Tras la avalancha de protestas internacionales que ha tenido lugar, entre ellas, un comunicado oficial del Departamento de Estado de Estados Unidos en el que se advertía de una posible respuesta por parte de este país en caso de que la ley sea aprobada, la aparente retirada del proyecto del orden del día el miércoles […]
Tras la avalancha de protestas internacionales que ha tenido lugar, entre ellas, un comunicado oficial del Departamento de Estado de Estados Unidos en el que se advertía de una posible respuesta por parte de este país en caso de que la ley sea aprobada, la aparente retirada del proyecto del orden del día el miércoles hacía albergar esperanzas, y de hecho los medios de comunicación internacionales daban por hecho que el Parlamento «aparcaba» finalmente el proyecto. Horas después se argumentaba que todo se había debido a cuestiones procedimentales, falta de quórum, y se volvía a anunciar una posible votación este viernes.
No obstante, las organizaciones en defensa de los derechos humanos, celebraron ayer el retraso en la votación. Frank Mugisha, director de Minorías Sexuales de Uganda, declaró que a su modo de ver «si el proyecto de ley hubiera sido debatido, se habría aprobado, porque la mayoría de los diputados que se encontraban estaban a favor». «Nos salvamos por la falta de quórum», aseguró aliviado.
Por su parte, Christopher Senyonjo, un obispo anglicano ya jubilado que lucha contra la homofobia declaró cuánto le disgusta la sóla idea de que se debata semejante proyecto de ley «porque hay mucha desinformación y los ánuimos están muy encendidos, si se debate, puede pasarles cualquier cosa a las personas LGBT».
Bahati -diputado ugandés vinculado a la derecha religiosa estadounidense- llevaba semanas presionando para conseguir que el Parlamento retomara la discusión, después de que quedara congelado debido -en buena parte- a la presión internacional. Su objetivo era conseguir la aprobación antes de que el nuevo Parlamento tome posesión.Para conseguirlo, sus promotores están dispuestos a renunciar al punto más polémico, la pena de muerte que el texto original contempla en casos dehomosexuales infectados por VIH que mantengan relaciones, o cuando se establezca que ha habido «violación».
Aun sin la pena capital, el proyecto, además de castigar las relaciones homosexuales con condenas de prisión que podrían llegar a la cadena perpetua, propone perseguir penalmente a personas u organizaciones que den cobertura a las personas homosexuales, o cualquiera que, por ejemplo, les alquile una vivienda.
Lo cierto es que el retraso aumenta también el tiempo para las dos organizaciones que están recogiendo firmas en todo el mundo para exigir al presidente del país que, en caso de que la ley sea aprobada, recurra al derecho a veto para echarla atrás. Una de ellas, alojada en Avaaz, ha reunido ya cerca del millón y medio de firmas. La otra, en All Out, cuenta con medio millón de firmas recogidas.
Fuente: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=2&id=1948