a mediados de los años ochenta cuando la fuerza aérea libia ahuyentó a los aviones de EE.UU. enviados por el presidente Reagan para desafiar el famoso trazado de su línea roja por Gadafi (Gadafi la llamó «Línea de la Muerte»). La línea recta del líder libio pasaba a través de la desembocadura de la «Gran Bahía de Sirte» a 32 grados 30 minutos al norte entre un punto cerca de Bengasi y la punta occidental del Golfo en Misrata. La línea roja era una señal de la reivindicación libia de una zona de pesca exclusiva de 115 kilómetros (la bahía de Sirte tiene la mayor población de atún del mundo lo que explica porqué durante Ramadán este año, cuando no había comida fresca en nuestro hotel debido a los combates, CADA comida Iftar para interrumpir el ayuno consistía de una montaña de atún en latas, que ya no puedo ni mirar.
En la ONU Libia declaró que dada su configuración natural, el Golfo de Sirte eran de hecho aguas territoriales libias como Gadafi reivindicó por primera vez en 1973. Según Gadafi, la victoria histórica en la «Gran Bahía de Sirte» resultó «de la expulsión en 1984 de los militares de EE.UU. del área». El gobierno de EE.UU. rechazó lo que consideraba como una apropiación ilegal por Libia de alta mar, pero decidió que no valía una guerra y dejó el asunto a un lado.
Algunos de mis interlocutores en la playa habían estado combatiendo desde fines de febrero de 2011. Samal y otros dos combatieron en seis de las batallas clave incluyendo Brega, Misrata, Zawieh, Trípoli, Bani Walid y Sirte.
Pregunté al grupo cuándo los rebeldes comenzaron a creer por primera vez que podrían derrotar a sus adversarios. Ahmed respondió de inmediato: «Después de la tercera batalla de Brega pudimos ver que las fuerzas de Gadafi no ponían sus corazones en esta lucha. Cerca del 20 de julio, diría.»
Los colegas de Ahmed asintieron y uno agregó: «Fue como una repetición de cuando las fuerzas israelíes renunciaron y perdieron contra Hizbulá en el Líbano en 2006. Era obvio que las fuerzas israelíes no creían en su misión. Muchos de esos individuos de Gadafi tampoco lo hacían. Cuando uno está en el campo de batalla puede sentir la psicología del enemigo incluso cuando no lo ve. Durante la tercera batalla por Brega combatimos de cerca en áreas residenciales y la mayor parte de las fuerzas de Gadafi se retiraron a Ras Lanuf. Algunos todavía permanecieron en unos pocos edificios, pero no constituían una amenaza para nosotros».
Rashid interrumpió: «Después de Brega supimos que tarde o temprano íbamos a vencer porque nos preguntábamos continuamente, en una batalla tras la otra, ‘¿dónde quedó el ejército regular libio?’ Conocíamos a algunos de ellos personalmente y nunca los vimos. Nos preguntamos qué les habría pasado. Finalmente nos dimos cuenta de que la autoridad de Gadafi y sus tropas se habían deshecho. Eso quedó en claro el 23 de agosto cuando encontramos poca resistencia al llegar a Trípoli. En realidad nos sorprendimos. Su ejército lo había abandonado.»
Samal agregó: «Sí, pero recordad, y sin duda lo admitimos, sin la OTAN no hubiéramos durado un mes. Por favor no piense que estamos enamorados de la OTAN aunque muchos libios parecen desear que nuestro país se una a la OTAN y algunos en la OTAN y en nuestro gobierno interino también lo quieren. La OTAN sabe que nuestro país podría ser una perfecta base de AFCOM para recolonizar África y terminar con proyectos progresistas en los países africanos. Por favor no piense que no sabemos lo que los países de la OTAN quieren de Libia y de nuestros vecinos. Quieren de Libia y de toda la región el petróleo y los recursos naturales, quieren bases militares en nuestro suelo, y quieren que aceptemos a Israel. Para lograr todo esto quieren lograr que árabes combatan y maten árabes y que musulmanes combatan y maten musulmanes.»
Uno de los profesores de derecho agregó: «Como lo vimos en estos últimos meses EE.UU. y sus aliados tratarán de limitar el papel de los países occidentales al suministro de apoyo desde el cielo con bombas, drones y unidades especiales sin enviar sus tropas regulares. Es el plan de la OTAN y lo vimos claramente en nuestro país y tal vez volvamos a verlo en Siria en una forma diferente.»
Kamal, técnico en un laboratorio médico agregó: «Muchos leales a Gadafi en Trípoli y Libia occidental que vieron civiles muertos por bombas de la OTAN no se dan cuenta de que la OTAN también mató a muchos de nosotros, rebeldes, y a civiles en nuestras áreas de Libia oriental. No nos permiten mencionarlo, pero la OTAN cometió muchos errores. Los llamamos ‘la pandilla incapaz de bombardear y dar en el blanco’ y muchos de los nuestros, yo diría algunos cientos, fueron bombardeados por la OTAN. Un número aún mayor de civiles fueron muertos en nuestras áreas por la OTAN. A menudo temíamos más a la OTAN que a los combatientes de Gadafi. Los grupos de derechos humanos debieran investigar lo que nos sucedió porque el CNT [Consejo Nacional de Transición] no lo hará.»
Bajo la inmensa luna llena sobre la «Gran Bahía de Sirte» y hasta avanzada la noche, mis anfitriones compartieron algunos puntos de vista francos sobre una variedad de temas, algunos de los cuales fueron los siguientes:
Predijeron que Argelia será el próximo régimen que enfrentará un levantamiento de la ‘Primavera Árabe’. Los combatientes rebeldes informaron que algunos islamistas libios y extranjeros, sobre todo salafistas pagados por los saudíes, estaban partiendo de Libia hacia Argelia donde el gobierno argelino reprime desde 1992 a los islamistas. Entre 1988 y fines de los años noventa más de 200.000 civiles han sido muertos, 20.000 desaparecidos, de los que nunca se volvió a hablar, y muchos miles han sido heridos. Esas cifras hacen parecer pequeñas las tasas de bajas en Libia y en los países de la Primavera Árabe hasta la fecha. El próximo levantamiento combinado con la reacción que se espera del gobierno argelino puede ser horrendo.
Uno de los motivos es que hay mucho enojo contra el gobierno de Bouteflika por la cantidad masiva de armas que Argelia envió al régimen de Gadafi y porque Argelia otorgó protección a miembros de la familia de Gadafi y a su régimen. Argelia todavía tiene relaciones frías con el nuevo gobierno libio y hay sospechas respecto a sus intenciones de apoyar a la creciente resistencia al nuevo régimen. EL CNT podría apoyar un levantamiento en Argelia, según Samal y sus amigos.
Samal y sus amigos discutieron su frustración ante el hecho de que el Reino Unido, Francia, EE.UU. y otros países de la OTAN pululan como langostas sobre Libia y buscan contratos muy lucrativos para reconstruir Misrata, Brega, Sirte, después que ellos y sus aliados de la OTAN las destruyeran. «¡Está Haram [prohibido]!», insistió Ahmad. «Destruyeron nuestro país y ahora quieren que paguemos para que lo reconstruyan. Quisiera que podamos reconstruir sin que un solo país de la OTAN se beneficie. Es como la demente estadounidense que es candidata a presidente en su país y que quiere que Iraq pague por la muerte de los soldados de ocupación de EE.UU. que fueron muertos. EE.UU. debe pagar a las familias iraquíes por cada uno de los más de un millón de iraquíes muertos por EE.UU. y por todo el daño que sus bombas hicieron a Iraq.»
Discutieron la posibilidad de que Libia pueda pasar por lo que pasó en el Congo después de la caída del dictador Mobutu. Samal señaló algunos paralelos y la posibilidad de que los libios puedan llegar a lamentar la partida de Gadafi como muchos en el Congo sienten desazón por la ausencia de los 33 años de régimen del hombre fuerte Mobutu, ya que Gadafi dio a su fraccionado país una especie de unidad, un sentido de ser libio, educación gratuita, asistencia médica gratuita, viviendas subvencionadas y derechos a las mujeres – todo lo cual podría estar en peligro ahora. Ahmed explicó: «Bueno, somos «libres» ¿y ahora qué? Todos dicen que somos ricos. ¿Por qué entonces nos sentimos tan pobres? ¿Qué clase de gobierno tendremos? Estoy a favor de un gobierno unitario fuerte como el de Patrice Lumumba en el Congo. Muchos quieren un sistema federal. Tenemos que construir. Ahora nuestro principal desafío es nuestro vacío de liderazgo. ¿Vamos a lamentar que Gadafi se haya ido? Seguro que muchos lo harán. No todos los rebeldes odiaban a Gadafi pero odiaban a sus esbirros descontrolados que crearon sus propios pequeños imperios. Por eso muchos dicen ahora que el nuevo gobierno no debe incluir a ningún antiguo esbirro de Gadafi. Ellos constituían el principal problema, no el propio Gadafi.»
Mis anfitriones compartieron muchas fotos sorprendentes tomadas con las cámaras de sus teléfonos durante los últimos meses. Mostrando una foto de combatientes decapitados, Ahmed comentó que los medios occidentales vieron esas barbas e inmediatamente concluyeron «¡al Qaida!» «No es en nada verdad y nos reímos cuando vimos esos informes falsos», siguió diciendo, «El motivo por el cual los medios vieron tantas barbas es que no teníamos tiempo para afeitarnos. Si tengo un poco de tiempo limpio mi arma o descanso, no me afeito. Ahora usted ve que no llevo barba. Lo mismo pasa con muchos de mis amigos. Sí, hay muchos de al Qaida entre nosotros. Y quiero agregar que cada combatiente de al Qaida vale 100 de nosotros durante las batallas. Están muy bien entrenados y son muy expertos con explosivos. No sé cómo lo hacen con artefactos muy simples, y no tienen miedo de morir. Pero no tienen el control aquí en Libia. El tiempo dirá si llegan a tenerlo.»
Todos expresaron preocupación por la creciente influencia de Qatar, el país del Golfo Pérsico, el que reconocen que envió a los rebeldes millones de dólares, armas, y combatientes y utilizó sus aviones contra leales a Gadafi mientras favorecía a los grupos salafistas.
Mis anfitriones expresaron su exasperada preocupación ante lo que ven como el profundo vacío político en Libia, considerado dañino y peligroso para la unidad nacional. Sus opiniones, enérgicamente expresadas, fueron que es necesario organizar una nueva asamblea legislativa dentro de los próximos meses y mucho antes de lo que el CNT pretende con su sugerencia de que las elecciones multipartidistas sean postergadas hasta 2013.
Los combatientes pensaban que no existe ninguna posibilidad de que alguna de las milicias rebeldes entregue pronto sus armas. Uno en el grupo insistió. «No entregaré ninguna de mis armas, y yo, como mis amigos, hemos ocultado muchas, incluidos misiles portátiles. Las guardaré hasta que me convenza de que el nuevo gobierno sirve verdaderamente al pueblo.»
Discutieron quién comandará el nuevo ejército nacional y que será una decisión difícil que puede llevar a un conflicto armado interno.
Reflexionaron sobre el hecho de que Gadafi todavía tiene numerosos partidarios en Libia y en toda África y todos pensaban que el recién formado «Frente de Liberación de Libia» (vea mi reciente informe) podría convertirse en una fuerza importante en los próximos meses. Recomendaron el diálogo con el FLL, algo que el gobierno de Obama y la OTAN vetaron consistentemente durante el régimen de Gadafi en los últimos ocho meses. Reconocieron que el diálogo entre el gobierno libio y los rebeldes durante marzo podría haber evitado la tragedia que se desarrolló durante los siete meses siguientes.
La semana siguiente, recibí confirmación adicional de múltiples fuentes creíbles que confirman que entre el 10 y el 16 de noviembre de 2011, los 28 países miembros de la OTAN fueron instruidos por la central de la OTAN para que si sus embajadas reciben una solicitud de visa de cualquier ciudadano libio que desee visitar su país la embajada del país de la OTAN debe congelar la solicitud. Dentro de 24 horas la embajada debe enviar una copia de la solicitud de visa y una de las dos fotos requeridas por la solicitud a INTERPOL para la posible emisión de una «notificación roja» que significa arresto y detención del postulante, a la espera de una decisión del CNT respecto a una solicitud de extradición para que la persona sea devuelta a Libia. Abdel Hafiz Ghoga, presidente adjunto del Consejo Nacional de Transición de Libia es la fuerza tras esta decisión según fuentes de Trípoli. Este proyecto de la OTAN demuestra claramente que la OTAN no ha terminado su agresión contra Libia: es fundamentalmente ilegal y constituye refoulement, lo que bajo el derecho internacional es la devolución forzosa de una persona a un país en el que él o ella podría enfrentar persecución. Hasta la fecha, las organizaciones internacionales de derechos humanos han guardado silencio al respecto.
Una persona afectada, a la que este observador visitó recientemente fuera de Libia, ha sido citada legalmente a una audiencia en un tribunal en Bruselas el 27 de noviembre de 2011 como testigo contra la OTAN por la matanza por esa organización el 20 de junio de 2011 de la familia Khaled Hamidi de Sorman, Libia. La casa de la familia fue arrasada por tres bombas estadounidenses MK-83 de 450 kilos cada una y dos misiles. El motivo según la OTAN, sin presentar una migaja de evidencia para apoyar su espuria afirmación, fue que la casa de esta familia era un centro de Comando y Control para leales a Gadafi. (Uno de 49 Centros de C & C reivindicados por informaciones a los medios de la OTAN en Bruselas y Nápoles durante un período de siete meses). Los asesinados el 20 de junio de 2011 por la OTAN incluyen a:
La mujer embarazada de Khaled Hamedi, Safa, su hijo Khweldi de tres años y un día, y su hija Khaleda de cuatro años y medio, así como su sobrino de seis años, Salan, y 13 miembros de la familia y amigos que estaban pasando la noche en su casa después de la celebración del tercer cumpleaños de su hijo.
Mientras tanto, en el Congreso de EE.UU. el 15 de noviembre de 2011, los senadores John Kerry, Joe Lieberman, John McCain y Marco Rubio, patrocinaron en conjunto la Ley 317 del Senado, con el propósito de elogiar a las fuerzas de EE.UU. y la OTAN por su «extraordinaria bravura y profesionalismo».
Mientras el horizonte se agrietaba con los rayos rojos del sol naciente, nuestro grupo se dispersó. Caminé solo por algunas de las calles de Sirte entre edificios totalmente arrasados en los que no se veía ni a un gato salvaje. Conmocionado todavía por lo que había oído durante la noche y la similitud de los puntos de vista de los «rebeldes» con lo que había escuchado este verano en las partes occidentales de Libia favorables a Gadafi, me sentí entumecido.
Y me pregunté: «¿Para qué sirvieron, por amor de Dios, estos meses de carnicería injustificada e inmoral de la OTAN?»
Una mala luna brilla sobre la Gran Bahía de Sirte
………….
Para contactos con Franklin Lamb: [email protected]
Fuente: http://www.counterpunch.org/