Del 2 al 5 de noviembre de 2013 se reunieron en Calabar, Nigeria, los miembros de las comunidades afectadas por estas plantaciones de monocultivo y una serie de organizaciones de la sociedad civil de África, Europa, América y Asia. Compartieron testimonios y analizaron las consecuencias de la expansión, rápida y devastadora, de las plantaciones de […]
Del 2 al 5 de noviembre de 2013 se reunieron en Calabar, Nigeria, los miembros de las comunidades afectadas por estas plantaciones de monocultivo y una serie de organizaciones de la sociedad civil de África, Europa, América y Asia. Compartieron testimonios y analizaron las consecuencias de la expansión, rápida y devastadora, de las plantaciones de monocultivo de aceite de palma implantadas por empresas multinacionales en diversas comunidades y países.
Nasako Besingi es la pesadilla de todo acaparador de tierras. Este coordinador comunitario y director de un movimiento dedicado a la protección del medio ambiente llamado Struggle to Economise Future Environment (SEFE) ha destrozado los planes de una empresa estadounidense de destinar una extensa porción de tierra en el sudoeste de Camerún a la producción de aceite palma.
Herakles Capital es una sociedad de capital de riesgo con sede en Nueva York que está intentando adquirir y explotar plantaciones de aceite de palma en más de 80.000 hectáreas en África central y occidental. Nasako ha trabajado sin descanso para investigar y sacar a la luz el proyecto que la empresa quiere realizar en Camerún desde el primer momento que escuchó hablar de él, y ha ayudado a la población local a comprender cuáles son los planes de la empresa. Hoy, la oposición contra Herakles ya está extendida, pero Nasako ha tenido que pagar un precio muy alto por ello.
Cuenta Nasako que «La primera vez que escuché hablar sobre la intención de construir una plantación en nuestro área fue por un agente del gobierno en 2009… Me impactó mucho. Le dije: «pero si no hay tierras disponibles en esta zona»». Más adelante en ese mismo año, en una reunión local del partido político en el poder, ofrecieron a los jefes de nuestra zona que firmaran un papel en blanco a cambio de 10.000 francos CFA. «Ninguno sabía lo que estaba firmando», añade Nasako. «Más tarde supimos que ese documento se empleó como prueba de que se había obtenido el consentimiento local para la construcción del proyecto de aceite de palma que se había propuesto».
En 2010, el gobierno y la empresa hicieron público el acuerdo. Pero no estaba claro quién estaba detrás del proyecto. «Cuando hablaban del tema en el ámbito local se referían a la empresa como Sithe Global, una empresa estadounidense, y cuando la información se ofrecía de forma oficial, se hablaba de SCSOC, una empresa registrada en Camerún. Personalmente, me parecía que intentaban esconder la verdadera identidad de la empresa», añade Nasako. No fue hasta más adelante cuando se clarificó que la empresa pertenecía al gestor de fondos de inversión estadounidense Herakles Capital, también propietario de Sithe Global. Una fuente interna facilitó a Nasako una copia del convenio entre el gobierno y la empresa. «El convenio no especifica la cantidad de tierras ni la localización de las tierras en cuestión para el proyecto», según cuenta Nasako. «Pero, cuando la empresa llegó, dijeron que las tierras las había asignado el gobierno».
SEFE organizó un encuentro en agosto de 2011 para explicar la propuesta de proyecto. Invitaron a todos los pueblos afectados, al gobierno y a la empresa, pero esta última denegó la invitación. «Entonces fue cuando me di cuenta de que la empresa no quería negociar, de que nos estaban rehuyendo, así que decidimos llevarla ante los tribunales», explica Nasako. SEFE presentó cargos contra la empresa por violación nacional e internacional del medio ambiente y de los derechos humanos ante el Tribunal Supremo. El tribunal falló a su favor, alegando que Herakles no contaba con permiso para operar en el área, pero nada de esto paró al grupo. «La empresa ignoró la decisión del tribunal porque contaban con el beneplácito del Primer Ministro», dice Nasako. «Entonces nos preguntamos: «si la empresa ignora al tribunal, ¿cómo conseguiremos nosotros, el pueblo, que nos escuchen?»».
SEFE aceleró su trabajo de concienciación. Organizó otro encuentro en Julio de 2012 en el pueblo de Meangwe 2. Durante los días previos a la reunión, algunos miembros de la empresa fueron a los pueblos para alertar a los habitantes de que no asistieran. «Dijeron a los habitantes que la reunión era ilegal, que SEFE era una organización ilegal y que se arrestaría a todos aquellos que acudieran al encuentro», explica Nasako. «Pero esto no evitó que la gente viniera. A pesar de ser la época de lluvias, vinieron más de 300 personas desde todos los pueblos afectados. Para muchos, esta fue la primera vez que escucharon hablar acerca del proyecto y de la empresa».
El esfuerzo de Nasako casi le costó la vida. Un mes después de la reunión, un grupo de hombres le asaltó mientras viajaba en moto a un pueblo que le había solicitado información sobre los planes de Herakle. «Me tiraron de la moto y comenzaron a pegarme», revive Nasako. «Me gritaban y me decían que era mi culpa por haberme metido en los asuntos de la empresa. Les reconocí a todos, trabajaban para Herakles Farms». Por suerte, un grupo de periodistas franceses iban detrás de Nasako ese día. Cuando apareció la furgoneta dejaron a Nasako y huyeron.
La tensión entre la empresa y los habitantes de los pueblos siguió escalando, pero tanto la empresa como el gobierno seguían afirmando que la gente apoyaba la concesión, y continuaron difundiendo esta información falsa en los medios nacionales e internacionales. Nasako afirma que «La gran mayoría de la población local se opone a lo que está haciendo Herakles y queremos mostrárselo al mundo».
SEFE desarrolló un plan a petición de la comunidad. En noviembre de 2012 produjeron cientos de camisetas que decían «Plantaciones en nuestras tierras no. Herakles fuera» y se las repartieron a los habitantes de los pueblos para que las llevaran durante una ceremonia que se iba a realizar es las instalaciones para que quedara constancia de su oposición a las plantaciones de Herakles. No obstante, antes de la ceremonia, un grupo numeroso de policías y soldados irrumpieron en las oficinas de SEFE y arrestaron a Nasako y a otras 5 personas. «Intentaban provocarnos y que la gente se pusiera violenta, pero insistimos en que era una protesta pacífica y urgimos a todos que no opusieran resistencia física, ya que eso serviría para arrestar a más personas y presentar más cargos», prosigue Nasako. A pesar de la intimidación, alrededor de 400 personas recogieron las camisetas. No obstante, de camino a la ceremonia, la policía y el ejército les atacaron con violencia y evitaron que entraran con las camisetas puestas.
Nasako sigue esperando la citación judicial para conocer los cargos de los que se le acusa. Los otros cinco que habían sido arrestados fueron acusados de participar en la organización de una reunión ilegal. Al mismo tiempo, Herakles ha iniciado un proceso separado contra Nasako, en el que le acusan de difamación y le demandan por daños. También sigue a la espera de recibir la citación. «No voy a tener el dinero para pagar los daños si pierdo. Eso significa que tendría que ir a la cárcel», explica Nasako.
Ni la posibilidad de ir a la cárcel ni las amenazas contra su vida disuaden a Nasako. Confía en que la comunidad está ganando la batalla. Parece que Herakles Farms sufre ahora problemas de financiación, y el gobierno les ha obligado a reducir su proyecto a una superficie de 20.000 hectáreas. Pero eso no es suficiente para SEFE y los habitantes de los pueblos. Quieren que se cancele el proyecto. Nasako avisa que «Debemos seguir resistiendo. Nunca se sabe si el silencio de la empresa es una mera estrategia… no podemos descansar hasta que se anuncie oficialmente que se ha cancelado el proyecto. También están llegando otras empresas. Sabemos que Cargill está colaborando con la ONG internacional Proforest para adquirir tierras en una zona vecina, exactamente al sur de la propuesta de proyecto de Herakles».
Nasako y su organización SEFE necesitan apoyo internacional para conseguir ayuda con los procesos ante los tribunales y con su trabajo en el terreno. Aquellos que deseen saber más sobre cómo ayudar pueden contactar con Nasako en [email protected] Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. .
Grain
(Traducción de Ana María Peña Rubio)