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El flagelo del racismo

Fuentes: Rebelión

En mayo de 2015, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas emitió una dura crítica a Estados Unidos enfocada en el problema endémico de racismo y brutalidad policial. Delegados de 117 países denunciaron que el racismo y la brutalidad policial constituyen un flagelo para la población de EE.UU. El sitio Mapping Police Violence1 compiló […]

En mayo de 2015, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas emitió una dura crítica a Estados Unidos enfocada en el problema endémico de racismo y brutalidad policial. Delegados de 117 países denunciaron que el racismo y la brutalidad policial constituyen un flagelo para la población de EE.UU.

El sitio Mapping Police Violence1 compiló los siguientes datos para 2014: Al menos 1149 personas fueron asesinadas por la policía -304 de los cuales eran afroamericanos (un 26%). Es tres veces más probable que la policía mate a un afroamericano que a una persona blanca. Ni un solo policía en servicio fue condenado por haber matado a un afroamericano.

El mapa de la violencia policial muestra claramente que estos crímenes ocurren con mucha mayor frecuencia en el Sur, en los antiguos estados esclavistas. El racismo endémico que impera en la actualidad es un legado trágico de la esclavitud, ante el cual no hay respuesta contundente ni de los gobiernos estatales ni del gobierno nacional.

Justamente en un estado sureño, Texas, ocurrió la última tragedia.

Hace unos días, Sandra Bland, 28 años, joven profesional, conducía su auto por una carretera de Texas. Venía desde Chicago para iniciar un nuevo trabajo en Texas. Al cambiar de carril, no hizo la señal con la luz intermitente. Un policía le ordena que se detenga. La joven trata de explicar que cambió de carril para darle paso al patrullero, se inicia una discusión. El policía (blanco) forcejea con la joven (negra), ella intenta hacerlo razonar pero el policía no escucha razones: la empuja, la tira al suelo… le coloca las esposas y la detiene, ¡por una infracción menor de tráfico!

Tres días después, la encuentran muerta en la celda. Supuestamente, se habría suicidado, ahorcándose con una bolsa plástica. La familia de la joven no acepta la explicación del suicidio. Se abre una indagatoria.

Los periódicos principales, como The New York Times, se preguntan si fue legal la detención. Consultan a expertos, que dicen que probablemente el policía se excedió, aunque en Texas sea legal detener a una persona por una infracción de tránsito… Menudencias legales, que ocultan el elefante en la habitación: El racismo galopante que sacude al Sur y al resto del país.

Se ha dicho, una y otra vez y sin embargo, sigue siendo necesaria la repetición: Estados Unidos usa dos varas: una de total permisividad para sí y otra, inflexible, para el resto del mundo. Da lecciones y sanciona a países por violaciones de derechos humanos y ante la combinación tóxica de racismo y brutalidad policial en su propio suelo, no toma ninguna medida correctiva de fondo. Pruebas contundentes, como videos tomados por testigos casuales, son «analizados» una y otra vez, pero los policías abusadores y racistas siguen gozando de impunidad.

«Los árboles sureños cargan extraños frutos,
sangre en las hojas, sangre en la raíz,
los cuerpos negros se balancean en la brisa sureña…»
-Abel Meeropol2

Notas:

1) Sitio Mapping Police Violence (Mapa de la violencia policial): http://mappingpoliceviolence.org/

2) Strange Fruit, letra de Abel Meeropol; canción interpretada por Billie Holiday (por primera vez en 1939): https://youtu.be/-_R8xxeMFEU