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El futuro de Euskal Herria

Un proceso desde abajo y a la izquierda

Fuentes: Komunikazioa eta Askatasuna

Al hilo del anuncio dado por ETA de un alto el fuego permanente quisiera hacer algunas reflexiones sobre la situación en Euskal Herria, unas reflexiones enfocadas sobre todo hacia el futuro, un futuro a medio y largo plazo, pero que es necesario empezar a construir. Es obvio que el proceso de paz recién comienza. Además […]

Al hilo del anuncio dado por ETA de un alto el fuego permanente quisiera hacer algunas reflexiones sobre la situación en Euskal Herria, unas reflexiones enfocadas sobre todo hacia el futuro, un futuro a medio y largo plazo, pero que es necesario empezar a construir.

Es obvio que el proceso de paz recién comienza. Además pienso yo que es sentir mayoritario de la sociedad vasca el deseo de que llegue a buen puerto y, por tanto, será necesario apoyarlo cada uno a la medida de sus posibilidades.

Sin embargo, y yendo más allá de estas consideraciones, creo que este momento (el momento largo del proceso y el corto del comunicado de alto el fuego) marca un punto de inflexión que tiene que servir para reorientar la lucha social y nacional en nuestro país.

Dicho de otra forma: resolver la encrucijada en la que nos encontramos pasa por aprovechar las sinergias creadas a lo largo de estos años, la energía desarrollada por la izquierda abertzale (entendida esta en sentido amplio), para impulsar nuevas formas de lucha social e identitaria.

A finales del franquismo la izquierda abertzale realizó un esfuerzo intelectual y también práctico de gran calado histórico: consiguió superar una concepción etnicista, conservadora y excluyente del nacionalismo vasco y desarrolló una teoría (y una práctica) liberadora, culturalista, igualitarista e inclusiva de la patria vasca.

En mi opinión el momento en que nos encontramos exige una audacia de pensamiento y acción similar a la de entonces.

En aquel momento los referentes externos eran por un lado, la teoría marxista y las aportaciones de algunos autores de esta corriente de pensamiento sobre la cuestión nacional. Por otro, las luchas que se desarrollaban al hilo del proceso descolonizador, los movimientos de liberación nacional en Latinoamérica, Asia y África.

Esos referentes siguen siendo válidos en parte, pero es preciso reconocer que el mundo, también las formas de dominación del capitalismo, ha cambiado profundamente, también los referentes de lucha.

En esta etapa de capitalismo desbocado (turbo-capitalismo), cuando el Estado guerra se combina con la seducción espectacular como formas de dominio, necesitamos nuevos referentes externos y nuevas formulaciones para las luchas por la identidad y la justicia social.

Volvamos la mirada hacia el otro lado de los pirineos y aprendamos de lo que sucede en Francia: rechazo de la constitución europea, luchas en la banlieu, de los estudiantes, luchas contra la precarización.

Dirijamos la vista al horizonte, más allá de mar, allí el movimiento indígena con sus novedosas prácticas y propuestas sobre el poder, la relación con la tierra, la autonomía y el territorio pueden enseñarnos muchas cosas. Iniciemos un dialogo entre los indios de ambos lado del charco.

Contener la colada de lava urbanizadora, el cemento invasor, debe ser prioritario para la nueva izquierda vasca. Debemos detener el desierto.

Luchar contra la precarización de la vida, contra toda nocividad y el malestar que nos genera.

Para mantener viva la identidad vasca, la bio-región de Euskal Herria, incluidas sus facetas culturales, de relación social y política, dando especial relevancia a la lengua.

La lucha, o la negociación, no es sólo con los estados español o francés, ni sólo con la burguesía vasca, deberemos enfrentar al capitalismo globalizado, de las grandes multinacionales y las directivas europeas.

Ahora cerramos una etapa, ha tenido sus luces y sus sombras, es el momento de abrir las ventanas y dejar que el aire nuevo limpie la casa.

Ahora empezaremos de nuevo. Sin olvidar a los que han dado su vida por la libertad, pero reconociendo el agotamiento de un modelo.

Primero habrá que deshacer algunos entuertos, los presos tienen que volver a casa, ser liberados, y el derecho a decidir debe ser reconocido de una forma u otra a la sociedad vasca.

Como siempre ocurre en los momentos críticos, dependiendo de cómo resolvamos estas cuestiones, cuales sean las fuerzas decisivas y las decisiones que se tomen, el futuro pintará blanco o negro.

Por tanto, desde ahora y mirando al futuro, parafraseando al delegado 0 Marcos:

INICIEMOS UN PROCESO DESDE ABAJO Y A LA IZQUIERDA.

Desde abajo, es decir con la participación decisiva de los movimientos sociales, sin vanguardias, con políticos que manden obedeciendo.

Reivindicando la democracia participativa y la rica tradición asamblearia de nuestro pueblo, restaurando el tejido comunitario y tejiendo nuevas redes para la construcción de la matria.

A la izquierda, construyendo un bloque de izquierdas fuerte que no responda sólo a una unidad electoral de partidos a la vieja usanza. Una izquierda social y consciente que se ilusione con cambios en lo cotidiano, en una vida mejor para todos y todas. Inclusiva, que, como se hizo en los años 60 y 70, agrupe a los nuevos trabajadores inmigrantes (los más explotados) con los nativos. Como Txiki ellos y, muy especialmente ellas, también son vascos de sangre.

Retos difíciles pero ilusionantes, necesarios si queremos que la paz no se quede en un intercambio de cromos, seguramente desfavorable a la parte más débil, y se convierta no en el principio del fin sino en el principio de un nuevo futuro de paz, democracia y justicia para Euskal Herria.

Komunikazioa eta Askatasuna