Quienes conocen bien a Donald Trump dicen que es un buen jugador de póquer y, si observamos como se conduce a la hora de encarar confrontaciones, particularmente en relación con México, parece que aplica las tácticas de ese juego de cartas a la política: blofea a ver qué pesca.
Por su parte, Claudia Sheinbaum suele ser tan medida como directa. En México se dice que tiene “mano pesada” (que actúa con severidad y rigor), y esto se hizo evidente, por ejemplo, cuando le respondió a Trump sobre la polémica de los aranceles, el fentanilo y la migración: una carta breve, contundente y firme. (https://www.youtube.com/watch?v=EdM4H5GOsEM).
Más allá de estilos personales, Donald Trump y Claudia Sheinbaum comparten en lo político el nacionalismo y en lo económico, el proteccionismo; esto es, precisa y paradójicamente, lo que –entre otros factores, pero este esencial– ocasiona las divergencias entre ambos.
Los dos se muestran firmes en sus posiciones, pero la diferencia es que, mientras Donald Trump tiene una actitud provocadora, Claudia Sheinbaum se muestra firme y conciliadora.
La posición de Donald Trump, pudiendo ser una amenaza en ciertos aspectos, genera una oportunidad para que el gobierno mexicano se plantee, con una visión estratégica de mediano y largo plazo, a partir de la historia y la coyuntura actual, no solo los pros, como sucede actualmente, sino también los contras en las relaciones con EUA.
En sus prepotentes e improvisados planteos, involuntariamente Trump hace evidentes las desventajas para México de su relación con EUA, particularmente en materia económica.
Aranceles y T-MEC
La principal víctima de la posible aplicación del 25% de arancel con los que amenazó Donald Trump a los productos de origen en México será EUA, ya que provocaría una inflación que no va a poder controlar. No afectará a México, ya que México vende a Estados Unidos el 80% de su producción, incluyendo el petróleo, mientras queEUA vende a México poco más del 20% de su producción.
El hecho de que más del 80% del intercambio comercial de México sea con su vecino del norte implica, necesariamente, una relación de dependencia, máxime si asumimos que entre dos economías abrumadoramente distintas en volumen (PIB de EUA 27.36 billones USD; PIB de México 1.78 billones USD, en 2023), la economía de EUA es 15 veces la de México, así hablar de “sociedad entre pares” resulta ilusorio, equívoco.
Obviamente, no es posible ni conveniente para México en el corto y mediano plazo plantear una reducción sustantiva de la dependencia económica con EUA, pero mantenerla… peor aún: considerar positivo mantenerla y ampliarla, como revela el discurso del gobierno mexicano, es un grave error. Es poner todos los huevos en una misma canasta.
Entre cancelar esta relación dependiente y consolidarla existen opciones intermedias que pueden y deben considerarse a la mayor brevedad posible. Más allá de cuestiones ideológicas, lo primero e imprescindible es generar un espacio, organismo, dependencia del gobierno… un equipo multidisciplinario que, alejado de las urgencias coyunturales –pero considerándolas– de las que el gobierno debe ocuparse, analice con visión estratégica, pensando en el futuro de las nuevas generaciones de mexicanos.
Resulta urgente generar propuestas de vinculación económica con todos los países del mundo según la conveniencia, sin prejuicios ni ataduras como lo son los tratados de libre comercio, que generan condicionantes para los países periféricos y en favor de los centrales.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá́ (hoy T-MEC) entró en vigor el 1 de julio de 2020. En su momento se planteó que transformaría a México en una potencia industrial, pero en cambio solo se convirtió en un país maquilador, con escasa o nula integración de contenido nacional, según los sectores económicos.
La información estadística para el periodo enero-octubre 1993-2024 revela que en este periodo de 32 años la balanza presenta comercial de México presenta un déficit, en 27 de esos años, por un total de 172,602 millones de dólares, un argumento más que contundente para al menos analizar la situación, sacar conclusiones y plantearse alternativas.
“Con el TLCAN, hoy T-MEC, se canceló la rectoría del Estado mexicano sobre el desarrollo, y del mercado interno como impulsor del crecimiento económico, por una economía política que garantiza utilidades a empresas globales, tanto de capital nacional como extranjero, orientadas al comercio exterior, que condujo a la nación a dependencias estratégicas de la economía estadounidense y global”, señala Alberto Montoya en una reciente conferencia.
“Se sometió a empresas públicas, privadas y sociales –destaca– a condiciones irracionales, injustas e inmensamente asimétricas de competencia económica, ante corporaciones globales apoyadas con recursos financieros, jurídicos y de subsidios de las potencias.”
La importancia de los mexicanos en Estados Unidos
Anualmente, los 37.3 millones de mexicanos residentes en EUA aportan 324 mil millones de dólares. Cada mexicano que vive en Estados Unidos paga alrededor de 1.38 dólares de impuestos por cada dólar de gasto social del gobierno de EUA, una diferencia sustantiva respecto a los 0.69 dólares que aportan los ciudadanos estadounidenses. Los sectores en los que predomina la participación de mexicanos son el agrícola, el de servicios y el de construcción.
Aun con ese multimillonario aporte a la economía de EUA, los mexicanos allí residentes envían remesas a sus familiares en México por más de 60 mil millones de dólares al año.
Más todavía: siete de cada 10 trabajadores agrícolas en Estados Unidos son de origen mexicano. ¿Quién se ocupará de dicho trabajo con las “deportaciones masivas” que promete Trump?
Deportación masiva de inmigrantes
Donald Trump acusa a México de permitir la llegada de millones de inmigrantes para que crucen la frontera hacia EUA y amenaza con “deportaciones masivas”, pero sus dichos carecen de sustento. Debido a las políticas del gobierno de México ya no llegan caravanas de migrantes a la frontera entre México y EUA; los arribos se han reducido en 75% de diciembre de 2023 a noviembre de 2024, y destaca el hecho de que la mitad de los que llegan lo hacen atendiendo a una cita legalmente otorgada por el programa de EUA denominado CBP1.
Las posibilidades de concretar las amenazas de Donald Trump son casi nulas si su gobierno realiza una investigación básica, elemental, de los costos y perjuicios para la economía de EUA. Ya mencionamos líneas arriba el impacto económico; agreguemos aquí el costo del plan de deportación masiva que ha propuesto Trump: 88 mil millones de dólares al año le costaría a su gobierno, según el estudio Mass deportation: Devastating costs to America, its budget and economy, realizado por el Consejo Estadounidense de Inmigración, dedicado a la investigación y política de los derechos de inmigrantes.
A lo anterior se suman –según dicho estudio– pérdidas por 46 mil millones de dólares en impuestos, 29 mil millones de dólares en impuestos estatales y locales, 22 mil millones de dólares en seguridad social y entre 4.2 y 6.8% en el producto interno bruto de ese país.
La cifra es aun mayor si se considera el plan de deportación para 10 años. “El costo total a lo largo de 10 años (suponiendo una tasa de inflación anual del 2.5%) sería de 967,900 millones de dólares”. El mismo estudio señala que la mayor parte de ese costo se destinaría a la construcción de campos de detención. Se necesitarían “más de 10 años y la construcción de cientos o miles de nuevos centros de detención para arrestar, detener, procesar y expulsar a los 13.3 millones de inmigrantes”
Drogas y armas
Claudia Sheinbaum fue clara en su respuesta a Donald Trump sobre este tema: “[respecto a] al papel de México en la epidemia de fentanilo en los Estados Unidos, que es un problema de consumo y de salud pública de su país, en lo que va del año las fuerzas armadas mexicanas y las fiscalías han incautado toneladas de diferentes tipos de drogas y 10,340 armas, y detenido a 15,640 personas por violencia relacionada con el tráfico de drogas”.
Según datos del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EUA, el fentanilo cobró la vida de 107,500 personas en 2023. Los gobiernos estadounidenses se limitan a culpar a cárteles colombianos y mexicanos, y nada hacen por combatir a los traficantes y a los lavadores del dinero producto del tráfico, que en su propio territorio alcanza los 100,000,000,000 dólares, según la actual secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen.
Sobre el tráfico de armas de EUA a México, Claudia Sheinbaum le señaló a Donald Trump: “Usted debe estar al tanto también del tráfico ilegal de armas que llega a mi país desde los Estados Unidos; el 70% de las armas ilegales incautadas a delincuentes en México provienen de su país. Las armas no las producimos nosotros; las drogas sintéticas no las consumimos nosotros; los muertos por la delincuencia para responder a la demanda de drogas de su país, lamentablemente, los ponemos nosotros.”
En política
Un enfoque erróneo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador –que repite Claudia Sheinbaum– es considerar que en el ámbito global lo que predomina es una competencia económica entre EUA y China. En realidad, este es un aspecto –relevante, pero uno más– del fenómeno principal: la redefinición de un nuevo orden mundial que se caracteriza por la lenta pero indefectible pérdida de hegemonía de EUA frente a la multipolaridad que impulsan China y Rusia por medio de los BRICS+.
El gobierno de México plantea la necesidad de extender el T-MEC a todo el continente americano, como una expresión de deseo que no tiene sustento ni en la historia ni en la coyuntura actual.
Con el grado de cinismo que caracteriza a los funcionarios y políticos estadounidenses, que ante la impunidad de la que aún gozan no tienen temor al ridículo, la generala Laura J. Richardson –hasta hace poco titular del Comando Sur de EUA– señaló: “Nosotros vemos esto, aquí mismo en nuestro propio hemisferio: que ciertos actores malignos externos como la República Popular China y Rusia se encuentran ejerciendo una influencia agresivamente sobre nuestros vecinos demócratas.
“Hoy en día –agregó– la República Popular China tiene tanto la capacidad como el interés de hacer a un lado las normas internacionales, apoyar su propia marca de autoritarismo, amasar todo el poder y la capacidad de influencia, a expensas de los estados nación con democracias emergentes en nuestro hemisferio”.
Los acuerdos de los países del grupo BRICS, a los que periódicamente se están sumando más naciones para abandonar el dólar estadounidense en sus transacciones de manera acelerada, tendrán un impacto determinante en la pérdida de hegemonía estadounidense, mayor que cualquier cantidad de bombas atómicas. Pero no solo es el factor dólar, algunos datos certifican la contundencia del cambio del escenario global, particularmente en materia económica: mientras en 1960 la participación en el PIB mundial era para EUA del 39% y para China del 4%, en 2024 para EUA es del 24% y de China del 18%
En el caso de comparar la participación en el PIB mundial entre el G7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá) con 35% en 2010 y 29% en 2024, y BRICS+ (Brasil, China, India, Rusia, Sudáfrica, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Egipto, y más de 14 países que han demostrado interés), con 25% en 2010 y 39% en 2024.
Si el gobierno mexicano, con la prudencia necesaria, no cambia su enfoque con una visión estratégica sobre cómo posicionarse en el escenario mundial, sin someterse a tratados de libre comercio limitantes de la soberanía, y actúa en consecuencia, terminará atando a México a la inevitable caída del imperio estadounidense. No será mañana ni en pocos años, pero sucederá.
Daniel Moser*. Analista político y editor. Argentino y mexicano. Director de HELIOS comunicación (heliosmx.org) Integrante del Centro de Estudios Estratégicos Nacionales, A. C., en México.