Un año después de su ofensiva, el MNLA reconoce que se encuentra en una situación de debilidad y que no ha sabido adaptarse al actual contexto. Por ello, el Congreso celebrado la semana pasada aprobó redinamizar las estructuras y actualizar sus reglamentos internos pero, sobre todo, acordó «buscar una salida política negociada para una solución […]
Un año después de su ofensiva, el MNLA reconoce que se encuentra en una situación de debilidad y que no ha sabido adaptarse al actual contexto. Por ello, el Congreso celebrado la semana pasada aprobó redinamizar las estructuras y actualizar sus reglamentos internos pero, sobre todo, acordó «buscar una salida política negociada para una solución definitiva del conflicto», considerando las consecuencias negativas de una guerra, ya que «la intervención extranjera está más preocupada por el terrorismo internacional que por la necesidad de solucionar definitivamente el conflicto que opone Azawad a Mali».
El MNLA constata también que la población de Azawad no está suficientemente sensibilizada sobre los objetivos del movimiento independentista, y pide al Consejo de Transición del Estado de Azawad (CTEA) que se descentralice y cree oficinas regionales.
También ha recomendado reestructurar su fuerza militar y reforzar la disciplina tras criticar su carácter excesivamente étnico y tribal y «la pertenencia de casi todo el material militar a ciertos combatientes». Propone buscar financiación en el interior y en el exterior ante la actual falta de recursos.
Aunque el MNLA siempre ha dicho que sus demandas no se limitan a la población tuareg, sino también a la árabe o shongai, subraya «la necesiad de una paz duradera para el refuerzo de la cohesión social a través de reencuentros intra e intercomunitarios» con el fin de «combatir la explotación abusiva de la diversidad étnica y tribal de nuestras poblaciones, que opone unas a otras desde la época colonial».
La religión ha sido una de las cuestiones que ha opuesto al grupo con otras fuerzas armadas. En la resolución de su congreso, el MNLA hace un llamamiento solemne a mantener la práctica del islam «conforme a la sunna (dichos y hechos atribuidos a Mahoma) del profeta», tras constatar la «confusión y la incomprensión actual sobre la práctica del islam, que es una religión de no violencia y tolerancia».
Llamamientos al civismo, a centralizar la política de comunicación y redinamizar la cooperación internacional, a colaborar con los países y organizaciones que acogen a decenas de miles de refugiados, completan las recomendaciones del congreso del MNLA.