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Un alcalde republicano paladín de la lucha contra los gays reconoce que tuvo relaciones homosexuales

Fuentes: Efe

El estado de Washington sigue en estado de shock tras una revelación periodística que sacó del armario a un prominente republicano, paladín de luchas conservadoras contra los derechos de los homosexuales. Lo ocurrido en ese estado da sentido al dicho, muy popular en este país, «haz lo que digo pero no lo que hago», y […]

El estado de Washington sigue en estado de shock tras una revelación periodística que sacó del armario a un prominente republicano, paladín de luchas conservadoras contra los derechos de los homosexuales.

Lo ocurrido en ese estado da sentido al dicho, muy popular en este país, «haz lo que digo pero no lo que hago», y se produce precisamente en medio de una ola de puritanismo en EEUU.

Jim West, alcalde de Spokane (Washington) por el Partido Republicano, conocido por sus duras posturas frente a los homosexuales, reconoció el jueves haber mantenido relaciones con otros hombres, luego de que se hiciera pública una investigación que cayó como una bomba en este estado de la costa del Pacífico.

Para elaborar esta pesquisa, que llevó tres años, el diario «The Spokesman-Review» contactó a dos hombres que acusaron a West de haber abusado sexualmente de ellos cuando eran niños.

El rotativo también acusó al alcalde de aprovechar las prebendas de su cargo para iniciar relaciones con jóvenes.

West, de 54 años, negó las acusaciones de abuso sexual, pero confirmó al periódico que ofreció regalos, favores e incluso un trabajo en prácticas en el ayuntamiento en un «chat» electrónico habilitado por la página de internet Gay.com.

El alcalde hizo este ofrecimiento a un hombre que se presentó en el «chat» como un joven de 18 años, pero que en realidad era un experto contratado por el diario.

Tras conocerse el escándalo, los numerosos enemigos de West se apresuraron a denunciar la hipocresía de un alcalde que, mientras luchaba activamente contra los derechos de los homosexuales, mantenía relaciones con hombres.

West, quien fue líder de la mayoría republicana en el Senado estatal, se opuso a los esfuerzos para ampliar la protección de los derechos civiles de los homosexuales y votó a favor de un proyecto de ley que en 1998 prohibía el matrimonio entre las parejas del mismo sexo.

El alcalde llegó incluso a proponer que el sexo entre adolescentes se criminalizara y apoyó una medida que habría prohibido a los gays y lesbianas trabajar en escuelas y guarderías.

«La confianza del público se erosiona cuando lo que dicen los políticos es diferente a lo que hacen en su vida privada», dijo Lisa Brown, senadora por el Partido Demócrata.

Precisamente Washington fue escenario esta semana de un incidente «pro-decencia» que en otro momento habría sido aupado y celebrado por el alcalde West.

La cadena de cafeterías Starbucks, que hasta la fecha tenía una imagen más bien progresista, decidió vetar la venta en sus locales del álbum «Devils and Dust», de Bruce Springsteen, por considerar que su contenido es para adultos.

Starbucks, que tiene su sede en Washington y que también vende música en sus locales de EEUU, está ofendida por la canción titulada «Reno», que hace referencia al sexo anal y da detalles sobre un encuentro con una prostituta.

Otro indicio de hasta qué punto por el país se propaga esta «ola de decencia» se produjo en Texas, donde la Cámara legislativa estatal aprobó, también esta semana, una ley contra los bailes demasiado sensuales de las animadoras deportivas.

La nueva medida, que ahora tiene que aprobar el Senado estatal, propone dar autoridad al Departamento de Educación para decidir si las «cheerleaders» cumplen o no los estándares de decencia o, por el contrario, son demasiado descaradas.

Mientras tanto, la industria televisiva, muy vigilada desde que tuvo lugar el sonado medio destape de la cantante Janet Jackson, lanzó esta semana una iniciativa, llamada «TV Watch Coalition», para defenderse contra una ley que propone incrementar las multas cuando una emisora emita contenido que no se ajuste a una peculiar medidor de decencia.

Se trata de medidas que comienzan a causar malestar incluso entre los conservadores como Adam Thierer, uno de los miembros de la coalición y director del Centro para la Libertad de los Medios Digitales, adscrito a la Fundación para el Progreso y la Libertad.

Thierer señaló que, en una sociedad libre, «distintas gentes tendrán diferentes valores y niveles de tolerancia cuando se trata de la libertad de información, y el Gobierno no debería imponer sobre todos la voluntad de algunos».