Traducido para Rebelión por Jorge Aldao y revisado por Caty R.
Una noche de terror y de represión salvaje digna de los tiempos del régimen de Ben Alí. Cuarenta y ocho horas después del nombramiento del nuevo ministro del Interior Habib Essid -que ocupó varias veces el puesto de jefe de gabinete del ministerio del Interior bajo Ben Alí-, los tunecinos tuvieron que revivir, en la noche del viernes al sábado, escenas de una violencia inaudita que creían desterradas para siempre desde el 14 de enero.
Al caer la noche, mientras centenares de manifestantes hacían una sentada delante del edificio del ministerio del Interior para exigir la salida del presidente provisional Foued Mebazaa y del Primer Ministro Béji Caïd Essebsi, los agentes de la policía antimotines, comúnmente llamados los «BOB», y de la guardia nacional cargaron contra ellos. Hubo gases lacrimógenos, palizas e interrogatorios a los manifestantes. Un pánico notable se apoderó de los clientes y comerciantes de la avenida Habib Bourguiba, que se vació muy rápidamente. Los jóvenes manifestantes se refugiaron en las calles y los bulevares adyacentes y levantaron barricadas en la calle de Marsella, en la avenida de París y en la avenida de Palestina. Pero no aguantaron mucho tiempo bajo la carga furiosa de los agentes, la mayoría de ellos de civil, con pasamontañas, montando motocicletas o en los blindados de la guardia nacional.
Perseguidos dentro de los barrios populares, muchos manifestantes fueron violentamente atacados por las «milicias» del ministerio del Interior, armadas de garrotes y barras de hierro. El comunicado del ministerio del Interior habla de una operación de «mantenimiento del orden» y justifica haber recurrido a la fuerza porque los manifestantes fueron los primeros en usar la violencia contra las fuerzas policiales. Es la segunda vez en menos de una semana que el gobierno provisional recurre a la represión. A principios de semana pasada los policías dispersaron violentamente una asamblea en la Casbah.
Durante mismo día, viernes, se efectuaron varias manifestaciones y marchas. Mientras los jóvenes militantes del PCOT (Partido Comunista Obrero de Túnez), de En Nahda (1), del Movimiento de Patriotas Demócratas, etc., eran reprimidos a la altura de Bab Jedid por las fuerzas policiales para impedir que llegaran al Palacio del Gobierno, situado en la Casbah, la avenida Bourguiba era el lugar donde los salafistas de la nebulosa Tahrir (2) demostraban su fuerza. A la hora de la oración de los viernes, varios centenares de militantes y simpatizantes de Tahrir (partido prohibido) cerraron un extremo de la avenida y organizaron una oración pública que fue seguida por una imponente procesión. Hoy al mediodía la policía volvió a intervenir para acosar en el Teatro Municipal a los manifestantes de la Casbah I, II y III, abreviaturas que señalan diversas alianzas políticas.
Durante una entrevista concedida el martes a tres cadenas de TV tunecinas, el Primer Ministro, Caïd Essebsi, puso las cartas sobre la mesa anunciando un nuevo ciclo de represión. En su discurso televisado, criticado por los partidos de la oposición, el Primer Ministro insistió en la imperiosa necesidad de «restaurar la autoridad del Estado».
Revolución Acto II
«Es una mala señal», comenta Moncef Marzouki, presidente del Congreso para la República. «La agresividad y la extrema brutalidad de las fuerzas del desorden, dice, llevan la firma de los hombres de Ben Alí». Essebsi, un partidario del método y del pensamiento «de Bourguiba» estaría, según Marzouki, ajustando sus cuentas con el «benalismo» aprovechando la revolución. Si «el gobierno se empeña en dirigir él solo la barca de la transición democrática, en usar la provocación y la represión desproporcionadas, Túnez no está libre de un Acto II de la Revolución».
La misma opinión tiene Chokri Belaïd, del Movimiento de los Patriotas Demócratas para quien la vuelta de Habib Essid al poder no augura nada muy alentador y compromete seriamente la próxima elección de la Asamblea Constituyente. «El nombramiento de Essid marca el fuerte resurgimiento de la policía política y de los métodos autoritarios», subraya.
El «Consejo Nacional para la Salvaguarda de la Revolución» y el «Frente del 14 de enero», que agrupan una profusión de formaciones políticas de la oposición están en cónclave desde el viernes para estudiar las vías y medios de respuesta a la ofensiva del gobierno de Essebsi, declaró Nizar Ammami, sindicalista del PTT y portavoz de la Liga de la Izquierda Obrera.
En un comunicado el Consejo denunció la represión ciega y las veleidades de «apropiación» de la revolución tunecina. El último 27 de febrero en respuesta a grandes manifestaciones que duraron varios días en la Casbah dirigidas por el «Frente del 14 de enero», Mohamed Ghannouchi se vio obligado a dimitir. ¿Sucederá lo mismo con el actual Primer Ministro que sólo lleva 22 días al frente del gobierno?
Notas del traductor:
(1) Se refiere al movimiento islamista tunecino «En Nahda» (Renacimiento) fundado en 1981 por Rached Ghannouchi y otros intelectuales que se inspiraron en los «Hermanos Musulmanes» de Egipto y que fue ampliamente reprimido bajo el régimen de Zine El Abidine Ben Alí y legalizado recientemente luego de la caída de Ben Alí.
(2)Se refiere al partido Tahrir (Liberación), de corte islamista radical que se presentó en público el 10 de marzo.