¿Cómo puede querer alguien decir la verdad sobre el fascismo, al que se opone, si no quiere decir nada en contra del capitalismo, que es lo que lo causa? ¿Cómo podrá hacerse practicable su verdad? Bertolt Brecht, Cinco obstáculos para decir la verdad Quizá por eso que el escritor cubano José Lezama Lima llamó azar […]
¿Cómo puede querer alguien decir la verdad sobre el fascismo, al que se opone, si no quiere decir nada en contra del capitalismo, que es lo que lo causa? ¿Cómo podrá hacerse practicable su verdad? Bertolt Brecht, Cinco obstáculos para decir la verdad
Quizá por eso que el escritor cubano José Lezama Lima llamó azar concurrente, al gobierno de los Estados Unidos le ha tocado presentar su informe de rendición de cuentas ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en vísperas del quinto aniversario del desastre humanitario que constituyó el impacto del Huracán Katrina. El 28 de agosto de 2005 Katrina golpeó Nueva Orleans, mostrando en carne viva las profundas desigualdades existentes en la sociedad norteamericana. El 28 de agosto es también el día en que en 1963 el reverendo Martin Luther King pronunció su conocido discurso I Have a dream ante el monumento a Abraham Lincoln en Washington DC.
Este 28 de agosto de 2010, el conservador Tea Party, integrado en su mayoría por estadunidenses blancos que acusan de socialista a Barack Obama, reunió más de 300 mil personas en el mismo lugar donde habló hace 37 años el líder por los derechos civiles. La convocatoria ultraderechista se dedicó a homenajear a los militares que han combatido por Estados Unidos y en ella hablaron Gleen Beck, locutor radial y líder del Partido, y Sarah Pailin, la candidata a vicepresidenta por el Partido Republicano en las pasadas elecciones.
Para horror del Tea Party, en el informe presentado por la Administración Obama a la ONU, se reconocen excesos en el trato a los inmigrantes, se habla de cambiar el «defectuoso sistema migratorio», y de clausurar la cárcel de Guantánamo; también se plantea la necesidad de mejorar la justicia racial, la igualdad de género y los derechos de los homosexuales, así como de acabar con la discriminación contra musulmanes e inmigrantes asiáticos y árabes. Por otra parte, organizaciones de derechos civiles han señalado que el informe ignora asuntos como los derechos de los detenidos, la garantía de condiciones carcelarias dignas, el combate a los abusos en los arrestos a inmigrantes y la disminución de las diferencias raciales en la aplicación de la pena de muerte. El Tea Party se ha hecho célebre por oponerse a la regularización de inmigrantes y a la cobertura universal de salud, además de condenar la construcción de un centro cultural musulmán cerca de donde estuvieron las Torres Gemelas.
Para entender los móviles del pensamiento conservador norteamericano existe una referencia muy documentada en el libro La doctrina del shock de la escritora y activista social Naomi Klain. Ella dedica un capítulo de su obra a analizar los efectos de Katrina en Nueva Orleans en su relación con el neoliberalismo impuesto desde Estados Unidos al mundo, y su práctica extrema por la administración de W. Bush. La autora titula esa parte de su investigación «El apartheid del desastre», y cita allí a un arrepentido creyente del libre mercado que afirma: «El derrumbe de los diques de Nueva Orleans tendrá consecuencias tan profundas para el neoconservadurismo político como el hundimiento del Muro de Berlín las tuvo para el comunismo soviético». Y -junto a la guerra en Iraq y la debacle financiera- las tuvo, la derrota del Partido Republicano en 2008 así lo demuestra. Sin embargo, alentado por la crisis económica, se está produciendo un reagrupamiento de fuerzas ultrareaccionarias y revanchistas en Estados Unidos que se parece demasiado a lo acontecido en la Alemania pre-hitleriana. El «honor alemán» y la xenofobia fueron banderas agitadas por Hitler para ascender al poder en una Alemania golpeada por la crisis. El discurso de Sarah Pailin ante el monumento a Lincoln acaba de llamar a «restaurar el honor de Estados Unidos» y «recuperar valores americanos».
La causa de lo que está sucediendo en Estados Unidos estriba en algo que no dice el informe que ha enviado el State Department a la ONU. Es que el racismo y el desprecio hacia pobres e inmigrantes están instalados en la dinámica de funcionamiento de un sistema que coloca las cosas por encima de los seres humanos. La orden que recibieron los policías de Nueva Orleans fue «disparad a los saqueadores», como se han atrevido a confesar algunos de aquellos funcionarios cinco años después. «Cualquier cosa que cruce la calle y que sea más oscura que una papel marrón va a recibir un disparo», es la frase con que se lanzó a la cacería humana un grupo de espontáneos vigilantes blancos por aquellos días. Razón tenía el hombre negro que vimos entonces -en un reporte de la Televisión Española- negarse a bajar desde una alta ventana y reclamar que le avisaran al gobierno cubano, que ése lo ayudaría.
Pocos días después del impacto del huracán sobre el Sur de los Estados Unidos, el líder cubano Fidel Castro presidió en La Habana la constitución del Contingente Médico Henry Reeve. Era una oferta rápida y eficaz de ayuda a los damnificados de Katrina. La filosofía que proclama las «personas primero» fue rechazada por la soberbia de quienes se obsesionan en «proteger la propiedad». Los pobres, abandonados a su suerte por lo que Naomi Klein llama capitalismo del desastre, no pudieron ser atendidos por los médicos cubanos. Desde enero de 2009 hay un presidente negro en la Casa Blanca, pero hace pocos meses los soldados norteamericanos desembarcaron en Haití con similares objetivos que en Nueva Orleans y no por azar encontraron allí a médicos del Contingente Henry Reeve. Esta vez se enfrentaron cara a cara las dos filosofías. Bastaría preguntar al pueblo haitiano para saber de qué lado está la razón.
En su libro, Naomi Kein se apoya en la respuesta de una gran pensadora ante el comportamiento de los colonialistas franceses en Argelia para explicar el neoliberalismo. Ella cita a Simone de Beavouir: «Protestar en nombre de la moral contra «excesos» o «abusos» es un error que sugiere complicidad activa. No hay «abusos» o «excesos» aquí, simplemente un sistema que lo abarca todo».
Blog del autor: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2010/08/29/derechos-humanos-en-usa-un-sistema-que-lo-abarca-todo/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.