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ONG y colectivos de apoyo a los refugiados organizan en Valencia la Semana contra la xenofobia

Diseño gráfico contra el racismo

Fuentes: Rebelión

«Cap persona és il.legal. La única persona digna aún sigue en cunetas». «¿Por qué diferenciar entre blancos o negros? Todos acabaremos grises y bajo tierra igual al final de nuestras vidas». «Esta vez el mensaje no va en botella. No sirve de nada cerrar los ojos y dar la espalda». «¿Cuántos años más vamos a […]

«Cap persona és il.legal. La única persona digna aún sigue en cunetas». «¿Por qué diferenciar entre blancos o negros? Todos acabaremos grises y bajo tierra igual al final de nuestras vidas». «Esta vez el mensaje no va en botella. No sirve de nada cerrar los ojos y dar la espalda». «¿Cuántos años más vamos a permitir que la gente se vaya muriendo poco a poco?» «Construïm molts murs i pocs ports». «Cap persona és il.legal; sempre hi ha un però. No al racisme». Son mensajes que alumnos de Primer Curso de la ESO (16-17 años) del Instituto Lluis Vives de València, donde se iniciaron en febrero de 2012, las revueltas de la «Primavera Valenciana», estampan en un pequeño panel. Los escolares se hallan dentro de un refugio antiaéreo de la Guerra Civil, en los mismos sótanos del instituto, que acoge una exposición del colectivo «Diseñadores por la eliminación de la discriminación racial y la xenofobia». Los carteles hacen referencia a personas que quieren huir de los países donde sufren la violencia o de las ideas con las que se les recibe en Europa, de acogida o rechazo.

El 21 de marzo se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de toda forma de Discriminación Racial, según la declaración de Naciones Unidas, que así recuerda la matanza de Shaperville en el Transvaal (Sudáfrica), en 1960. Aquel día la policía disparó contra una manifestación antigubernamental, lo que provocó la muerte de 69 personas negras y causó heridas a otras 180. De acuerdo con esta efeméride, entre el 21 y el 23 de marzo se celebra en Valencia la «Semana contra el Racismo y la Xenofobia», en la que participan las entidades del proyecto «Red sube el tono contra el racismo» («Movimiento contra la Intolerancia», «Valencia Acoge» y «Movimiento por la Paz»), el «Comité Valencia Refugio», formado por CEAR-País Valenciano, Accem, Cruz Roja y el Ayuntamiento de Valencia), el equipo de diseñadores voluntarios «por la eliminación de la discriminación racial y la xenofobia» y Acnur.

La primera actividad de la semana contra el racismo es la exposición de los diseñadores Ángel Pretil, Blanca Vinyals, Carmina Bragulat, David Peyró, Elías Taño, Inmaculada Senent, Jaime Sebastián & Eva Ibáñez, Manuel Camacho, Marina Muñoz, Santi Terol y Vicente Iborra. La programación incluye además un recital poético contra la xenofobia, un taller de rap contra el racismo, a cargo de Carles Cano, artista del grupo «Suquet de rap»; teatro contra la discriminación, con la obra «UErfan@s», del grupo teatral de CEAR-País Valenciano; la convocatoria ciudadana a la pintada de un muro, el festival de cortometrajes «Corta con el racismo», un taller de análisis cinematográfico sobre refugio, racismo y discriminación, impartido por el director Samuel Sebastián; y la conferencia titulada «Valencia, de refugiados a ciudad refugio», a cargo del coordinador de CEAR en el País Valenciano, Jaume Durà; el delegado del Movimiento contra la Intolerancia en el País Valenciano, Ángel Galán y el profesor de la Universitat de València, José María Azkárraga.

En el refugio antiaéreo, Elena Navarro, técnica de sensibilización en el Movimiento por la Paz de la Comunitat Valenciana, acompaña en un itinerario guiado a diferentes grupos de estudiantes. Les pide ideas o sentimientos que les sugieran diseños gráficos como el del artista Manuel Camacho, que en un cartel ha representado a una persona refugiada mediante un personaje que camina con una vivienda a la espalda, con una chimenea que exhala números. A partir de la leyenda «Cap persona és il.legal», Santi Terol diseña a un refugiado que aparece sentado y cruzado de piernas, con el mapa del mundo al fondo. Otros carteles, como el de la diseñadora Elena Taño, se fijan en la relevancia de los discursos, en este caso la importancia del «pero»: «Yo no soy racista, pero…». El espectador puede ver a un autóctono con una lengua viperina que se alarga y termina por envolver el rostro de un refugiado africano. En otra representación figura el rostro de Hitler que cobra diferentes formas. «Es Hitler sonriendo», constata una alumna.

Elena Navarro explica a los adolescentes que la Segunda Guerra Mundial terminó, y con ella, supuestamente, los totalitarismos. Antes de que irrumpiera un desconocido interpelando a la guía, de manera muy confusa, sobre Cuba y Venezuela, la técnica del Movimiento por la Paz explicaba que en el Parlamento europeo están actualmente representadas ideologías que nada tienen que ver con los derechos humanos y la diversidad. «Aquí pueden observarse los nuevos totalitarismos», advierte a los jóvenes de 16 años. Pasean por la exposición instalada en el subsuelo y pregunta a los alumnos por las palabras que agregarían a uno de los carteles, en los que se refleja una palmaria esquizofrenia. «¿Cómo lo definiríais?» «Si miras las posturas de los políticos, te impacta», responde una joven, «pero saben muy bien lo que están haciendo». Uno de los políticos aludidos es la ultraderechista Marine Le Pen, que se toma un café en un vaso de la multinacional McDonald’s con expresión adusta. Sus compañeros de eurobancada exclaman irritados. La bandera de la UE aparece en el cartel custodiada por dos perros de presa. Lleno de significaciones directas, puede leerse en este diseño gráfico: «Bienvenidos a la Comunidad Europea». Y un rectángulo, con una alambrada, en la que se expresa el término «odio».

El último punto del recorrido es el cuadro con el título «no más muertes», en la que se distingue una parte superior en rojo de otra inferior, que representa un fondo marino devorando a las personas migrantes. Se agregan dos epígrafes: «#Pasajeseguro» y «#Protecthumanos». Elena Navarro termina la sencilla ruta diciéndoles a los adolescentes que hoy se están levantando fronteras al mero hecho de trasladarse a otro lugar, pero lo que las personas realmente quieren es permanecer en los países de origen, desarrollándose con los suyos. El objetivo es que este material, aportado por diseñadores voluntarios, se utilice en los institutos durante todo el curso, para exposiciones y trabajos. «Es fundamental para el aprendizaje esta interlocución con el alumnado», remata Navarro.

Muy cerca, en otro sector del refugio, un profesor del Instituto Luis Vives explica con diapositivas los efectos de la guerra en la capital valenciana: en la fachada del Ayuntamiento, huellas de metralla sobre la caliza marmórea, también el homenaje a las víctimas de un bombardeo en julio de 1937 y otra proyección, que los alumnos no aciertan a identificar. «Seguro que lo reconoceríais si se tratara de un rascacielos de Nueva York», bromea el docente. Pero es la fotografía de la torre del «Micalet» de la catedral de Valencia, extraída del fotograma de un documental realizado en 1937. Allí, en una época anterior a los radares, se ubicaba el centro de detección de los bombardeos fascistas. Y se daba la señal de alarma a las 25 sirenas que había en la ciudad…

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