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Tropas estadounidenses penetran el Caribe

Fuentes: Prensa Latina

La monumental maniobra Confraternidad con las Américas (Partnership of the Americas), mediante la cual Estados Unidos intensifica su presencia militar en el Caribe, devino foco de denuncia de grupos políticos y sociales esta semana. El Frente Cívico-Militar Bolivariano alertó sobre la participación de fuerzas especiales de desembarco, con entrenamiento basado en la incursión de territorio […]

La monumental maniobra Confraternidad con las Américas (Partnership of the Americas), mediante la cual Estados Unidos intensifica su presencia militar en el Caribe, devino foco de denuncia de grupos políticos y sociales esta semana.
El Frente Cívico-Militar Bolivariano alertó sobre la participación de fuerzas especiales de desembarco, con entrenamiento basado en la incursión de territorio hostil, y cuya misión es la destrucción de fuerzas enemigas.
En su paso por aguas y puertos caribeños y centroamericanos, el Pentágono está representado por más de 100 aeronaves de combate a bordo del portaaviones George Washington, un crucero, un destructor, una fragata misilística y más de seis mil 500 marines.
El gobierno norteamericano justifica ese despliegue militar -previsto para dos meses- con los propósitos de «fortalecer las relaciones y dar muestra de buena voluntad con los aliados, y mejorar las destrezas para enfrentar las contingencias regionales».
Con esa carta de presentación ya tocaron puerto en Aruba y Curazao (al norte de Venezuela), San Martin, Cartagena de Indias, República Dominicana y Honduras.
Sin embargo, para aquellos que consideran esos juegos bélicos como una afrenta a la soberanía regional, «las mayores amenazas en Latinoamérica se inscriben en la altísima desigualdad social, la pobreza, la miseria, el narcotráfico, y la subversión».
Entonces, se pregunta el Frente bolivariano: «no entendemos en que nos serían de utilidad todos esos mayúsculos amasijos de aceros navales (…) ¿Cual es la buena voluntad para con nuestros pueblos? ¿Cual es el valor agregado para nuestras fuerzas armadas?».
También el presidente venezolano, Hugo Chávez, advirtió esta semana que esos ejercicios constituyen una amenaza contra su país y Cuba.
Aseguró que la estrategia militar estadounidense, basada ahora en las llamadas guerras preventivas, parte del criterio de que se creen con derecho de intervenir en cualquier país.
«No les tenemos miedo», sentenció tras recordar la larga relación de intervenciones estadounidenses en el área, incluyendo la presencia militar en Venezuela durante el golpe de estado de abril de 2002.
Chávez ya había tenido que responder al ministro de Defensa de Holanda, Henk Kamp, quien dijo ante el Congreso de su país que el gobierno de Caracas está estudiando invadir una sus islas en el Caribe.
Aruba, Curazao y Bonaire se encuentran a tan solo unos 50 kilómetros de distancia de las costas venezolanas.
Las acusaciones de Kamp fue el antecedente inmediato al anuncio de otra maniobra en la zona (Enjoy Caribbean Lion 2006), en mayo, cuya sede serán Curazao y Guadalupe, y a la cual asistirán Estados Unidos y otros miembros de la Organización del Atlantico Norte (OTAN).
Chávez consideró que las declaraciones del ministro holandés forman parte de una campaña internacional de descrédito contra Venezuela dirigida por Estados Unidos, y calificó al funcionario como «un peón de Washington».
«Si se les ocurre volver los vamos a derrotar aquí», aseguró Chávez al hablar en un encuentro nacional de estudiantes.
En un intento por menguar el impacto de la denuncia de Caracas, Chris Loundermon, portavoz del Comando Sur, dijo desde Miami que los ejercicios «no se centran en ningún país en particular.
«Los barcos podrían haber operado frente a Norfolk, Virginia, desde donde zarparon, pero hubo una oportunidad para que fueran al Caribe, donde el clima es más cálido», comentó a la prensa.
Según trascendidos, las maniobras continuarán después por Nicaragua, Jamaica, Trinidad y Tobago, y San Cristobal y Nevis.
Expertos que siguen de cerca el acontecer hemisférico insisten en que Estados Unidos podría estar evaluando sus posibilidades de éxito en una incursión bélica contra algún país.
Así sucedió en octubre de 1983, cuando navíos de la VII Flota que se dirigían hacia una maniobra en el Mar Mediterráneo fueron desviados para ejecutar la invasión de la pequeña isla de Granada.
El plan de ataque aéreo y marítimo ya se había ensayado en el islote puertorriqueño de Vieques tiempo antes.
William Izarra, comandante y ex vicecanciller de Venezuela, coincide en que las operaciones militares buscan intimidar a los gobiernos progresistas de la región.