La sinización del marxismo es la clave ideológica principal que explica el largo proceso auspiciado por el Partido Comunista de China (PCCh) a partir de su fundación y que ha transformado el país de forma radical. En esa densa trayectoria, el PCCh se ha afanado en trazar un camino propio, capaz de dar respuesta a las singularidades determinantes que han influido en la consecución de su objetivo principal, es decir, la conquista del poder y la construcción de una sociedad alternativa, de orientación socialista.
La sinización del marxismo es, pues, la adaptación dialéctica del marxismo por parte del PCCh en el proceso de revolución, construcción y reforma a largo plazo. Expresa un bagaje teórico y sintetiza toda una experiencia práctica única formada al combinar los principios básicos del marxismo con la realidad de China. Por tanto, esta combinación incorpora las tradiciones históricas y culturales de China como también refleja la práctica social en dicho contexto bajo condiciones históricas específicas. Por último, como veremos, aporta altas dosis de innovación conceptual.
Cabe considerar que la plasmación de un modelo de socialismo propiamente chino no se instrumenta a lo largo de un camino rectilíneo o libre de obstáculos, sino que es un proceso inagotable basado en la experimentación, aprendiendo una vez tras otra de una experiencia marcada por aciertos y errores y por la exploración continua de nuevos caminos que igualmente no solo deben tener en cuenta los factores internos sino también internacionales.
En China, el PCCh ha desarrollado y consolidado una actitud hacia el marxismo que reivindica el alto valor de la práctica política como activo para el aprendizaje y actualización, como fuente de inspiración para avanzar en la construcción de una sociedad alternativa. Por lo tanto, el énfasis no se pone tanto en la crítica del modelo capitalista cuanto en como China puede avanzar por un camino propio hacia la construcción de una sociedad socialista.
Lo que plantea el PCCh es el desarrollo del marxismo en un marco concreto, de forma que pueda adaptarse a las demandas políticas de la coyuntura, erigiéndose así en un valioso complemento del marxismo académico, instituido como el verdadero suelo sobre el que construye el desarrollo del país en todos los órdenes. Esa praxis es para el PCCh una fuente capital de valor para enriquecer el marxismo, no para desviarse de él.
La idea de que los principios marxistas pueden ser enriquecidos, ampliados o modificados a partir de la profundización de la comprensión teórica y del desarrollo de la práctica confiere al PCCh un amplio poder de innovación que le libra de los hábitos del pensamiento dogmático. En consecuencia, asumiendo que el marxismo sigue desempeñando un papel rector, reafirmándose a cada paso como el contenido fundamental y dominante en la sociedad china, abre la posibilidad de implementar un aprendizaje propiamente chino, adaptado sobre la base de la coherencia respecto a los principios básicos de modo que los quiebros subsiguientes no supongan a largo plazo ni su deterioro ni su destrucción. Para el PCCh, la clave radica en aprehender como punto de partida las condiciones nacionales, en este caso de China.
La emancipación de la mente es la actitud indispensable para el desarrollo innovador del marxismo, asegura el PCCh. El pensamiento guía la acción. Para adaptar aún más el marxismo al contexto chino es necesario que esa mente emancipada analice e investigue los problemas reales que surgen en cada época. Por otra parte, de ello se deriva que no todos los países ni partidos deben seguir una misma hoja de ruta para conseguir sus objetivos. Puede haber caminos alternativos adaptados a las circunstancias concretas de desarrollo.
En China, el camino de desarrollo innovador del marxismo se sustenta en el principio de “buscar la verdad en los hechos”. En los últimos 100 años, los comunistas chinos se han afanado en partir de la realidad inmediata, integrando la teoría con la práctica, tratando de analizar correctamente las condiciones nacionales actuales de China y aplicando el marxismo para guiar la práctica. El énfasis en la observación de un camino singular para construir el socialismo con características chinas se ha erigido en condición inexcusable para seguir encontrando las respuestas adecuadas a las demandas de la sociedad.
La vitalidad de la teoría reside en la capacidad para sostener y promover una innovación continua. A lo largo del siglo de exploración intelectual del PCCh, las formas teóricas, los temas de cada época y las expresiones discursivas del marxismo siempre se han desarrollado junto con las circunstancias históricas, lo que vendría a demostrar la calidad teórica del marxismo adaptado al contexto chino, desarrollado de forma continua y avanzando con los tiempos.
En la visión del PCCh, el desarrollo innovador del marxismo requiere tomar como base prácticas específicas de diferentes períodos históricos, establecer diferentes temas teóricos y categorías de investigación en diferentes condiciones espaciales y temporales, y explorar constantemente nuevas formas de resolver contradicciones y problemas.
Si China se ha desarrollado rápidamente ha sido bajo la guía del marxismo, asegura el PCCh, lo cual demostraría la utilidad de dicha ideología, el poder teórico y la importancia trascendental del marxismo en el siglo XXI. Aunque los tiempos actuales han cambiado profundamente en comparación con los de Marx y Engels, conceptualmente todavía nos hallamos en la «era de transición del capitalismo al socialismo», como indica el marxismo. Por tanto, ya sea para innovar y desarrollar el marxismo o investigar y resolver los problemas relacionados con el desarrollo de China, aún se necesita comprender y aplicar científicamente las posiciones, puntos de vista y métodos marxistas, enfatiza el PCCh. Es sobre la base de heredar los principios básicos del marxismo que los comunistas chinos plantean mejorar constantemente la innovación teórica adaptándola a las circunstancias reales.
En esa exploración teórica, transcurridos cien años de su fundación (1921), el PCCh divide principalmente en dos aspectos la adaptación del marxismo al contexto chino.
En primer lugar, se le ha dado al marxismo una nueva connotación adecuada a los tiempos, basada en las realidades específicas que enfrenta China en la etapa histórica actual. Este marxismo con características prácticas diferenciadas se utiliza para comprender y transformar el mundo.
En segundo lugar, la experiencia china, que surge de la práctica, se resume, se encapsula y se eleva a la altura de la teoría.
Xi Jinping, en el centenario de la fundación del PCCh (2021), dijo que “el marxismo es el pensamiento rector fundamental que condujo a la fundación del PCCh en 1921 y de la Nueva China en 1949. Es el alma y la bandera del PCCh. Y la historia de 100 años del PCCh es la historia de cómo el marxismo se ha localizado en China, la historia de cómo el pueblo chino ha desarrollado y practicado el marxismo.”
En la perspectiva del PCCh, el mundo está experimentando cambios profundos: la situación internacional se torna cada vez más complicada, la economía mundial se desacelera, el proteccionismo comercial aumenta y la globalización económica enfrenta desafíos aún más graves.
En el interior del país, la contradicción principal de China ha evolucionado desde una tensión entre las necesidades materiales y culturales cada vez mayores de la sociedad y una producción social atrasada a una contradicción entre “un desarrollo desequilibrado e inadecuado y las necesidades cada vez mayores del pueblo de una vida mejor». En ese marco, el PCCh impulsa a la colectividad china hacia la realización del proyecto histórico de rejuvenecimiento nacional, el llamado sueño chino evocado por Xi Jinping.
El PCCh necesita gestionar eficazmente estos imperativos nacionales e internacionales para salir airoso de esta delicada coyuntura. Y para ello plantea tomar medidas para resolver esa actual contradicción principal de la sociedad china y promover la sinización del marxismo con una clara comprensión del complejo y cambiante entorno internacional.
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