Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Los dirigentes europeos, así como los medios de comunicación corporativos que acostumbran a doblar el espinazo ante ellos, celebraron con impresionante imbecilidad el fin del régimen de Gadafi en Libia. Quince meses después, esos medios se han puesto a informar sobre la vecina Argelia, el país más grande de África donde una misión para rescatar rehenes ha terminado convertida en una carnicería.
O el Primer Ministro británico David Cameron está diciendo la verdad y ni siquiera el títere de Francia, el Presidente Bouteflika de Argelia, le informó, o bien está mintiendo respecto a lo ocurrido en la inmensamente fortificada planta de BP-Statoil ubicada cerca de Tigantourine, en las profundidades en el desierto del Sahara. Si Cameron está diciendo la verdad, entonces ¿por qué parece tan insolente que un líder soberano reaccione ante la grave información de la misión sobre el terreno e inicie un ataque? ¿Hubieran informado Obama, Hollande o Cameron a Argel si hubieran recibido una llamada de sus fuerzas sobre el terreno acerca de un ataque inminente contra los rehenes? Pero Argelia no es realmente un país soberano y la Batalla de Argel podría no haber ocurrido nunca, ¿qué hay de la desastrosa redistribución de la riqueza acumulada del sector energético y de todos esos actores estatales y privados extranjeros sobre el terreno?
Pero, ¿qué pasaría si Cameron estuviera mintiendo? ¿Cómo podríamos saberlo? ¿Y por qué los periodistas cuestionan tan poco la información que reciben de sus dirigentes políticos? ¿Cuántos años han pasado desde lo de Iraq, cuando se suponía que los periodistas británicos iban por fin a asimilar la idea de que quienes están en el poder no siempre dicen la verdad? En la actualidad, Libia vive una catástrofe que ningún periodista corporativo cubre. Mientras tanto, los intentos de la OTAN para destruir el gobierno laico de Asad financiando a Al Qaida sólo han conseguido fortalecer el wahabismo. No es de extrañar que sea tan difícil averiguar lo que está pasando cuando los periodistas se tragan al pie de la letra lo que les cuenta el poder.
Pero, concretemos, la trágica farsa en las instalaciones de Ain Amenas supone un sombrío recordatorio de lo inútil y equivocado de los intentos transglobales de la OTAN para conseguir recursos energéticos enfrentando a partes diferentes. Ya no estamos más en el siglo XIX.
Antes de que el premier francés y el británico pudieran declarar orgullosamente la victoria en Libia, las armas de la OTAN se derramaron a placer en esa tierra rica en energía del Mediterráneo que posee una parte del petróleo más dulce del mundo. Gran Bretaña, en particular, decidió apoyar precisamente al tipo de gente que jaleaba los ataques del 11-S de Washington y Nueva York. ¿Por qué lo hicieron? En gran medida, porque los gobiernos echaron mano de toda una serie de analistas académicos y de inteligencia que no dan pie con bola a la hora de entender el mundo desde la caída del Muro de Berlín en 1989.
Mientras el Presidente estadounidense Bill Clinton sembraba las semillas de la destrucción económica de EEUU con la abolición de la Ley Glass-Steagall , se puso a la vez en marcha una política exterior suicida. EEUU, en su propio hemisferio, hizo inútiles esfuerzos para reprimir la indignación en Latinoamérica y Centroamérica contra el poder de EEUU cuando la marea se volvió contra los escuadrones de la muerte, los asesinatos y el terrorismo estadounidense.
Hubo, por otra parte, un continuado y masivo apoyo estadounidense hacia esa entidad terrorista colocada en el corazón del Oriente Medio: Israel. Los sionistas recompensaron a cambio a EEUU apoyando a los salafíes que despreciaban todo lo que EEUU representaba.
Europa, con sus absurdas instituciones de la UE y la demencial moneda europea, siguió a pies juntillas hasta el final la política estadounidense tras una serie de conjeturas acerca del futuro del capitalismo, los mercados y una versión neoliberal de lo que era realmente el pensamiento ilustrado. Como si de palancas se tratara, cada uno tiró intrincadamente para alcanzar el resultado actual, por lo que estamos ahora enfrentándonos a la conjunción de una Europa doblegada que intenta salir reptando de la catástrofe económica y a una nueva guerra de guerrillas que ni siquiera el Che podría nunca haber imaginado.
La levemente ridícula tendencia anti-marxista de las políticas de identidad de no tener en cuenta los contextos superestructurales de clase ha llegado a una etapa predicha por sus detractores hace mucho tiempo. Ahora nos encontramos con los suspiros de los oprimidos ampliados a todo el mundo y con que sólo esas potencias que negocian con ellos pueden progresar, echen si no una mirada a las cifras del PIB de los BRICS . Hoy sabremos los resultados de China, ya verán cómo los medios occidentales los minimizan.
La OTAN, como organización, bien podría ser una especie de Loya Yirga wahabí en el Hindu Kush por todo lo que ha hecho para extender las ideas tóxicas de Osama bin Laden y sus «malhechores». Mientras tanto, las próximas superpotencias del mundo negocian con toda una variedad de partes, asegurándose una posición por aquí, una asociación estratégica por allá.
Como François Hollande está tratando desesperadamente de aferrarse a los recursos de uranio en el oeste del África pan-nacional tuareg a fin de fabricar aún más armas nucleares, debería resultar obvio que su misión acabará en fracaso. Todavía el 11 de diciembre de 2012, el Secretario General de la ONU Ban Ki-Moon decía que el Consejo de Seguridad no debería aprobar ningún apoyo financiero por parte de la ONU a la guerra en Mali. El Capítulo VII de la ONU, resolución 2085, habla de una fuerza «dirigida por África» para promover la paz, aunque los medios corporativos de la UE dicen que los ataques aéreos franceses están cubiertos por esa resolución. Pero, en cualquier caso, ¿no estaban ya sobre el terreno los SAS británicos, los GIGN franceses y los DELTA estadounidenses? Ahora hay también fuerzas terrestres europeas. Y habrá una guerra asimétrica en las áreas civiles de las ciudades europeas en los años que están por venir.
Un cuarto de milenio antes de que se crearan los EEUU, el sunní Ali, hizo de Gao (hoy en Mali) la capital del Imperio Songhay. Estos días está soportando los ataques aéreos de los aviones franceses Rafale, que utilizan un tipo de artillería que cuesta inimaginables múltiplos del sueldo medio que se paga en Mali, el país rico en uranio. Askia Muhammad el Grande sucedió a Ali, y en el siglo XVI el explorador marroquí León el Africano dijo del Imperio Songhay de África que «conseguían mayores beneficios como consecuencia del comercio de libros que de cualquier otro tipo de negocio». Los dirigentes de la OTAN no harían mal si leyeran unos cuantos libros antes de sacrificarlo todo con tal de conseguir uranio para hacer que proliferen las armas de destrucción masiva. Y mientras se dedican a ello, podrían dejar de financiar a «Al Qaida».
Afshin Rattansies autor de «The London Novels: The Dream of the Decade». Dirige Alternate Reality Productions Ltd. Una de sus comisiones es Double Standars, un show de sátira política para Press TV , que se emite los sábados a las 22:30 h. GMT, a través de www.doublestandarstv.com . Puede contactarse con él en: [email protected]
Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/01/18/the-tragedy-cum-farce-in-algeria/