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Berry y Kush

Un giro decisivo en la historia

Fuentes: Rebelión

Falta apenas una semana para las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Las encuestas dan alternativamente el triunfo posible a uno y otro de los candidatos. Tantas veces vemos sus nombres en la prensa mundial que comienzan a confundirse entre sí. Ya no sabemos si la opción concierne a Berry o a Kush. Y es que […]

Falta apenas una semana para las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Las encuestas dan alternativamente el triunfo posible a uno y otro de los candidatos. Tantas veces vemos sus nombres en la prensa mundial que comienzan a confundirse entre sí. Ya no sabemos si la opción concierne a Berry o a Kush. Y es que así están también de confundidos sus programas.

Sabemos que ambos candidatos responden a los intereses de las grandes corporaciones, ambos candidatos proseguirán la guerra en Irak aunque por distintos métodos, ambos candidatos continuarán las presiones en América Latina tratando de convertir a su traspatio geográfico en un mercado fácil para sus productos industriales, ambos candidatos secundarán el expansionismo sionista, ambos otorgarán su sostén a los grupos contrarrevolucionarios de Miami.

Sin embargo, los derroteros seguidos por Bush han sido de tanta insensatez que cualquier cambio, en este momento, por leve que sea, puede ser promisorio de una necesaria mudanza. Sí, es cierto, Kerry no es muy diferente a Bush, pero al menos significa una esperanza de que las capas gobernantes del imperio comprendan que van hacia una catástrofe y frenen el camino al desastre emprendido por el necio mandatario actual.

Bush y Kerry son millonarios, ambos egresados de las altas capas de la aristocracia gringa, ambos alumnos de la misma universidad y hasta de la misma fraternidad estudiantil. No es cierto que Kerry sea el liberal que acusa la campaña electoral republicana, no, es también un miembro de la élite político-financiera y si alguna vez se opuso a la guerra en Vietnam fue porque estaba en concordancia con un extendido sentimiento nacional antibelicista, no porque fuese un demócrata de izquierda.

Nunca antes, en la historia contemporánea, los Estados Unidos han estado tan aislados, tan arrinconados y rechazados, como lo son ahora. Recientes encuestas de prensa internacional demuestran que el curso seguido por el presente gobierno republicano ha logrado una repulsa homogénea en casi todos los países del concierto mundial.

Pese a que ha llevado a su país a una crisis económica, Bush sigue recibiendo un inexplicable apoyo entre los electores. Soporte que solamente pudiera esclarecerse viendo el respaldo que ha recibido de los medios de difusión masiva. Los grandes periódicos y circuitos de televisión le otorgaron un intensivo patrocinio a sus políticas guerreristas tras el once de septiembre, apoyo que comienza a debilitarse ahora, cuando los medios están, de manera casi unánime, volviéndole la espalda y otorgándole el mismo amparo a Kerry.

El peligro que se perfila es que de ser reelecto Bush el mundo se encaminará hacia una tercera guerra mundial. No será ésta tal como fueron la Primera y la Segunda, con frentes de guerra definidos y grandes ejércitos enfrentados, no. Esta será la rebelión de los humillados, de los pobres de la tierra, de los preteridos y harapientos contra la soberbia impositiva del imperio. Será una guerra en cada calle, en cada ciudad, en cada país, una guerra secreta pero persistente, una insurrección de voluntades, una concertación del rechazo. Infortunadamente en muchos casos asumirá el estilo de los desesperados, serán las hostilidades de la dinamita y la conjura.

Si Bush resulta reelecto continuará la resistencia patriótica y la guerra civil en Irak y Afganistán, se reforzará la masacre de palestinos, seguirá el desdén hacia América Latina, se intensificarán las presiones contra Venezuela, quizás se produzca una intervención armada contra Cuba, persistirá la política aislacionista y el desacato a las Naciones Unidas, se mantendrá la disociación de la Unión Europea, se obstinarán las prácticas antiecológicas, se acentuarán la crisis económica, el desempleo, el alto costo de la energía.

Estamos ante un instante decisivo en la historia, como pocos han sido en nuestro reciente pasado. Si el pacifismo de Chamberlain hubiese continuado quizás Gran Bretaña sería hoy una nación germana y Europa toda gemiría bajo el nazifascismo. Si el pueblo alemán no hubiese electo a Hitler, en 1932, se habría ahorrado la humanidad la muerte de cincuenta millones de personas.

La reelección de Bush entraña el más grave peligro contra la especie humana, contra la continuidad de la cultura que conocemos, contra la estabilidad del planeta. El próximo dos de noviembre se juega el destino de la humanidad en este siglo.

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