El velociraptor. Así le llaman a Paul Wolfowitz, viceministro de la defensa de Estados Unidos. Este republicano autoritario, uno de los halcones más peligrosos del Pentágono, concibió toda la trama de la invasión de Irak. La revista Time lo califica de «padrino», en el sentido mafioso, de esa guerra. Es además el principal teórico de […]
El velociraptor. Así le llaman a Paul Wolfowitz, viceministro de la defensa de Estados Unidos. Este republicano autoritario, uno de los halcones más peligrosos del Pentágono, concibió toda la trama de la invasión de Irak. La revista Time lo califica de «padrino», en el sentido mafioso, de esa guerra. Es además el principal teórico de la supremacía absoluta de Washington sobre el planeta. Y, desde 1992, no paraba de declarar: «Que quede bien claro, atacar a Irak y derrocar a Sadam es lo único que responde a los intereses vitales de Estados Unidos».
Es también un pro-israelí casi fanático, obsesionado por la seguridad y el destino de Israel. Algunos califican a este inquietante personaje de «Kissinger de Bush» porque es la cabeza pensante, el ideólogo supremo del presidente y sin duda un genio de la política en su versión más maquiavélica.
Pues bien, en vista del desastre de la situación en Irak y de la responsabilidad de las tesis de Wolfowitz en esta dramática situación, el presidente Bush quiere alejarlo de su administración. Pero gratificándolo por su fidelidad. Y ha propuesto al velociraptor nada menos que como presidente del Banco Mundial…
Al principio, las cancillerías internacionales se echaron a reír y pensaron en una broma de mal gusto lanzada por periodistas con ganas de provocar. Pero la información se confirmó. El segundo mandato de cinco años del actual presidente del Banco, James Wolfensohn, se termina el próximo 31 de mayo. Y, por tradición (porque tiene más votos que nadie), Washington nombra al presidente, siempre estadounidense.
Concebido durante la Segunda Guerra Nundial, en 1944, en Bretton Woods, New Hampshire, el Banco Mundial se creó para ayudar a la reconstrucción de Europa. Su sede se halla en Washington y está formado por 184 países. La reconstrucción sigue siendo un aspecto importante de su labor. No obstante, ahora el Banco concentra más su atención en la reducción de la pobreza.
Banco Mundial es la denominación que se ha adoptado para designar al conjunto formado por el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD) y la Asociación Internacional de Desarrollo (AID). Estas dos organizaciones otorgan préstamos con intereses bajos, créditos sin intereses y donaciones a los países pobres. Además, el Grupo del Banco Mundial comprende otras tres instituciones : la Corporación Financiera Internacional (CFI), que promueve la inversión privada proporcionando apoyo en sectores y países que presentan un riesgo elevado; la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones (AMGI), que ofrece seguros (garantías) contra riesgos políticos a los inversionistas y prestamistas que operan en países en desarrollo, y el Centro Internacional de Arreglo de Disputas sobre Inversiones (CIADI), que soluciona las diferencias relativas a inversiones entre los inversionistas extranjeros y los países en que éstos operan (para más información, consúltese http://web.worldbank.org). España es accionista del BIRD desde 1977.
Parece surrealista que alguien como Paul Wolfowitz, artífice de dos guerras -Afganistán e Irak- que han causado un sinnúmero de destrucciones y centenares de miles de víctimas civiles, acceda a la cabeza de una institución que centra sus iniciativas en lograr una reducción sostenible de la pobreza. ¿Desde cuándo construir escuelas y centros de salud, suministrar agua y electricidad, luchar contra las enfermedades y proteger el medio ambiente han sido preocupaciones del halcón Wolfowitz? Situaciones semejantes sacan de quicio al santo Job.