Al continuar con su letanía de victoria en su juego con México, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó nuevamente con imponer aranceles a su vecino del sur si el Senado de ese país no aprueba el acuerdo alcanzado el viernes pasado sobre el tema migratorio, mientras, en México se teme que al suscribirlo […]
Al continuar con su letanía de victoria en su juego con México, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó nuevamente con imponer aranceles a su vecino del sur si el Senado de ese país no aprueba el acuerdo alcanzado el viernes pasado sobre el tema migratorio, mientras, en México se teme que al suscribirlo se sacrificó a los migrantes y la soberanía nacional.
Quizá tenga razones para su agresiva verborragia, porque mientras el gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador se ufana de haber logrado parar las amenazas comerciales de la Casa Blanca, algunos analistas señalan que la política migratoria mexicana se negoció en Washington ante la extorsión de Trump.
El canciller Marcelo Ebrard, tras varios días de dimes y diretes, admitió que si en 45 días el gobierno de México fracasa en demostrar la eficacia de las medidas adoptadas para reducir los flujos de migración irregular, «vamos a tener que negociar o entrar a discusión con Estados Unidos la propuesta de convertirse en tercer país seguro».
«Ellos quieren que discutamos -si las medidas no funcionan- la propuesta de tercer país seguro… Nosotros pensamos que se tiene que crear un sistema de gestión migratoria, que es un concepto muy distinto, sobre asilo y refugio, y estaría por definirse cuál sería la distribución de responsabilidades en caso de que no funcionen las medidas que estamos implementando», añadió.
Las medidas adicionales que se anunciaron el viernes, incluirían, desde luego, discutir lo que ellos plantean, sostuvo. Se estaría aplicando si fracasamos y si aceptamos lo que nos digan, añadió.
En su habitual bombardeo de tuits, Trump dijo que «hemos firmado y documentado completamente otra parte muy importante del acuerdo de inmigración y seguridad con México, uno que Estados Unidos estuvo pidiendo sin respuesta durante años (…) Será revelado en un futuro no lejano y necesitará un voto del cuerpo legislativo de México».
«Si por alguna razón la aprobación no llega, los aranceles se restablecerán», advirtió, continuando con su táctica de amenazar sobre el cumplimiento de una parte de los acuerdos que, según él, no ha sido difundido, en la que supuestamente México se convertiría en «tercer país seguro», lo que dificultaría que los refugiados que pasen por México pidan asilo en EEUU. Hasta ahora, el gobierno mexicano se ha opuesto a esta propuesta impopular, que requeriría de la aprobación por el poder legislativo.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, reiteró a periodistas: «Si llega a darse el caso de que no estemos avanzando lo suficiente, existe el riesgo de que se impongan dichos aranceles», tras anunciar que enviará personal a Centroamérica para negociar acuerdos con los gobiernos de la región y ayudar a reducir el flujo de migrantes que se dirigen hacia Estados Unidos.
Trump había anunciado a finales de mayo la imposición de aranceles de 5 por ciento a todos las importaciones mexicanas, que irían aumentado cinco puntos porcentuales mensualmente hasta un tope de 25% en octubre, si México no detenía el flujo migratorio hacia territorio estadounidense. Dl virnes ambos gobiernos alcanzaron un acuerdo después de tres días de negociaciones intensas en Washington, cuando EEUU retiró su amenaza de imponer aranceles.
México se comprometió a aumentar la seguridad en su territorio, y expandir su política de devolver a los migrantes centroamericanos mientras Estados Unidos procesa las peticiones de asilo. México desplegará a la Guardia Nacional en todo el sur del país para frenar la migración irregular de centroamericanos y EEUU expandirá inmediatamente un programa para permitir a los solicitantes de asilo permanecer en territorio mexicano mientras se procesan sus casos.
Este concepto de tercer país seguro es empleado en los procedimientos de asilo para transferir la responsabilidad del examen de una solicitud de un país de acogida a otra nación considerada seguro, es decir, capaz de proporcionar protección a los peticionarios de asilo y los refugiados. Lo que logró México es posponer por 45 días la aplicación de las sanciones anunciadas por Trump, principio de una temida guerra comercial de ambos lados.
Ebrard desestimó las críticas de la oposición acerca del acuerdo que se alcanzó y aseguró que México no perdió soberanía y está preparado para hacer frente a los embates que se puedan presentar como parte del proceso electoral que se vive en EEUU, donde Trump ha elegido a México como catapulta para conseguir la reelección.
Según académicos, el acuerdo migratorio entre México y Estados Unidos tendrá un claro beneficiario: los traficantes de personas, ya que habrá más mecanismos de control, más rigidez en el paso, lo que va a provocar que aumente el costo de traslado y esto fortalecerá el negocio del crimen organizado que trafica personas, opinó Javier Urbano, investigador en asuntos internacionales de la Universidad Iberoamericana.
No veo ningún acuerdo, lo que veo es el pago de una extorsión, no hay aranceles y México acepta una serie de cosas que tienen muchas complicaciones para el país, apuntó Leticia Calderón, experta en migración del Instituto Mora.
Lo peor es que no hay garantía de que en tres meses Trump no monte otra bravata, señala el columnista de La Jornada, Luis Hernández Navarro. La política migratoria mexicana se negoció en Washington, sacrificando a los migrantes y la soberanía nacional, añadió el analista.
Críticas desde EEUU también
Casi todo el espectáculo de tuits y amenazas de Trump iban dirigidas al frente interno, donde las posibilidades de reelección el año próximo aún se ven lejanas. El premio Nobel de Economía Paul Krugman afirmó que el magnate fingió que ganó la pulseada e inventa victorias imaginarias.
En su triunfalismo, Trump también indicó al día siguiente del convenio que «México ha acordado comenzar a comprar de forma inmediata grandes cantidades de productos de nuestros grandes agricultores patriotas», algo que no figura en los acuerdos, ya que el comercio agrícola no fue discutido durante los tres días de negociaciones en Washington. Krugman señaló lo que dejaba ver entre líneas el tuit de Trump: Traducción: recibí tan poco a cambio de todas mis amenazas que tengo que inventar victorias imaginarias».
Y añadio que «el enfrentamiento con México ha finalizado, por ahora, más o menos como el TLCAN/T-MEC (acuerdos de libre comercio): Trump sopló y resopló, los negocios de Estados Unidos lograron transmitir el mensaje de que una guerra comercial sería un desastre y, básicamente, el presidente cedió mientras fingía que ganaba. Una amenaza de Trump vale lo mismo que una de sus promesas: no hay ninguna razón en particular para creer que la cumplirá.
En cualquier caso, más allá del fiasco con México, la moraleja es que Estados Unidos es ahora menos creíble y menos respetado que hace unas semanas. Y probablemente las cosas se pongan peor, concluyó Krugman.
Pero Trump también arremetió contra el The New York Times, que informó el sábado que el acuerdo consistió en gran parte en acciones que desde hace varios meses México ya había prometido emprender. El mandatario calificó el reporte del NYT como «otra información falsa. Si (Barack) Obama hubiera realizado las negociaciones que yo hice, para la frontera y la economía, los medios corruptos estarían saludándolos como algo increíble y se hubiera declarado una fiesta nacional (…) Por tratarse de mí (…) ningún crédito», tuiteó .
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, afirmó en un comunicado que Trump había socavado el papel de liderazgo preminente de Estados Unidos en el mundo con sus presiones sobre México. Las amenazas y las rabietas no son una forma de negociar en política exterior, dijo.
Por su parte, el líder y precandidato presidencial demócrata Bernie Sanders señaló que de lo que «el mundo está cansado y de lo que estoy cansado es de un presidente que va constantemente a la guerra, a la guerra verbal con nuestros aliados». «Estas son concesiones que México ya había hecho, en algunos casos hace meses. Podrán haber acelerado el cronograma, pero en general el presidente no logró nada excepto poner en peligro la relación comercial más importante que tiene Estados Unidos, añadió..
Gerardo Villagrán del Corral: Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)