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Sudáfrica

Una nación sumida en la desesperación

Fuentes: Rebelión

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

El presidente de la nación hace cada año todo tipo de promesas en el discurso sobre el estado de la nación. El presidente intenta cada año dar la impresión de que la nación avanza y de que todos deberíamos estar esperanzados.

Esta noche [6 de febrero de 2025] el presidente hablará en un momento en el que hay profundas crisis en todo el mundo. El Congo está siendo atacado y saqueado por Ruanda, una dictadura respaldada por Estados Unidos y otras potencias occidentales. Israel, respaldado también por Estados Unidos y otras potencias occidentales, ha devastado Gaza y ahora, con Donald Trump a la cabeza, planea expulsar completamente a la población palestina de Gaza y aumentar la opresión en Cisjordania. Trump amenaza a Sudáfrica para impedir la reforma de la tierra al tiempo que apoya el robo violento de tierra en Palestina y el Congo.

El presidente también hablará de una profunda crisis en Sudáfrica. De hecho, desde 1994 cada discurso sobre el estado de la nación se pronuncia en un momento de crisis para las personas pobres. El colonialismo nos hizo pobres, el apartheid hizo que siguiéramos siendo pobres y hoy continuamos siéndolo. Hay más personas que viven en chabolas que en 1994 y han empeorado el paro, la pobreza y la desigualdad. Siempre se nos dijo que debíamos ser pacientes, que las cosas iban a mejorar, pero, de hecho, están empeorando.

La libertad no existe para las personas pobres negras y la mayoría de ellas siguen siendo pobres. Más del 60% de nuestra gente sigue siendo pobre. Más del 40% de nuestra gente está en paro. Casi el 75% de nuestros jóvenes están en paro. Se pasa hambre en más de uno de cada diez hogares. La mayoría de la población no se puede permitir comprar alimentos sanos. Vivimos en una sociedad extremadamente violenta. Nadie está seguro, pero quienes más peligro corren son las personas pobres.

Los índices de depresión, ansiedad y suicidio aumentan rápidamente. El estrés de las personas que no pueden satisfacer las necesidades de su familia es extremo. Los padres y las madres que habían tenido la esperanza de que al menos sus hijos e hijas se libraran de la pobreza, ahora los ven sumirse en la desesperación. Muchas personas tratan de anestesiar su dolor mediante el abuso del alcohol, que está muy extendido, y hay una epidemia generalizada de heroína, especialmente en grandes ciudades como Durban y Johannesburg. Algunas personas tratan de sobrevivir atacando a otras. El gobierno cree que la solución es meter a la gente en la cárcel, en vez de garantizar que cada persona pueda tener una vida decente y digna.

La población sigue viviendo sin servicios básicos y el Congreso Nacional Africano (CNA) ni siquiera ha puesto interés en hacer algo tan sencillo como erradicar las indignas e inseguras letrinas, lo que demuestra su profundo desprecio por las personas pobres.

El CNA no ha logrado hacer una profunda reforma agraria y la reforma del terreno urbano desde abajo choca con la violencia del Estado y de la seguridad privada. Se criminalizan nuestros intentos de acceder a la tierra y a los medios de vida, y chocan con la violencia. Se nos deja morir y se nos asesina deliberadamente. En Stilfontein el Estado mató intencionadamente de hambre a 78 mineros. La mayoría de la sociedad lo acepta. Como decimos desde hace treinta años, a nosotras, las personas pobres, se nos puede dejar morir o matar impunemente. Nuestras vidas no cuentan como vidas humanas.

Lo mismo que en Estados Unidos y en muchos otros países, los políticos y otros oportunistas nos dicen continuamente que la razón de que las personas pobres sufran es que algunos de nuestros vecinos nacieron en otros países. Es una mentira. Nadie es pobre porque su vecino haya nacido en Zimbabue o Mozambique. Es una mentira para distraernos de las verdaderas causas de nuestra opresión y de los verdaderos caminos hacia la liberación.

Esta noche no habrá honestidad cuando se hable en el Parlamento sobre el verdadero estado de nuestra nación. No hay ningún partido que represente genuinamente a las personas pobres ni a la clase trabajadora. El verdadero estado de la nación se puede ver en los asentamientos de chabolas, en las aldeas rurales pobres, en los townships [distritos marginales] donde la juventud pasa sus días en la calle, en las cárceles y en los centros de detención de inmigrantes.

Ha aumentado drásticamente la cantidad de personas jóvenes que han desistido de vivir y tomado el camino de la drogadicción y el alcoholismo. Son jóvenes cuyos padres habían tenido la esperanza de que algún día los iban a rescatar de la pobreza, pero, en vez de ello, se han lanzado a una vida de delincuencia porque no tienen nada que hacer. Y la única solución que tiene su gobierno es meterlos en la cárcel. De hecho, se ha criminalizado la pobreza. Vivir en una tierra ocupada o trabajar en una mina abandonada significa que se te muestra al mundo como un «criminal». Cuando se es pobre, se te considera vago o criminal, o ambas cosas.

En vez de pensar en cómo abordar los problemas a los que se enfrenta el país, el gobierno neoliberal del CNA ataca a las personas pobres. Ha habido muchos desahucios violentos bajo el Gobierno de Unidad Nacional (1). El objetivo de la militarización de los barrios marginales por medio de la seguridad privada de las llamadas «asociaciones de contribuyentes» es garantizar que las personas pobres no acceden a «terrenos valiosos». Se nos permite trabajar para los ricos, pero no vivir cerca de los ricos. Con el Gobierno de Unidad Nacional hemos asistido al auge de elementos de extrema derecha que consideran que ahora tiene derecho a hacer lo que les venga en gana, incluido el utilizar fuerza militarizada para expulsar a las personas pobres de tierras ocupadas. Ahora, con Trump, estos elementos se sentirán más envalentonados.

Si el presidente se tomara en serio la vida de las personas pobres, anunciaría un programa de reforma radical del suelo urbano y rural, la implementación de un subsidio de renta básica y otras medidas de emergencia para empezar a abordar la crisis en la que la mayoría de nuestra gente vive cada día.

El discurso sobre el estado de la nación del presidente Ramaphosa no cambiará nada para las personas pobres. Las y los pobres seguirán siendo pobres. Continuará el paro generalizado y continuarán los males sociales que son fruto de la pobreza y de la desigualdad. El gobierno sigue estando bajo el control de los liberales que consideran que los mercados son más importantes que la vida humana. El CNA sigue sin actuar contra las mafias que han alcanzado un enorme poder tanto en el propio CNA como dentro y en torno al gobierno.

Será otro discurso más sobre el estado de la nación que no dará ninguna esperanza a las personas oprimidas. En la práctica no significará nada para las personas corrientes.

Expresamos nuestra profunda solidaridad con el pueblo de Palestina, el pueblo del Congo, y los pueblos de Estados Unidos y del mundo que ahora deben hacer frente a graves peligros provenientes de la presidencia de extrema derecha de Trump.

Abahlali baseMjondolo [“quienes habitan en las chabolas”, en zulú] es movimiento de masas popular, no profesional y democrático de las personas que habitan en asentamientos informales de Sudáfrica. Surgió en 2005 en Durban para reivindicar el derecho a una vivienda digna.

Nota de la traductora:

(1) Se refiere al tercer gobierno de Cyril Ramaphosa, también autodenominado «Gobierno de Unidad Nacional» (GNU), que se formó tras la elección de Ramaphosa para un segundo mandato como presidente de Sudáfrica tras las elecciones generales de 2024.

Texto original: https://znetwork.org/znetarticle/a-nation-in-a-state-of-despair/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.