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Cronopiando

¿Y ahora, qué hará W.Dios?

Fuentes: Rebelión

Todavía no ha hecho el anuncio pero, conociendo el percal, debe estar ya ultimando los detalles de su nueva demencial propuesta. Al fin y al cabo no va a ser esta la última vez que el presidente George W.Bush ponga en evidencia sus agudas carencias neuronales, carencias que sólo son mayores que sus escrúpulos. Si […]

Todavía no ha hecho el anuncio pero, conociendo el percal, debe estar ya ultimando los detalles de su nueva demencial propuesta.

Al fin y al cabo no va a ser esta la última vez que el presidente George W.Bush ponga en evidencia sus agudas carencias neuronales, carencias que sólo son mayores que sus escrúpulos.

Si ya una vez propuso talar los árboles como forma de evitar la ocurrencia de incendios en los Estados Unidos, a nadie debiera sorprenderle ahora que proponga secar los mares como la mejor manera de evitar las inundaciones, los devastadores efectos de los huracanes.

Lo peor, en cualquier caso, no son estas propuestas, ni siquiera la dantesca realidad que espera a los ojos de ese pueblo estadounidense a quien se prepara para que pueda sobreponerse al infierno de agua que hoy todavía esconde

la ciudad que nadie salvó, esa habitada por negros y pobres. Lo peor es que las propuestas, las iniciativas, las hace un presidente que se dice ungido por Dios, coartada que más invoca quien se piensa su representante en la tierra, para desatar sus ambiciones y amenazas y que ahora no sabe a quién culpar del espanto, del terror que ha costado la vida a algunos miles más de estadounidenses que los que provocaran los atentados del 11 de septiembre.

Porque después de tantas calamidades, de tantos muertos, de tanta destrucción, cabe suponer que, en la agenda de trabajo del presidente, la guerra preventiva establezca sus nuevas prioridades desde que el mandatario finalice sus reanudadas vacaciones en Texas y, llegado el caso, me pregunto:

¿Es Saffir Simpson, aquel científico que ideara la escala que mide la intensidad de los huracanes, el nuevo dirigente de Al Qaeda al que hacerle la guerra?

¿Será enviado Saffir Simpson a Guantánamo cuando, finalmente lo capturen?

¿Qué número de la baraja terrorista representa?

¿Habrá también para Saffir Simpson una capucha, una picana eléctrica, una correa alrededor del cuello que permita arrastrarlo como si fuera un perro, antes o después de que defequen sobre él?

¿Serán declarados los barómetros fuera de la ley?

¿Se les aplicará a los termómetros la ley antiterrorista?

¿A qué punto de la atmósfera deben cuanto antes enviarse los aviones bombarderos?

¿Sobre qué amenazadoras ondas tropicales deben desembarcarse los marines?

¿Se le pondrán grilletes en los pies a las bajas presiones, se cubrirán los ojos, los oídos, la boca de las vaguadas, de las depresiones?

¿Podrá el uranio empobrecido ser efectivo contra el ojo del próximo huracán?

¿Sobrevivirá de nuevo Bush a su manifiesta incompetencia, a su deplorable ineptitud, a su desprecio por la vida?

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