Quién es el entrevistado: Leandro Morgenfeld es un historiador, profesor e investigador argentino que se especializa en el vínculo entre América Latina y Estados Unidos. Es autor de los libros Vecinos en conflicto. Argentina y Estados Unidos en las conferencias panamericanas y de Relaciones peligrosas. Argentina y Estados Unidos. El blog Vecinos en Conflicto reúne […]
Quién es el entrevistado: Leandro Morgenfeld es un historiador, profesor e investigador argentino que se especializa en el vínculo entre América Latina y Estados Unidos. Es autor de los libros Vecinos en conflicto. Argentina y Estados Unidos en las conferencias panamericanas y de Relaciones peligrosas. Argentina y Estados Unidos. El blog Vecinos en Conflicto reúne su producción académica. Morgenfeld es una referencia a la hora de indagar en las implicancias que puede tener, para nuestra región, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
– ¿Cómo analiza las primeras señales que envío Trump: en especial la salida de Estados Unidos del TPP, las medidas proteccionistas y la ratificación de la construcción del muro en la frontera con México?
Quiere mostrarse fuerte e hiperactivo. Hasta ahora, dio múltiples señales de que pretende ampliar su base de apoyo y cumplir sus promesas de campaña. Uno de ellas era el inmediato retiro del TPP, decisión que tomó rápidamente. Está claro que el apoyo de Hillary Clinton a ese proyecto (aunque en la campaña lo criticó, fue ella quien lo impulsó como Secretaria de Estado de Obama) le costó la elección en los estados clave del Rust Belt, los más golpeados por el proceso de deslocalización de fábricas y pérdida de empleos industriales. Los anuncios proteccionistas de Trump, si bien no creo que modifiquen radicalmente la lógica de trasnacionalización del capital a nivel global, sí muestran la crisis de la globalización neoliberal y las contradicciones al interior de la propia burguesía estadounidense.
¿En qué medida esto puede afectar la relación entre Estados Unidos y Latinoamérica?
Las relaciones con América Latina van a empeorar. La hostilidad manifiesta de Trump hacia los hispanos (el muro fronterizo, el aumento de las deportaciones de indocumentados, el primer gabinete en 28 años sin hispanos, el cierre de la versión en español de la web de la Casa Blanca), los ataques a la Revolución Cubana y la aproximación a asesores proclives a la agresión contra los gobiernos bolivarianos van a aumentar el rechazo al nuevo ocupante de la Casa Blanca, que ya es de por sí alto entre los latinoamericanos
– A partir de lo afirmado por Trump hasta el momento y de ciertas declaraciones en tono expectante y moderado que hicieron presidentes como Correa o Maduro, ¿cómo imagina que será la relación de Washington con los países de la región que mantienen gobiernos nacional-populares como Venezuela, Ecuador, Nicaragua o Bolivia?
Muchos de estos gobiernos criticaron acertadamente la hipocresía de la política exterior de Obama y vislumbraron que ésta sería aún más agresiva con Hillary Clinton, teniendo en cuenta su período a cargo de la Secretaría de Estado. Desde 2009, hubo golpes de nuevo tipo en Honduras, Paraguay y Brasil, y desestabilizaciones contra Venezuela, Ecuador, Bolivia, entre otros países. La llegada de Trump resalta la crisis política en Estados Unidos y va a dificultar la estrategia de ese país de mostrarse como un «faro de las democracias de Occidente». Si Estados Unidos abre otros frentes de conflicto da una oportunidad a Nuestra América de retomar la coordinación política a nivel regional y establecer estrategias de inserción internacional más multilaterales y autónomas. De todas formas, no podemos albergar ninguna esperanza en el gobierno de Trump. Va a desplegar estrategias de injerencia en la región, probablemente apelando más al hard power y no tanto al soft power que prefería Obama.
– ¿Y con Cuba?
Lo de Cuba es un claro ejemplo. Trump, para captar el voto de los anti-castristas de la Florida, modificó su posición y criticó duramente la distensión implementada por Obama desde diciembre de 2014. Prometió dar marcha atrás con la «normalización» de las relaciones bilaterales, va a mantener el bloqueo y la cárcel de Guantánamo, nombró como asesores a lobistas anti-cubanos y dijo barbaridades cuando murió Fidel Castro en noviembre pasado. Nuestra América debe seguir abrazando a Cuba y exigirle a Estados Unidos que termine con el criminal bloqueo económico, comercial y financiero que hace décadas es rechazado por todos los países en la ONU, menos Israel.
– La derecha regional apostaba a un triunfo de Hillary Clinton. Eso fue muy notorio en el posicionamiento internacional llevado adelante por el gobierno argentino de Mauricio Macri. ¿Cómo afecta la llegada de Trump a estos gobiernos que pretenden «abrir» las economías de sus países?
La asunción de Trump pone en crisis la estrategia de apertura neoliberal a la que apostaron los gobiernos derechistas de la región. No sólo los de la Alianza del Pacífico, sino el de Temer y Macri. Este último pretendía firmar el TLC con EEUU, además de sumarse al TPP. Esto venía negociándose con Obama y pretendían seguir en esa línea. Ahora va a encarecerse el crédito externo, llegaran menos inversiones y se cerrarán mercados, como acaba de pasar con los limones que Argentina suponía que iba a venderle a Estados Unidos. O sea, es una política desastrosa apostar a la firma de TLC y abrir las economías, cuando EEUU y Europa van en sentido inverso. El problema es que estamos viendo que los gobiernos de Peña Nieto y Macri, en vez de modificar la estrategia, están enviando señales de «seducción» a Trump. Esa estrategia ya fracasó y va a volver a fracasar. Hay que apostar a la integración latinoamericana y a negociar en forma conjunta con las potencias, justo lo contrario a lo que plantean los gobiernos neoliberales.
– En el discurso de asunción, Trump apeló a «refundar» a los Estados Unidos y él mismo se mueve como un outsider que busca erosionar los modos de la política tradicional. ¿En qué sentido su arribo a la Casa Blanca puede implicar una ruptura con la política exterior que Estados Unidos ha tenido desde el fin de la guerra fría en adelante?
Trump se presenta como un outsider pero es parte de la clase dominante estadounidense. Tiene 3000 millones de dólares y está entre las 350 personas más ricas del planeta, según Forbes. O sea, es parte del 1% que gobierna contra el otro 99%. Ahora bien, su llegada expresa las fracturas políticas, económicas e ideológicas que hay en EEUU. Hasta ahora, desde la posguerra, los distintos gobiernos temporarios respondieron al «gobierno permanente» de EEUU y ningún presidente modificó la estrategia de fortalecer a Estados Unidos como el gendarme global del capital. Veremos si Trump va a intentar romper ese consenso bipartidista en materia de política exterior y, en ese caso, si lo van a dejar. Tengo mis dudas sobre si Trump logrará completar su mandato. Hasta ahora, de 44 presidentes que tuvo EEUU, 9 no lo hicieron (4 por asesinato, 4 por muerte natural y 1 por renuncia, tras inicio de un proceso de impeachment).
– ¿Cree que la histórica movilización encabezada por las mujeres el sábado pasado y el creciente clima de protestas que se vive en Estados Unidos contra Trump, pueden llegar a condicionar el rumbo que tome su gobierno?
Desde los años sesenta que no se registra el nivel de movilizaciones y tensiones sociales que se está viviendo en este momento. El sábado pasado marcharon más de dos millones de personas, encabezados por las mujeres. Pero hubo marchas casi todos los días. Creo que vamos a ver crecientes tensiones, en particular con las mujeres, jóvenes, afroamericanos, hispanos, musulmanes, estudiantes, colectivos de minorías sexuales. También los trabajadores se movilizarán, cuando se vean frustrados por sus promesas incumplidas. Trump tiene un discurso antisindical y ataca derechos socialesy civiles (como el del aborto) para consolidar a su base conservadora y eso va a traer resistencias. Creo que las movilizaciones no cesarán y condicionarán a Trump a lo largo de toda su presidencia. Vamos a presenciar procesos muy interesantes en Estados Unidos, que además tendrán impacto global.