Traducido para Rebelion por Mariola y Jesús María García Pedrajas
Los ataques de los medios de comunicación corporativos occidentales contra Zimbabwe casi siempre se centran en la pretendida corrupción y naturaleza imprudentemente «anti-blanca» del programa de reforma agraria del país. Pero un reciente estudio académico británico tiende a refutar la propaganda europea y norteamericana, argumentando que la reforma agraria no ha sido un fracaso, y no se ha diseñado para beneficiar a los compinches políticos. Otro estudio muestra que, «comparada con la violencia rural y urbana en Sudáfrica, Irlanda o Brasil, el nivel de violencia en Zimbabwe ha sido más bien bajo.»
«El estudio del Instituto de Estudios sobre el Desarrollo proporciona lo que podría considerarse un informe imparcial de la reforma agraria en Zimbabwe.»
Cuando Zimbabwe inició su vía rápida hacia la redistribución de la tierra en 2000 se convirtió en noticia para los medios corporativos que se hicieron eco de denuncias, que caracterizaban el proceso como lleno de corrupción, violencia e ineficacia y condenado al fracaso. Más que ansiosa por unirse a la lucha estaba la izquierda liberal cuyos seudo análisis reiteraban la misma versión acompañada de una aversión a cualquier cosa que pareciera ni remotamente favorable al presidente de Zimbabwe Robert Mugabe y su partido, ZANU PF.
Dada toda esa fanfarria mediática, sería fácil asumir que a un estudio independiente que examina los últimos diez años de reforma agraria se le prestaría cierta atención. No es muy probable. De hecho podemos estar seguros de que se le prestará más atención a los cables desde la embajada de EEUU en Zimbabwe hechos públicos por WikiLeaks. Uno de estos cables del antiguo embajador de EEUU en Zimbabwe, Christopher Dell, no revela nada inesperado ni llamativo excepto sus aptitudes para escribir diatribas subjetivas que se hacen pasar por información concreta a los ojos políticamente poco críticos. El cable filtrado del embajador Dell expone la falta de confianza que tiene en muchos de los líderes de su partido títere neo-colonial, Movimiento para el Cambio Democrático (MDC, por sus siglas en inglés) que él y EEUU apoyan descaradamente junto con el resto de las potencias occidentales. Un amigo mío tiene esto que decir sobre el cable diplomático, «creo que es gracioso que hayan estado prediciendo su (de Mugabe) inminente desaparición durante tanto tiempo. Siempre he dicho que el principal talón de Aquiles de los imperialistas es que de hecho se creen sus propios vaticinios, especialmente teniendo en cuenta que el mencionado pronóstico autoengañoso (el cable de Dell) es con frecuencia la base de sus propias acciones.»
Dell envió el cable en 2007 y desde entonces la mayoría si no todas sus afirmaciones con el tiempo han demostrado ser falsas, lo que nos trae al tema principal de este artículo – tema que se verá eclipsado en la prensa occidental por las recientes revelaciones de WikiLeaks. Aunque no es que fueran a dedicar sus esfuerzos a informar sobre esto incluso en ausencia de WikiLeaks.
«El cable filtrado del embajador Dell expone la falta de confianza que tiene en muchos de los líderes de su partido títere neo-colonial, Movimiento para el Cambio Democrático.»
Vean, de hecho existe un estudio a fondo sobre los diez años de reforma agraria en Zimbabwe y se publicó a mediados de noviembre. Como hemos dicho, si uno asumiera que esto iba a recibir mucha atención de los medios se equivocaría, puesto que este estudio no está de acuerdo con la narrativa imperial impuesta y aceptable. Parece que el estudio, hecho público por el miembro del Instituto de Estudios sobre el Desarrollo (IDS, por sus siglas en inglés) Ian Scoones de la universidad británica de Sussex y detallado en el libro Zimbabwe’s Land Reform Myths & Realities (La reforma agraria en Zimbawe: mitos y realidades), fue capaz de atraer a los detractores habituales de Mugabe y su partido ZANU PF a reanudar su típica propaganda poco argumentada, dándose cuenta que algo que les es desfavorable se está preparando. Un artículo del crítico furibundo de Mugabe Patrick Bond en la medio online Counterpunch, «A New Tyranny: Will Zimbabwe Regress Again?« (Una nueva tiranía, ¿experimentará de nuevo Zimbabwe un retroceso?) se publicó justo cuando aparecía el estudio que evaluaba el programa de redistribución de la tierra en Zimbabwe. Parece casi como si el artículo de Bond estuviera destinado a servir de control de daños ante las revelaciones del estudio.
Pero no vayan a creer que el estudio sobre la tierra del IDS es el tema del artículo de Bond, de forma muy reveladora no había ni la más mímica mención del mismo en el artículo. Lo que era interesante pero no sorprendente, dado que el estudio contradice toda una colección de mitos de la narrativa oficial en cuya popularización ha participado Bond. El estudio «cuestiona cinco mitos (de la historia oficial) a través del examen de los datos de campo de la provincia de Masvingo:
«Mito 1 La reforma agraria en Zimbabwe ha sido un fracaso total
«Mito 2 Los beneficiarios de la reforma agraria en Zimbabwe han sido en su mayoría ‘compinches’ políticos (específicamente compinches de Mugabe)
«Mito 3 No hay inversiones de ningún tipo en los nuevos asentamientos
«Mito 4 La agricultura está en la ruina más completa creando inseguridad alimentaria crónica
«Mito 5 La economía rural se ha colapsado
«Poniendo en entredicho estos mitos, y sugiriendo narrativas alternativas de esta política, este libro presenta la historia tal y como se ha observado sobre el terreno: con todas sus imperfecciones»
En los últimos años las cosas han estado relativamente tranquilas en el frente dedicado al vilipendio de Mugabe y el ZANU-PF, lo que hace que uno se pregunte sobre la coincidencia en el tiempo del estudio sobre la redistribución de la tierra y cualquier campaña de vilipendio de Mugabe y el ZANU-PF de nuevo asomando su fea cara. Incluso más ensordecedor es el silencio sobre este estudio de los medios occidentales y las agradecidas organizaciones de la sociedad civil occidentales, ya sean de derechas o «progresistas.» Aunque Bond trata bastante en su artículo de la redistribución de la tierra es fundamentalmente para continuar con la idea de que fue un ejercicio poco inteligente que fue mayormente un fracaso. Lo mismo que el cable del embajador Dell al Departamento de Estado de EEUU, Bond no apoya ninguna de estas afirmaciones con el tipo de información que puede ser probada o refutada.
Y además la forma totalmente inadecuada en la que se está cubriendo la noticia del estudio sobre la tierra, como por ejemplo en la BBC, modo de cubrir de la noticia que trata de fijar la atención en un «proceso en el que los propietarios blancos fueron despojados de sus granjas, con frecuencia muy, muy violentamente,» como afirmó el presentador de BBC News Worldwide cuando entrevistaba a Ian Scoones. Careciendo de la empatía necesaria para identificarse con los indígenas africanos que habían sido los primeros en ser despojados brutalmente de sus tierras, usando métodos exponencialmente más violentos que ninguno de los usados para reclamarlas por sus descendientes africanos que son los únicos que tienen el derecho legítimo para reclamarlas, la entrevista a Scoones no pudo ser un mejor reflejo de una vuelta a una forma más sesgadamente eurocéntrica de plantear la cuestión.
Los imperialistas, junto con sus organizaciones de la sociedad civil seudo-progresistas, deben creer que si siguen repitiendo las mismas mentiras y tergiversaciones una y otra vez las transformarán en verdades. Lo mismo que los hechos de las elecciones de 2008 cuya forma de presentarlos es otro obstáculo en el camino hacia la vindicación de Zimbabwe. En su artículo Bond repite la afirmación discutible de que «desde que la violencia paramilitar forzó a Tsvangirai a retirarse de la segunda vuelta de las presidenciales de mediados de 2008 (después de ganar la primera vuelta – según afirman los contadores de votos de Mugabe, con menos del 50%)…..» Cuando el propósito de uno es simplemente producir afirmaciones sin fundamento es fácil meter un montón de desinformación en una única sentencia.
«Los imperialistas, junto con sus organizaciones de la sociedad civil seudo-progresistas, deben creer que si siguen repitiendo las mismas mentiras y tergiversaciones una y otra vez las transformarán en verdades.»
Lo cierto es que hay que ir a los detalles para llegar a la verdad de los hechos. Mientras que las aseveraciones de Bond siguen la línea de propaganda estándar de los imperialistas, los hechos revelan que los resultados de la elección no estaban bajo el control de los «contadores de votos de Mugabe» sino bajo una Comisión Electoral de Zimbabwe (ZEC, por sus siglas en inglés) que incluía representantes, participantes en el recuento de votos, y observadores en las mesas electorales de todos los partidos políticos del país, cada uno de los cuales tenía que corroborar los resultados en cada etapa del recuento. Bond afirma también que su candidato presidencial del MDC apoyado por los imperialistas Morgan Tsvangirai fue el ganador, a pesar de que la constitución del país dicta que solo hay un ganador cuando un candidato recibe más del 50% de los votos. En vez de ser una afirmación por parte de los «contadores de votos de Mugabe» como lo expresa Bond, las propias cifras difundidas por el MDC en aquel momento mostraban que se necesitaba una segunda vuelta. A diferencia del artículo de Bond, un artículo del 4 de abril de 2008 en el Zimbabwe Guardian clarifica esta historia bastante reciente con información más concreta y verificable, afirmando:
«Morgan Tsvangirai puede que aspire a ser presidente de Zimbabwe, pero tiene dificultades con las matemáticas simples. Ayer, afirmó haber conseguido el 50,3 por ciento de los votos en las elecciones de Zimbabwe. Esta cifra es vital porque lo sitúa justo por encima del umbral crucial del 50 por ciento necesario para evitar una segunda vuelta contra Robert Mugabe.
«Pero cualquiera con una calculadora puede determinar que alguien se ha equivocado al sumar. Según el MDC, Tsvangirai consiguió 1.169.860 votos frente a los 1.043.451 votos para Mugabe y 169.636 para Simba Makoni.
«Estas cifras se muestran en una declaración oficial que aparece en la página web del MDC hoy, junto con la afirmación de que el «Presidente Tsvangirai tiene el 50,3 por ciento del total del voto presidencial y ha ganado las elecciones sin necesidad de una segunda vuelta.»
Saque su calculadora y comprueba los porcentajes. De hecho, las cifras del MDC muestran que Tsvangirai consiguió el 49,1 por ciento, Mugabe el 43,8 por ciento y Makoni consiguió el 7,1 por ciento.
Por lo tanto, según las propias cifras del MDC, se requiere una segunda vuelta.»
Estas no fueron las únicas artimañas que el MDC intentó durante la primera vuelta de la votación y que Bond de manera conveniente pasó por alto. Algunos puede que recuerden lo mucho que se tardó en hacer públicos los resultados de la primera vuelta de las elecciones, animando a la oposición y a las fuerzas occidentales a reclamar que el ZANU PF estaba retrasándolos para amañar los resultados. Y el patético cable diplomático de Christopher Dell filtrado por WikiLeaks de hecho ayuda a que el público llegue a conclusiones erróneas sobre el contexto real de aquel tiempo. Por ejemplo, que algunos funcionarios del ZEC fueron «arrestados acusados de falsificar los resultados de 4.993 votos emitidos en cuatro distritos electorales en perjuicio del candidato presidencial del ZANU-PF Presidente Mugabe en las ajustadas elecciones como publicó en un artículo del 8 de abril The Herald de Zimbabwe. El artículo informa además de que investigaciones sobre los mismos comportamientos impropios estaban teniendo lugar en «otros dos distritos electorales en Manicaland donde se alegó que el candidato presidencial del ZANU-PF fue desposeído de 1.392 votos.
«En Mashonaland Central, se alega, que el mismo candidato fue desposeído de 773 votos mientras que las investigaciones revelan también que perdió otros 1.000 votos en dos distritos electorales de Matabeleland Norte y 1.828 votos en Masvingo….»
«…Las anomalías se detectaron tras un escrutinio minucioso de los formularios V11 y V23.
«El formulario V11 es un documento original que contiene los resultados de las mesas electorales y que está firmado por todos los interventores de los partidos contendientes.
«Tras la firma del formulario V11, la información se recoge en el formulario V23 que incluye los resultados de todas las mesas dentro de un distrito electoral.
«Estos formularios también muestran los resultados de las elecciones del distrito.
«El Sunday Mail informó durante el fin de semana que en la escuela primaria de Rimbi en la provincia de Manicaland, el formulario V11 mostraba que el Presidente Mugabe consiguió 612 votos pero el formulario V23 que fue enviado al Centro de Mando Nacional muestra que el Presidente recibió 187 votos.
«Estas anomalías se detectaron en un cierto número de distritos electorales.»
«Sería juicioso de nuestra parte considerar que puede haber mucho de similar en lo que concierne a Zimbabwe y El Salvador.»
En vez de creer las afirmaciones falsas, típicas y sin base de que la violencia paramilitar forzó a Tsvangirai a retirarse de la segunda vuelta de 2008 que siguió a la primera ronda de las elecciones, una explicación real y más plausible es detallada aquí.
Mientras que es fácil fomentar la confusión con aseveraciones llamativas, aunque breves, carentes de información concreta verificable, con frecuencia hace falta páginas de información reunida críticamente para desentrañar los hechos. Para digerir de forma adecuada los cables de Dell de WikiLeaks filtrados podemos aprender de CISPES, Comité en Solidaridad con la Gente de El Salvador. En su análisis de los cables de WikiLeaks de la embajada de EEUU en El Salvador, CISPES ha hecho algunas observaciones muy astutas. Sería juicioso de nuestra parte considerar que puede haber mucho de similar en lo que concierne a Zimbabwe y El Salvador: «Aunque el que WikiLeaks haga públicos cables diplomáticos proporciona una oportunidad sin precedentes para revelar los manejos y motivos de la política exterior de EEUU, el proceso otorga a las grandes agencias de noticias internaciones el poder de decisión sobre qué cables hacer públicos y la oportunidad de elaborar el primer análisis que el público va a escuchar sobre ellos.»
CISPES continúa: «Considerando que según se informa se filtraron más de 1000 cables sobre El Salvador, debemos preguntarnos qué criterios se usaron para seleccionar estos cables en particular para ser los primeros en publicarse; cables que los medios de noticias de derechas salvadoreños están usando ahora en su intento continuado de minar al nuevo gobierno.» ….»En conjunto, los cables revelan una embajada que no está al día del papel de liderazgo que juega el FMLN en la realidad política de El Salvador.»
El estudio del IDS proporciona lo que podría considerarse un informe imparcial de la reforma agraria en Zimbabwe. Sin embargo, mucho de lo que revela ya había sido documentado por el autor antiimperialista Gregory Elich y en muchos aspectos de forma más exhaustiva. El miembro del IDS Ian Scoones insiste en que su estudio se centra únicamente en los resultados de la reforma agraria con el tiempo, pareciendo aceptar a veces la narrativa occidental sobre la forma en que se llevó a cabo la redistribución de la tierra. El tema de la tierra en Zimbabwe se presenta constantemente como una toma de tierras de los dueños blancos caracterizada por una violencia indiscriminada y sin precedentes, instigada de forma deliberada por Mugabe y el ZANU-PF. Elich refuta esto en su libro meticulosamente investigado y referenciado Strange liberators; militarism, mayhem, and the pursuit of profit (Extraños libertadores; militarismo, caos y la búsqueda del beneficio), mostrando que las «invasiones» de granjas implican «visitas temporales de unos pocos días y visitas repetidas esporádicas. Éstas no suponen estancias extendidas en el tiempo» y que las granjas objetivo tendían a ser aquellos de dueños de tierras que «habían maltratado a los trabajadores, pagado salarios excesivamente bajos o mostrado racismo abiertamente.» En cuanto al uso de violencia Elich también muestra que «…comparada con la violencia rural y urbana en Sudáfrica, Irlanda o Brasil, el nivel en Zimbabwe ha sido bastante bajo.» Los incidentes protagonizados por aquellos que estaban insatisfechos legítimamente con lo que había sido una entrega de tierras inadecuada disminuyeron con el programa rápido de distribución de tierras del ZANU-PF.
«Las granjas objetivo tendían a ser aquellos de dueños de tierras que «habían maltratado a los trabajadores, pagado salarios excesivamente bajos o mostrado racismo abiertamente.»
El estudio del IDS simplemente valida el trabajo de Elich refutando el mito de que los beneficiarios de la reforma agraria han sido «compinches» políticos de Muagabe y de que el proceso fue en su mayor parte corrupto. Elich señala además que la tierra confiscada por el gobierno de Zimbabwe para su redistribución era «tierra sin explotar, tierra subexplotada, tierra propiedad de dueños ausentes, tierras de dueños que poseían múltiples granjas, tierra que excedían los límites de extensión (los cuales varían según la región), y tierras contiguas a tierras comunales.» Más que que Mugabe estuviera confabulado con lo que en realidad fue un minúsculo 0,3 por ciento de casos donde se abusó del proceso (5% según el estudio de IDS), Elich demuestra algo diferente. La investigación que descubrió tal abuso y corrupción del proceso por parte de miembros del gobierno y del partido gobernante fue de hecho iniciada por el Comité de Repoblación de la Tierra del Presidente. (Elich, p. 343-344)
Mientras que los escritos de Patrick Bond y los documentos de WikiLeaks pueden parecer una fuente convincente de verdad, es desgraciadamente algo más difícil llegar a los verdaderos hechos. Un cable de WikiLeaks indica que puesto que «muchos cargos locales del MDC-T y parlamentarios elegidos en 2008 no tenían una fuente independiente de ingresos….estaban ahora inclinándose por la corrupción.» Estas revelaciones no explican algo de importancia, la complicidad del Banco Mundial que financió secretamente a cargos del MDC-T. Mientras que el estudio del IDS sobre la reforma agraria empuja a Zimbabwe hacia el camino de la vindicación, una perspectiva antiimperialista y revolucionaria de las luchas de Zimbabwe continuará necesitando una aproximación muy crítica y escudriñadora.
Fuente original: http://www.blackagendareport.