La renuncia del general Flynn al puesto de Asesor Nacional de Seguridad es un golpe a Trump, duro, pero no mortal, porque la victoria comienza a disiparse cuando se pierde amigos leales y se perdona a enemigos peligrosos. Por ahora, fue bloqueada la posible colaboración estrecha de EEUU y Rusia en la lucha contra […]
La renuncia del general Flynn al puesto de Asesor Nacional de Seguridad es un golpe a Trump, duro, pero no mortal, porque la victoria comienza a disiparse cuando se pierde amigos leales y se perdona a enemigos peligrosos. Por ahora, fue bloqueada la posible colaboración estrecha de EEUU y Rusia en la lucha contra el terrorismo.
El panorama se complica más aún si se suma a ello la ofensiva del Ejército Ucraniano en el Dombás, ordenada por el agente provocador de la CIA, Poroshenko, que busca tentar a Putin a defender la vida de los ruso parlantes ucranianos. Así, y luego de una campaña en que la prensa mundial acusaría al presidente ruso de intervenir en los asuntos internos de Ucrania, se le amarraría las manos a Trump para impedirle mejorar las maltrechas relaciones con Rusia. El juego es claro, sólo no se conoce quiénes están involucrados en él, además de los de siempre.
Poroshenko cree que Putin va a hacer de tripas corazón y va a soportar la eliminación de los antifascistas del Dombás. Esta inactividad dejaría en la impunidad su alianza con la CIA para apoyar a la Sra. Clinton y ocultaría la tramoya entre su gobierno, extranjero, y el principal órgano de seguridad de EEUU para intervenir en favor de un candidato y derrotar a otro. ¡ Qué náusea!
Pero se equivoca al menospreciar a Putin, un gigante en esto de no dejarse engañar y que es capaz de eludir la trampa y contraatacar con tal destreza que el dipsómano rostro de Poroshenko no va a servir ni para practicas de tiro al blanco.
No se trata sólo de dipsomanía. Yaroslav Kuczynski, líder de Polonia, país que participó en el golpe de Estado que acabó con la democracia ucraniana, advierte a Poroshenko que a Varsovia se le ha agotado la paciencia porque todo tiene su límite y ya se ha superado lo admisible, que Ucrania no entrará a la UE mientras le rinda culto a criminales que cometieron genocidio contra los polacos y se comportaron con más crueldad que los mismos nazis. Se refiere a Bandera y Sushkevich, héroes nacionales de la actual Ucrania, en cuyas proclamas se exhortaba a «trabajar estrechamente con el nacionalsocialismo de la Gran Alemania que bajo el liderazgo de Adolf Hitler está formando un nuevo orden en Europa y el mundo y está ayudando al pueblo ucraniano a liberarse de la ocupación moscovita.» Se recuerda al lector que en Ucrania comenzó el holocausto contra los judíos.
La prensa mundial, en una propaganda destinada a lavar el cerebro de los asustadizos, presenta a Trump como un nuevo Hitler, lo que es falso, pues, si Trump en algo se le pareciera, tendría el apoyo incondicional de Poroshenko y CIA. No sólo eso, sino que busca a un «héroe americano» que asesine a Trump, y en esto no hay exageración. La revista alemana NEWSMAS escribe: «La manera más simple de corregir la ‘catástrofe’ Trump es el asesinato en la Casa Blanca» de quien la revista The Economist llama «un insurgente», la británica NewStatesman «apocalipsis Trump» y la alemana DER SPIEGEL pinta como un terrorista que corta la cabeza de la Estatua de la Libertad, y así, en menos de un mes, más de ¡ doce mil escritos! exigen su muerte. Y el ¿por qué no?, se escucha sin que haya ni la ética periodística ni el secretismo, que en el caso de Kennedy rige hasta hoy.
Las campanas doblan por EEUU.
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