Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino
Si dispones de menos de cuatro minutos de tiempo, sigue este link y mira este vídeo. Es verdadero y está en árabe. Pero no es necesario saber árabe, ni tampoco el darija, la versión nacional del árabe en Marruecos, para captar algunos elementos de este vídeo. Además es un hermoso vídeo, bien hecho, moderno, lleno de atractivos, tal vez un poco demasiado profesional. Es lo que la cultura de los jóvenes árabes sabe hacer. Un hermoso vídeo y un vídeo político, hecho para promover la manifestación del próximo 22 de enero. La manifestación de mañana por la reforma de Marruecos, por la libertad, la dignidad y la democracia como dicen los adherentes al Movimiento 20 de Febrero. Es el movimiento que ha ocupado las plazas marroquíes hace poco menos de un año y que todavía arrastra jóvenes a las calles.
Hasta hace unos pocos días, estaban todos en el movimiento, desde los laicos hasta los islamistas, hasta que el partido más importante del Islam político marroquí, fuera del juego electoral decidió apartarse del M20F. Una pérdida importante porque ahora en el movimiento 20 de febrero hay solo laicos, muchos de ellos de la izquierda. Una pérdida por lo tanto, que invalida la pluralidad de voces que en Egipto, en la plaza Tahrir, había establecido la diferencia.
No obstante los problemas internos, no obstante las deserciones, el M20F continúa existiendo y demostrando que algo sucede en Marruecos. Cuando Rabat vuelve a la actualidad es que ha sucedido algo sorprendente. Algo inmortalizado en el segundo vídeo que les recomiendo http://www.youtube.com/watch?v=9ofqcYASn-Q
Este otro vídeo es mucho menos sencillo. Muestra a jóvenes que se incendian. Son graduados desocupados como ellos mismos se definen. Cinco se incendian para protestar contra la desocupación calificada. Tres fueron llevados al hospital por las quemaduras sufridas. Es una protesta extrema que ¿influirá sobre el concepto que la opinión pública marroquí puede tener sobre el Movimiento 20 de febrero? ¡Quién sabe! Algo es cierto: Marruecos no ha sido ni pacificado ni normalizado. El empujón inicial orientado no solo a la reforma de la monarquía, sino también del sistema político, administrativo, económico en el fondo no ha concluido con las manifestaciones de la primavera, con la reforma constitucional del verano y con las elecciones de otoño.
Se producen arrestos y procesos, por ejemplo, que golpean específicamente al Movimiento 20 de febrero o al sostenimiento de los requerimientos del movimiento. Un rapper arrestado y luego puesto en libertad. Otro muchacho, Mehdi, detenido por haber mostrado un cartel que acusaba a la policía. Un ciberactivista de confesión republicana, de quién se comunica la desaparición en su twitter, luego de que hubiera incorporado a la red sus ideas sobre la reforma Hay fotos, siempre en twiter que denuncian el violento accionar de la policía.
Y están además las discusiones políticas sobre todo con relación a la reforma y sobre el hecho de que lo acontecido hasta ahora no es suficiente, para que todo sea pacificado.
Ojo a Marruecos, entonces. También con Marruecos. Que no sea sacado del imaginario conjunto de Medio oriente y el Norte de África. Precisamente ahora. Y sobre todo porque también en Marruecos se confirma que la protesta «generacional» la que cuestiona seriamente a la vieja política, es cuantitativamente diferente allí donde la cultura pop juvenil se ha desarrollado brillantemente y muestra expresiones muy interesantes. Es allí, en esa construcción de una cultura generacional, tanto artística como políticamente diferente en donde se debe observar el verdadero cambio del mundo árabe. No se debe desconocer ni tampoco infravalorar.