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Minerales conflictivos

¿Una tapadera para los intereses mineros occidentales y estadounidenses?

Fuentes: Dissident Voice

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Mientras va creciendo la conciencia global sobre la situación del Congo y por fin se va rompiendo el silencio que siempre rodeó la explotación histórica y actual de la negritud en el corazón de África, Occidente se ha puesto a ofrecer toda una serie de «recetas». La mayoría de esas recetas ignoran el contexto político, económico e histórico y llegan rubricadas de omisiones notables. La visión o los esfuerzos, por parte de EEUU y Europa, que se centran en los minerales conflictivos no representan ninguna excepción a ese enfoque sintomático que sirve más para perpetuar las causas-raíz de los desafíos que afronta el Congo que para resolverlas.

El enfoque de los minerales conflictivos se centra de forma obsesiva en el FDLR [Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda] y otros grupos rebeldes mientras apenas presta atención a Uganda (que tiene una sentencia de la Corte Penal Internacional por saqueo y crímenes contra la humanidad en el Congo) y Ruanda (cuyo papel en la perpetuación y saqueo del Congo está bien documentado por los informes de las Naciones Unidas y por las peticiones de arresto internacional en relación con sus altos funcionarios). Ruanda es el punto principal de tránsito del mineral que sale ilícitamente del Congo, independientemente del grupo rebelde (FDLR, CNDP u otros) que transporte los minerales. Según el Dow Jones, la producción del sector minero en Ruanda creció en 2008 un 20% desde primeros de año, debido a los incrementados volúmenes de exportación de tungsteno, casiterita y coltán, los tres principales minerales de los que Ruanda está poco dotada. De hecho, si Ruanda continúa hurtando los minerales del Congo, se espera que sus ingresos anuales por exportación de minerales alcancen los 200 millones de dólares en 2010. El ex Secretario Adjunto de Estado para Asuntos Africanos, Herman Cohen, lo expresa mejor cuando señala: «Al haber estado controlando las provincias de Kivu durante doce años, Ruanda no renunciará al acceso de los recursos que constituyen un porcentaje importante de su producto nacional bruto». Mientras Occidente siga dándole carta blanca al régimen de Kagame, el conflicto y la inestabilidad perdurarán.

Según el informe de 2009 del Global Witness, «Frente a una pistola, ¿qué puedes hacer?», los informes y estadísticas del gobierno congoleño del Grupo de Expertos y ONG, Ruanda es uno de los principales cauces de los minerales ilícitos que salen del Congo. Es increíble que el enfoque de minerales en conflicto se ponga a pegar voces sobre cómo asegurar que el comercio de minerales no beneficie a los grupos armados, cuando el beneficiario de los minerales del Congo que cuenta con más armas es el régimen ruandés encabezado por Paul Kagame. Sin embargo, el enfoque de minerales en conflicto guarda un notorio silencio acerca de la complicidad de Ruanda a la hora de avivar el conflicto en el Congo y desplumar sus riquezas.

Los defensores del enfoque de minerales en conflicto resultarían mucho más creíbles si alguna vez hubieran ejercido algún tipo de presión sobre las compañías mineras directamente implicadas en el fomento del conflicto o en la explotación del pueblo congoleño.

Las Naciones Unidas, el Parlamento congoleño, el Centro Carter, el Southern Africa Resource Watch y otras ONG han documentado los casos de corporaciones que han estado robando las riquezas del Congo, contribuyendo a que el conflicto se perpetúe. Algunas de esas compañías incluyen, aunque no se limitan, a: Traxys, OM Group, Blattner Elwyn Group, Greeport Memoran, Eagle Wings/Trinitech, Lundin Kemet, Banro, AngloGold Ashanti, Anvil Mining y First Quantum.

El enfoque de minerales en conflicto, al igual que la campaña Diamantes Ensangrentados, en la que se inspira, silencia la cuestión de la soberanía de los recursos, que ha sido un asunto fundamental en la batalla geoestratégica por las riquezas minerales del Congo. Fue por esta cuestión de la soberanía de los recursos que Occidente asesinó a Patricio Lumumba, el primer Primer Ministro elegido democráticamente en el Congo, y aplastó las aspiraciones democráticas del pueblo congoleño durante treinta años, instalando y respaldando al dictador Jose Mobutu. Además, EEUU apoyó también en 1996 y 1998 las invasiones ruandesas y ugandesa del Congo en lugar de apoyar a las fuerzas no violentas y pro democráticas que había dentro del Congo. Por desgracia y para disgusto del pueblo congoleño, algunos de los más firmes defensores del enfoque de los minerales en conflicto son los antiguos funcionarios de la administración Clinton que apoyaron las invasiones del Congo por Ruanda y Uganda. Esto puede explicar en parte el punto débil militarista del enfoque del conflicto de minerales, que tiene en la extensa contrainsurgencia un supuesto segundo paso.

El enfoque en el Congo Oriental se alinea con la obsesión, que viene de lejos, que algunos tienen en Washington, que no cejan en sus presiones para balcanizar el Congo. Su enfoque sobre el «Congo Oriental» es inadecuado y no tiene completamente en cuenta la naturaleza y alcance de las dinámicas que se dan en todo el país. Las decisiones políticas en Kinshasa, la capital de Occidente, tienen impacto directo sobre los hechos que se despliegan en el Congo Oriental y son fundamentales para cualquier solución duradera.

La afirmación fundamental que postula el enfoque de minerales en conflicto es la de poner fin al conflicto; sin embargo, el conflicto podría seguramente llegar a su fin de forma mucho más rápida a través de medios políticos y diplomáticos. La denominada ruta sangrienta del mineral no es el modo más veloz de acabar con el conflicto. Ya hemos visto cuán rápidamente las presiones mundiales funcionaron en enero de 2009 a la hora de marginar al líder rebelde Laurent Nkunda desmovilizando y/o cambiando de sitio a su grupo rebelde CNDP, como consecuencia de las presiones ejercidas sobre el patrocinador del CNDP, Paul Kagame de Ruanda. Sería necesario ejercer muchas más presiones sobre una serie de dirigentes que como Kagame y Museveni están en las raíces del conflicto desde 1996. Aunque también se puede presionar fácilmente al FDLR, sobre todo porque la mayoría de sus dirigentes políticos residen en Occidente, pero debería hacerse dentro de un marco político que llevara a todos los actores a la mesa en contraposición al actual enfoque militarista y autoexcluyente del chico bueno y el chico malo, con el que Occidente considera a Kagame y a Museveni como los «chicos buenos» y a todos los demás como los malos. La imagen tiene toda una tonalidad de grises, no sólo blancos y negros.

Un enfoque político sólido por parte de la comunidad global debería implicar las siguientes prescripciones:

  1. Que se unieran Suecia y Holanda en las presiones a Ruanda para lograr que se conforme como socio para la paz y presencia estabilizadora en la región. EEUU y Gran Bretaña, especialmente, deberían presionar más a sus aliados en Ruanda y Uganda, hasta el punto de retenerles la ayuda si fuera necesario.
  2. Pedir responsabilidades a compañías e individuos mediante sanciones por tráfico de minerales con los grupos rebeldes o los países vecinos, especialmente Ruanda y Uganda. Canadá no ha parado tampoco de repicar pero ha guardado un silencio mortal sobre las prácticas de explotación de sus compañías mineras en el Congo. Canadá debe hacer mucho más para responsabilizar a sus compañías mineras, como se pidió en la Bill C-300.
  3. Animar a los dirigentes mundiales a que se impliquen diplomáticamente para que den mayor prioridad a lo que es el conflicto más letal del mundo desde la II Guerra Mundial.
  4. Rechazar la militarización de la región de los Grandes Lagos representada por AFRICOM, que tanto sufrimiento ha causado ya en la población civil, el fortalecimiento de personalidades autoritarias como las de Museveni de Uganda (en el poder desde 1986) y Kagame de Ruanda (que ganó las «elecciones» de 2003 con el 95 por cien de los votos) y la restricción del espacio político en sus países.
  5. Exigir que la administración Obama se implique de forma diferente al actual enfoque totalmente militarista y encabece una vía diplomática muy activa que ponga énfasis en conseguir un marco político regional que pueda conducir a la estabilidad y a la paz duradera.

Para poder conocer más cosas sobre la actual crisis del Congo, véase:

http://conflictminerals.org/

Kambale Musavuli es el portavoz y coordinador estudiantil de «Friends of the Congo». Puede contactarse con él en: [email protected].

Bodia Macharia es la Presidenta de «Friends of the Congo/ Canada». Puede contactarse con ella en: [email protected]. Otros artículos de Kambale Musavuli, o visite aquí la página web de Kambale Musavuli.

Fuente: http://dissidentvoice.org/2009/11/conflict-minerals-a-cover-for-us-allies-and-western-mining-interests/