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"Diario de Guantánamo" de Mohamedou Ould Slahi

Un preso de Guantánamo narra los vejámenes que padeció

Fuentes: Londres Telam/Tiempo argentino

Aunque el libro ha sido censurado, contiene denuncias de tortura física y mental.


El autor del libro, Diario de Guantánamo, Slahi continúa preso en la controvertida prisión de Guantánamo aunque un tribunal federal ordernó su liberación en 2012.

En tiempos en que Cuba y Estados Unidos avanzan en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, un libro sobre las torturas vividas en la controvertida prisión de Guantánamo sacude a la opinión pública internacional. Se trata de las memorias de un preso, en las que describe los vejámenes a los que fue sometido por soldados estadounidenses que lo incitaron a hacer declaraciones falsas para dejar de torturarlo, según un anticipo del libro publicado ayer por el diario británico The Guardian.

En el texto, que se publicará con el título de Diario de Guantánamo, Mohamedou Ould Slahi describe la tortura y la humillación que comenzó a vivir en su Mauritania natal hace más de 13 años y siguió a través de Jordania y Afganistán, antes de ser trasladado a la prisión estadounidense de Guantánamo, Cuba, en agosto de 2002.
El diario, escrito en inglés, detalla cómo fue sometido a privación del sueño, amenazas de muerte, humillación sexual y maltrato psicológico.

Fue sometido a «técnicas de interrogatorio adicional», aprobadas personalmente por el entonces secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld: le vendaron los ojos, lo obligaron a beber agua salada, y luego lo llevaron al mar en un barco de alta velocidad, donde fue golpeado por tres horas mientras estaba inmerso en hielo.
El resultado de la tortura fue una mentira, asegura Slahi, quien para poner fin a los tormentos hizo una serie de confesiones falsas como que planeaba volar la Torre CN de Toronto.

Cuando le preguntaron si estaba diciendo la verdad, respondió: «No me importa siempre y cuando usted esté satisfecho. Así que si usted quiere comprar, yo vendo.»

«Empecé a tener alucinaciones y oír voces tan claras como el cristal. Oí a mi familia en una conversación informal familiar… oí lecturas del Corán en voz celestial. Escuché la música de mi país», relata Slahi.

Agrega que cuando los guardias notaron sus alucinaciones, comenzaron a hablar con «voces graciosas» a través de cañerías, animándolo a escapar.

«‘Hemos oído a alguien, tal vez un genio’. Solían decir. ‘Sí, pero yo no le escuché,’ le respondí… Estuve al borde de perder la razón.»

El manuscrito de Slahi fue sometido a más de 2500 redacciones antes de desclasificación, aparentemente para proteger la información clasificada, pero el efecto final también impide que los lectores conozcan la historia completa.

Los editores -Canongate en el Reino Unido y Little Brown en Estados Unidos- señalaron que las censuras están señaladas en el libro y que esperan poder publicar una edición completa cuando Slahi, preso desde 2002, sea liberado.

Aunque un tribunal federal ordenó su liberación debido a que las pruebas en su contra son pobres y están contaminadas por las torturas, Slahi permanece en un limbo legal desde diciembre de 2012 enredado en una apelación sin resolver.

La Unión Americana de Libertades Civiles (UALC) hizo una petición para la liberación de Slahi, «un hombre inocente a quien Estados Unidos ha torturado brutalmente y ha mantenido detenido ilegalmente por más de una década».

El mauritano, de 44 años de edad, viajó dos veces a Afganistán a principios de 1990 donde juró lealtad a Al Qaeda y se unió a la lucha contra el gobierno apoyado por la Unión Soviética en Kabul, hasta que en 1992 cortó todas sus relaciones con el grupo radical.

Sin embargo, después del atentado al World Trade Center en 2001, fue detenido en Canadá, acusado de estar involucrado en un fallido complot para bombardear el aeropuerto internacional de Los Ángeles en 1999.
Además de su confesión forzada, no existe evidencia para apoyar la acusación. «Mohamedou nunca ha sido acusado de nada. Estados Unidos nunca lo acusó de un delito. No hay crimen para acusarlo. No es que no han encontrado la evidencia en su contra, no hay pruebas en su contra», aseguró su abogada, Nancy Hollander.

Diario de Guantánamo llega luego de la desclasificación de un informe sobre las torturas de la CIA y justo cuando los republicanos redoblan sus esfuerzos para bloquear una de las primeras promesas de Barack Obama: cerrar la controvertida prisión en la isla cubana.