Traducido para Rebelión por Caty R.
Realmente hace falta ser un dictador para afirmar que los disturbios en las calles de Túnez se deben a la injerencia «extranjera» y las actuaciones «imperdonables» equivalen a «terrorismo». El intachable gobierno de Túnez, democrático y nada corrupto, sabe de qué habla. Los aliados occidentales manifiestan algunas inquietudes, pero apenas o ninguna condena. La policía y el ejército disparan balas de verdad a los civiles, los muertos ya se cuentan por decenas, pero todavía no es suficiente para alarmar a los gabinetes occidentales. El aliado tunecino tiene privilegios especiales, en la comunidad internacional, para tratar como es debido a su oposición o cualquier intento de resistencia a su dictadura y su opresión.
Túnez no es una democracia: es una dictadura que practica el asesinato político y la tortura y en la que el gobierno vive de la corrupción más generalizada. Es necesario que apoyemos a la población en general y a los jóvenes en particular que se lanzan a las calles y exigen respeto a su libertad y a sus derechos. Ya es hora, ya es el momento de acabar con esta farsa de democracia y progreso «modernistas» destinada a engañar a los turistas y a los «mal informados». Ya es hora, ya es el momento de decir al pueblo que despierta que estamos de su parte, que no tenemos nada de ingenuos y que los tunecinos tienen razones para rebelarse. En cuanto a todos aquéllos que callan o que quieren preservar sus intereses políticos, económicos o turísticos… les quedará la vergüenza. Aparte de que los motines acaben en el éxito o el fracaso, permanecerán el principio y la causa: resistir al dictador y denunciar a sus aliados (dictadores, demócratas y/o hipócritas).
En Argelia, las cosas parecen calmarse y sin embargo las reivindicaciones permanecen legítimas. ¿Adónde va el maná petrolero? ¿Quiénes son los corruptos que se llenan los bolsillos con el comercio, ganancias fraudulentas o comisiones ilícitas mientras el pueblo argelino se empobrece, crece el desempleo y el sistema entero se desploma sobre una población asfixiada? Un sistema cerrado, una corrupción generalizada, las mentiras y las manipulaciones: Argelia va mal, mientras que su presidente está enfermo. La calle se ha expresado y volverá a expresarse. En los próximos días o en las próximas semanas. Y tendrán que escucharle. Porque ya es hora, ya es el momento.
Desde Níger nos llegan noticias del horror. Dos jóvenes franceses secuestrados y después asesinados a sangre fría. La condena de estos actos odiosos es clara, tajante, definitiva. Eso no puede ser, no debe ser, y hay que combatir a esos grupos extremistas, manipulados o manipuladores (de la religión, de sus principios o de otras referencias o causas…). Como ya hicimos en el Coloquio Internacional de Musulmanes del Espacio Francófono (CIMEF) en julio de 2010, hay que repetir que nada puede justificar el asesinato de personas inocentes (ni los actos de esta naturaleza) en nombre del Islam o de cualquier compromiso político.
Al mismo tiempo que expresamos alto y claro esta condena queremos expresar, también alto y claro, las reservas sobre la estrategia de los gobiernos africanos y francés con respecto a la amenaza de esos grupúsculos y redes extremistas y violentas. Tres militares africanos a quienes entrevistamos este verano nos contaron sus problemas de conciencia, sus inquietudes y angustias debidas a las órdenes que reciben y a la forma en que deben actuar en el Sahel frente a esas redes en las que se mezclan los extremistas, los bandidos y los saqueadores. Les ordenan que no tomen ningún prisionero, que liquiden a todos los miembros de los grupos una vez localizados, estén armados o no, estén combatiendo o no. Uno de los militares una vez llamó a su comandante y le informó de que habían localizado un grupúsculo restringido que no estaba en combate y en el que había dos mujeres. La respuesta no se hizo esperar «¡Mátenlos a todos! No queremos prisioneros». ¿Por qué? ¿Cómo se explican esos asesinatos? Otro militar aseguraba que encontró el cadáver de una persona a la que había ordenado que arrestaran en una expedición anterior y a la cual debieron liberar, ya que se encontraba entre los muertos algunas semanas después. Extraña estrategia, cruel, pero sobre todo incomprensible. El ejército francés está en el centro de esas formas de actuar y, en semejante ambiente de locura y sinsentido, la persecución de los secuestradores significaba irremediablemente la muerte de sus dos cautivos. ¿Cómo dudarlo?
No podemos detenernos sobre este único asunto y expresar condenas, sino que es claramente el conjunto de la estrategia africana-francesa en el Sahel la que hay que cuestionar. El régimen de terror, la mezcla de los géneros (lucha contra el terrorismo, el bandolerismo o la corrupción), las ejecuciones sumarias, la falta de respeto a la vida de las personas y los prisioneros y los métodos expeditivos no pueden ofrecer seguridad ni a los africanos (malienses, nigerianos, etc.) ni a los residentes franceses. Francia se sigue equivocando en África. Como siempre. Acaba de intentar el rescate de dos rehenes «a la africana»… porque muchos Estados africanos también se equivocan en la propia África. Ya ha llegado el momento, en la lucha contra los extremistas violentos, de adoptar una estrategia, de respetar ciertos principios de la dignidad y el derecho y no creer que lo que está pasando en el Sahel, lejos de las cámaras, se justifica por el silencio mediático. Algún día los inocentes pagarán, personal y mediáticamente, esos errores. Es necesario que eso acabe. Ya es hora, es el momento.
Nuestras condolencias a las familias de todas las víctimas en Túnez, en Argelia, en Francia… al lado de los oprimidos, de las víctimas y de los inocentes. Siempre.
Fuente: http://www.tariqramadan.com/