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Un curso más, el Gobierno de Canarias suspende en Educación Sexual Integral

Fuentes: Rebelión

Se requiere que la Consejería de Educación realice un análisis urgente de la realidad de la EAS en los centros educativos de Canarias.

Desde septiembre de 2021 contactamos con la presidencia de la Comisión de Educación del Parlamento de Canarias, con la finalidad de solicitar la presentación del Informe “La Educación Afectivo Sexual Integral en Canarias, legalidad y realidad”, en el que realizamos un análisis de lo que plantean las leyes y lo que realmente se desarrolla en los centros educativos de Canarias, proponiendo alternativas a la actual situación de (des)educación sexual. Tras varios trámites, en noviembre de 2021 la Mesa del Parlamento aceptó esta presencia en Comisión. Pero hemos llegado a junio de 2022 y sus señorías no han encontrado un espacio temporal para escucharnos, a pesar de los esfuerzos que hemos realizado, contactando con integrantes de esta Comisión, de diferentes grupos políticos, para que apoyaran esta petición, dado que en el presente curso escolar se elaboraban los diseños curriculares LOMLOE de Canarias, y en ellos se debería de recoger y concretar la propuesta de Educación Afectivo Sexual (EAS) que correspondería implementar en nuestros centros educativos.

Parece que la voz de quienes contribuyeron a hacer realidad el único Programa Institucional de Educación Sexual del Estado español, denominado Harimaguada, impulsado por el Gobierno de Canarias en el periodo 1986-2004, coordinado por un equipo de docentes especialistas, que facilitaba formación, acompañamiento y apoyo al profesorado y las familias para que desarrollaran la educación afectiva y sexual con su alumnado / hijas e hijos, no es lo suficientemente valiosa como para que sea escuchada y tomada en consideración.

¿Qué medidas de Educación Sexual desarrolla el Gobierno de Canarias?

Curiosamente el 26 de octubre, tras nuestra petición de presencia en el Parlamento, la presidenta de la Comisión de Educación pregunta a la Consejera de Educación, en el Pleno del Parlamento de Canarias “¿Cuenta la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes con programas específicos afectivo-sexual para el alumnado, o es necesario la colaboración de programas externos, como en su día lo hizo el colectivo Harimaguada?”

Destaca la afirmación con la que la Consejera comienza su respuesta “Esta Consejería tiene entre sus grandes objetivos lograr la igualdad real entre hombres y mujeres, y eso lo hacemos a través de una adecuada educación afectivo-sexual (EAS).” A continuación, ejemplificó esta “adecuada EAS” con las medidas específicas que han implementado: “proyectos de educación sexual, entre los que destacan el Tandem 2.0 y el Desenreda, cursos online de formación específica para adolescentes”, recursos didácticos “Rebeldes de género y Situaciones de aprendizaje para bachillerato”. Otra línea, citó, es el “asesoramiento de educación afectivo-sexual, coordinado por el Área de Igualdad, a propuesta de los centros educativos”. Y, por último, destacó “un programa de educación sexual para el alumnado de necesidades educativas especiales, el único en toda España.”

Lo que no dijo la Consejera es que esa declaración de intenciones no se logra con la convocatoria de 9 Proyectos de Innovación, que se desarrollan en algunos grupos de 126 centros públicos -68 de Infantil y Primaria y 58 de Secundaria- de los casi 900 centros públicos existentes en Canarias, proyectos vinculados a la Educación Sexual (uno solo, en 11 centros de Educación Primaria), a la diversidad afectivo sexual o a la prevención de la violencia de género. No se logra cuando estos proyectos –de participación voluntaria- suelen concretarse en intervenciones puntuales, dirigidas de forma prioritaria al alumnado, siendo poco habitual que se trabaje con el resto de la comunidad educativa, más allá de alguna sesión de sensibilización y coordinación con el profesorado y de su presentación a las familias, para informar sobre lo que se va a trabajar y “evitar” problemas, dándose una enorme variabilidad, en cuanto al enfoque y a los contenidos trabajados, dependiendo del criterio, de los conocimientos y de la formación de quienes se encargan de implementarla (agentes externos).

Tampoco tuvo en cuenta que esa “adecuada EAS” no se puede lograr cuando el equipo técnico del Área de Igualdad de su Consejería, que “coordina el asesoramiento en EAS a los centros educativos” (entre otras muchas tareas), lo forman, en el presente curso, tres personas para todos los centros de Canarias. Ni explicó cómo se han elaborado y difundido los materiales que cita, echándose en falta el desarrollo de procesos participativosde las comunidades educativas, tanto en la elaboración / experimentación / evaluación de los materiales que se ofrecen, como en los procesos de difusión de los mismos. Y, por último, mucho menos se puede alcanzar con un “programa de educación sexual para el alumnado de necesidades educativas especiales”, que si existe, en junio de 2022 aún no se ha presentado, ni puesto a disposición de los centros educativos.

Es evidente que se requiere que la Consejería de Educación realice un análisis urgente de la realidad de la EAS en los centros educativos de Canarias, que reconozca que se ha producido un claro retroceso en la implementación de una Educación Sexual Integral y que su labor, en esta materia, vuelve a merecer un suspenso en el presente curso escolar. Es inexcusable que escuche las voces de las personas expertas que, reiteradamente, cuestionan el modelo que esta Consejería está desarrollando.

A pesar del mandato del Parlamento de Canarias, poco se ha avanzado.

Tres años lleva ya de andadura el gobierno canario autodenominado “feminista” en la presente legislatura. Comenzaron, en 2019, con una alarmante realidad en cuanto a la situación de los derechos sexuales y reproductivos en Canarias (aumento de ITS, de violencias machistas y de lgtbifobia, datos preocupantes de embarazos e IVEs en adolescentes, de soledad…). También, con un mandato del Parlamento de Canarias -PNL de octubre de 2018, aprobada por unanimidad- de implementar “políticas integrales en materia de educación afectivo sexual y de atención a la salud sexual y reproductiva”. Sin embargo, no se han dado pasos en este sentido. Se ha continuado con la política del parcheo y las acciones aisladas, siendo incapaces de abrir espacios de diálogo social y de establecer colaboraciones con propuestas coherentes de educación y atención integral a la sexualidad.

Desde que la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias tomó la irresponsable decisión de suprimir el Programa Institucional de Educación Afectivo Sexual Harimaguada (curso 2003/04), su filosofía de trabajo en materia de EAS se ha caracterizado, en la práctica, por la falta de un enfoque integral y de una coordinación interinstitucional sistemática y continuada entre la Administración Educativa y otras Administraciones (Consejerías del Gobierno de Canarias, Cabildos y Ayuntamientos) que también ofertan a los centros educativos acciones puntuales en esta materia, desarrolladas por personal de estas instituciones o por asociaciones y ONGs. Así mismo, el resto de recursos y servicios puestos en marcha por el Plan Canario de Educación y Atención a la Sexualidad Juvenil (1997-2003) se han ido desmantelando (consultas jóvenes, teléfono de información sexual, planes municipales, formación, campañas de sensibilización, etc.).

En la actualidad, no se están desarrollando las medidas educativas y asistenciales necesarias, desde una perspectiva integral, biográfica, feminista y comunitaria, para que la población pueda asumir de forma satisfactoria y responsable el hecho de ser sexuado, y decidir sobre sus sexualidades, sus cuerpos, sus maternidades/paternidades y sus vidas. No se están implementando programas comunitarios de carácter integral, que contemplen la EAS como una tarea conjunta de todos los agentes sociales implicados (familias, centros educativos, grupos de iguales, sistemas sociales de apoyo, medios de comunicación…) y que posibiliten el trabajo sistemático, coordinado y estable entre profesionales de distintos ámbitos.

Es evidente que en Canarias se ha dado un cambio de paradigma en relación a la Educación Afectiva y Sexual. El modelo promovido por la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, centrado, a pesar de las declaraciones públicas sobre la necesidad de la Educación Sexual Integral, en la gestión de proyectos realizados por agentes externos a los centros educativos, ha trasladado esta visión a los centros, provocando que una parte importante del profesorado no se sienta responsable de incorporar la educación afectiva y sexual en su práctica educativa y que muchas comunidades educativas se conviertan en “usuarias” de estos servicios.

A esta situación se suman las condiciones de trabajo del profesorado, que dificultan la incorporación de acciones integrales y comunitarias de Educación Afectiva y Sexual: Se cuenta con insuficientes plantillas docentes, ratios muy altas, currículos sobrecargados de contenidos, exceso de horas de docencia y tareas burocráticas, falta de formación y acompañamiento, escasez de tiempo para la coordinación entre docentes, con las familias y con los distintos agentes educativos.

Nos estamos jugando mucho, pero los poderes públicos no parece que sean conscientes de ello, o la puesta en marcha de las medidas necesarias, cuyos efectos se verían a medio y largo plazo, no entra en sus planificaciones a cuatro años, tiempo en que tienen asegurado su cargo, y en los que quieren ver “logros con fotos”. Para cambiar la educación no basta con legislar y con ofertar acciones puntuales y materiales a los centros educativos. En 2018 el Parlamento de Canarias mandató al Gobierno de Canarias a implementar políticas integrales en esta materia ¿Algún grupo político “moverá fichas” para hacerlo otra vez? Y, sobre todo, ¿hará el Parlamento de Canarias un seguimiento para que ese “mandato” se cumpla? Nosotras, desde las calles, gobierne quien gobierne, las seguiremos exigiendo.

Mary C. Bolaños Espinosa. Colectivo Harimaguada.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.