Recomiendo:
3

Entrevista a William I. Robinson

«Trump no puede representar los intereses de los trabajadores y del capital al mismo tiempo»

Fuentes: Periódico Epohi - Rebelión

El Trumpismo elimina las barreras restantes a la acumulación desenfrenada de capital, culminando la contrarrevolución neoliberal, dice a Epohi William Robinson, distinguido profesor de Sociología en la Universidad de Santa Bárbara, California.  

1) ¿En qué condiciones sociales y económicas comienza la presidencia de Trump en Estados Unidos?

               En gran medida, el Trumpismo es una respuesta neofascista de extrema derecha a la crisis social y económica de la clase trabajadora y a la crisis de legitimidad del Estado que esta crisis socioeconómica ha producido. La clase trabajadora estadounidense ha experimentado una desestabilización continua de sus condiciones de vida durante este último medio siglo de globalización capitalista y neoliberalismo, con un deterioro particularmente agudo desde el colapso financiero de 2008 y a raíz de la pandemia de Covid-19. Se enfrenta a una precariedad creciente, inestabilidad laboral, desempleo y subempleo generalizados y en aumento, salarios miserables, marginalización y descomposición social, inseguridad alimentaria y crisis de atención médica, infravivienda y sinhogarismo.

               En 2023, más de 100.000 personas murieron por sobredosis de opioides por tercer año consecutivo y las cifras siguieron creciendo, reflejo de una crisis explosiva de salud mental que expresa a su vez la crisis social y económica. Desde 2021, la inseguridad alimentaria ha aumentado un 40% y, durante el mismo período, la pobreza ha aumentado un asombroso 67%. Más de la mitad de todos los hogares de clase trabajadora viven en la pobreza o justo por encima de la línea de pobreza, aunque los datos del gobierno en realidad disfrazan el alcance de la pobreza al establecer un nivel de pobreza ridículamente bajo. Una familia de cuatro personas puede ganar el doble del nivel oficial de pobreza y aun así vivir en la pobreza y la inseguridad en cualquier gran ciudad de Estados Unidos. Según el gobierno federal, casi cuatro de cada diez hogares, o el 38 por ciento, carecen de dinero suficiente para cubrir un gasto de emergencia de 400 dólares, frente al 32 por ciento en 2021. Más de la mitad de los hogares estadounidenses no reciben un ingreso estable y dependen de oportunidades de trabajo contingentes a medida que se presentan, mientras que el 80 por ciento informa que vive de sueldo a sueldo.

               El Partido Demócrata abandonó a la clase trabajadora multiétnica hace muchos años. Desde los años de Clinton ha sido un partido del neoliberalismo, de los multimillonarios de Wall Street, del complejo militar-industrial y de la guerra. Los republicanos son aún peores. ¿Cómo logró Trump ser elegido, dos veces ya, con el mayor número de votos de la clase trabajadora? Trump presentó un discurso populista que hablaba de la creciente inseguridad socioeconómica y la ansiedad social generalizada. Se las arregló para proyectarse como un outsider político dispuesto a luchar contra la élite de Washington en defensa del hombre común, contra el status quo. Manipuló el descontento masivo con este discurso populista, racista, nacionalista y neofascista; con falsas promesas de resolver los problemas socioeconómicos de las masas. Convirtió a los inmigrantes en chivos expiatorios y cosechó el descontento masivo con los demócratas y el establishment. También hay que recordar que 80 millones de personas con derecho a voto optaron por abstenerse –una cifra mayor que la de quienes votaron por Trump o por Harris–, lo que pone de relieve el grado de desmovilización y alienación política de la clase trabajadora.

               El Trumpismo es la variante estadounidense del mismo fenómeno que hemos visto en Europa con el ascenso de una extrema derecha populista y neofascista. Las penurias generadas por décadas de globalización capitalista y guerra librada por la clase capitalista transnacional desde arriba contra las clases trabajadoras las han hecho muy susceptibles al mensaje del populismo de derecha y el neofascismo, avivado por un discurso racista contra los inmigrantes destinado a canalizar el descontento masivo lejos de su fuente en el sistema y hacia chivos expiatorios. Ustedes no son ajenos a esto en Grecia. Han estado viviendo su propia versión de esto en los últimos años, excepto que en su caso sí tenían una alternativa de izquierda, pero cedió a las presiones del capital transnacional, mientras que aquí en los EE. UU. no tenemos una izquierda viable con una presencia significativa en la clase trabajadora.

2) Hablando de la nueva presidencia de Trump, es obvio que lo que estamos viendo es un capitalismo crudo y bárbaro que está tratando por todos los medios y métodos de aumentar sus ganancias. ¿Cuál es su opinión?

               ¡Sí, sin duda alguna! Seamos claros: el Trumpismo 2.0 no representa una ruptura con lo que ha estado sucediendo durante el último medio siglo, sino su punto final lógico, eliminando cualquier barrera restante a la acumulación desenfrenada de capital y culminando la contrarrevolución neoliberal. El equipo de Trump ha prometido eliminar cualquier regulación restante sobre el capital, recortar masivamente el gasto social, incluida la seguridad social (pensiones), reducir los impuestos al capital y a los ricos, expandir el aparato estatal de represión y vigilancia, y anular los pocos mecanismos restantes de rendición de cuentas democrática.

               El gobierno entrante propone lograr esto reestructurando el poder estatal para ponerlo bajo el control más directo del capital, es decir, consolidando la dictadura del capital transnacional a través de nuevas dispensaciones políticas, incluida una vasta expansión de los poderes de la presidencia y la concentración de poderes en el ejecutivo. El mercado de valores se ha disparado desde que Trump fue elegido, y luego se disparó aún más en los días previos a su toma de posesión, lo que refleja la confianza vertiginosa que el capital transnacional ha depositado en la capacidad de su gobierno para representar sus intereses y disciplinar y controlar aún más a la clase trabajadora.

               Sin embargo, hay una enorme brecha entre la intención del gobierno de Trump y su capacidad real para lograr sus objetivos. La crisis política de legitimidad del Estado y la crisis social de la clase trabajadora deben verse, más allá de los Estados Unidos, en el contexto de la crisis general del capitalismo global. Debemos centrarnos en la dimensión económica o estructural, lo que en economía política llamamos sobreacumulación, que ha llevado al estancamiento crónico de la economía global. Tal como usted señala, la tasa de ganancia ha estado cayendo de manera constante desde principios de siglo, la tasa de ganancia promedio en todo el mundo, no solo en los EE. UU. Las principales corporaciones transnacionales y conglomerados financieros han registrado ganancias récord al mismo tiempo que la tasa de ganancia ha caído y la inversión corporativa ha disminuido. Una señal del colapso capitalista es precisamente esta disminución de la tasa de ganancia simultánea a un aumento de la masa de ganancia.

               El capital excedente sin salida ha alcanzado niveles extraordinarios. El capital excedente produce su alter ego, los seres excedentes. Dados los niveles sin precedentes de desigualdad en todo el mundo, el mercado global no puede absorber la producción de la economía global. El estancamiento crónico ejerce una presión cada vez mayor sobre los agentes políticos y militares del capital transnacional para que abran nuevos espacios de acumulación. La CCT y sus agentes en los Estados deben emprender búsquedas incesantes y cada vez más desesperadas de nuevas salidas para descargar el capital sobreacumulado. Esto hace que el sistema se vuelva cada vez más violento, depredador y peligroso.

3) ¿Qué significa para el sistema político de los Estados Unidos que el nuevo gobierno sea en gran medida un gobierno de multimillonarios y adónde podría llevar esto?

               Es cierto que el Estado capitalista siempre ha asegurado los intereses del capital, pero históricamente esto se ha hecho de manera más indirecta a través de la mediación del sistema político. Ahora parece que los miembros estadounidenses de la clase capitalista transnacional han tomado un control más directo del Estado. ¡Trump ha elegido a 13 multimillonarios para su gabinete, una cifra sin precedentes! El hombre más rico del mundo, Elon Musk, está actuando como copresidente no electo. Las corporaciones y los multimillonarios, especialmente de los sectores de la alta tecnología, financiero y energético, canalizaron millones sin precedentes al Comité Inaugural de Trump para garantizar que sus intereses estuvieran representados. El bloque hegemónico emergente del capital reúne a la tecnología y las finanzas con el complejo militar-industrial y el capital farmacéutico o médico-industrial, las grandes petroleras y el sector inmobiliario también representados, con el capital financiero transnacional en la cúspide. Apenas unos días antes de que Trump asumiera el cargo, los bancos informaron ganancias casi récord. JPMorgan Chase registró una impresionante ganancia anual récord de 58.500 mil millones de dólares en 2024.

               En su último discurso de despedida a la nación el 14 de enero, el presidente saliente Joe Biden advirtió sobre un “complejo industrial tecnológico” y sobre una nueva “oligarquía que está tomando forma” a través de la “peligrosa concentración de poder en manos de unas pocas personas ultrarricas”. La advertencia puede haber sido una recreación de segunda categoría del famoso discurso final de Eisenhower de 1961 sobre los peligros de la “influencia injustificada del complejo industrial militar”. Sin embargo, los comentarios de Biden son ridículos, ya que los demócratas también han sido instrumentos del poder del capital y han cultivado la oligarquía corporativa y financiera multimillonaria que domina Estados Unidos.

4) ¿Cómo ve el estado actual de la lucha de clases en los EE.UU. frente a una personalidad tan amenazante como la de Trump? ¿Qué le da esperanza en este momento?

               La lucha de clases se está acelerando y seguirá haciéndolo. Mientras que las clases dominantes están intensificando su lucha de clases desde arriba, la actividad huelguística, las protestas y las campañas de organización sindical se han extendido entre los trabajadores tanto de los sectores económicos tradicionales como de los nuevos a medida que las condiciones socioeconómicas se deterioran. Esto ocurre junto con una rápida polarización política a medida que el centro se derrumba, con la insurgencia de extrema derecha neofascista y en este momento en control del Partido Republicano y de los tres poderes del gobierno. Trump no puede representar los intereses de los trabajadores y también del capital, y no tiene intención alguna de abandonar el capital.

               Aparte de la extrema derecha organizada en organizaciones y milicias racistas y neofascistas como las que irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero de 2021, Trump tiene una base de masas en un sector significativo de la clase trabajadora, especialmente, pero no exclusivamente, blanca. Estos trabajadores esperan que Trump mejore su situación económica. Esto no sucederá. Por el contrario, en la medida en que la agenda de Trump tenga éxito, la situación de los trabajadores se deteriorará aún más, y posiblemente muy rápidamente si hay una recesión. De hecho, predigo una recesión en el transcurso de este año o en el año que viene, si no algo mucho mayor, dada la crisis estructural. La coalición de Trump se desintegrará. La desilusión se instalará y, finalmente, su base de masas se desintegrará. Estas son las condiciones para que se desarrolle una alternativa popular de izquierda, pero también son condiciones bajo las cuales la tendencia fascista podría consolidarse en un fascismo abiertamente del siglo XXI.

               Las clases dominantes temen levantamientos populares de masa y se han estado preparando para ellos. Es prácticamente inevitable que la fiesta del capital se derrumbe. Cuando eso ocurra, y cuando las protestas masivas se intensifiquen, se desatará aún más lo que he llamado el estado policial global. Pasaremos muy rápidamente a una escalada del conflicto social y político. Trump prometió durante toda su campaña tomar medidas enérgicas contra el disenso político. La brutalidad absoluta del capitalismo global tal como se exhibe ahora en todo el mundo acabará saliendo a la luz, en Estados Unidos, nos pasará la factura.

Esta entrevista fue publicada en griego el 25 enero 2025 y traducida al español por el entrevistado.

https://www.epohi.gr/article/51047/goyiliam-rompinson-o-tramp-den-mporei-na-ekprosophsei-taytohrona-ta-symferonta-ton-ergazomenon-kai-t

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.