Los grandes medios de comunicación controlados mayoritariamente por los países desarrollados capitalistas, reflejan muy pocas noticias sobre el continente africano y cuando lo hacen solo resaltan las notas negativas y minimizan o ignoran las positivas. Cuando se piensa en África, debido a esa nefasta propaganda de la prensa occidental, muchas personas piensan en pobreza extrema, […]
Los grandes medios de comunicación controlados mayoritariamente por los países desarrollados capitalistas, reflejan muy pocas noticias sobre el continente africano y cuando lo hacen solo resaltan las notas negativas y minimizan o ignoran las positivas.
Cuando se piensa en África, debido a esa nefasta propaganda de la prensa occidental, muchas personas piensan en pobreza extrema, subdesarrollo, hambre, tráfico de personas o enfermedades. Esa imagen, aunque no es menos cierta porque cuenta con 38 países de los 50 menos desarrollados del mundo, se debe fundamentalmente a los largos siglos de colonialismo y de neocolonialismo.
Casi todos esos países son ricos en recursos naturales pero se les hace difícil mejorar la vida de sus ciudadanos porque gran parte de las ganancias se las llevan las compañías transnacionales y una menor, el síndrome de la corrupción.
Las estructuras económicas africanas son altamente dependientes del exterior, los programas de ajustes estructurales impuestos por Occidente obligan a los africanos a abrir sus mercados a los productos de las naciones ricas, a no subvencionar la producción local y a pagar una deuda externa que en cierta forma colapsa varias economías del continente.
Pese a todos esos inconvenientes, África ha sido la región que más rápido se ha recuperado de la recesión económica global y el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) global del 5,7 % en los últimos 10 años, le ha permitido que el Banco Africano de Desarrollo (BAD), el Centro de Desarrollo de la OCDE y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo pronostiquen que el continente logrará un crecimiento promedio de 4,5 % en 2017 y un PIB de 2,6 billones de dólares antes de 2020.
Según el Banco Africano de Desarrollo una de las claves de su crecimiento es la estructura de su población pues son muchos y muy pobres. En la última década la población del continente aumentó en 200 millones de personas y ya supera los 1 200 millones de habitantes.
Las proyecciones demográficas indican que el aumento será mayor en los próximos años con una media de 2,2 % anual, mucho mayor que el 0,9 previsto para Asia.
Otro dato interesante es que mientras en varias partes del mundo la clase media se va reduciendo, en África se esta elevando y según el BAD, alcanza al 34 % de la población.
Ese mismo organismo internacional indica que el número de personas del África Subsahariana que viven en pobreza extrema con menos de 1,25 dólares al día, se redujo del 33 % en 1992 a 23 % en 2016.
En cuanto al uso de los servicios de telefonía móvil, la cifra pasó de 15 millones de usuarios en 2000, a 800 millones en 2015. Con el acceso a Internet, se ha creado un mayor espacio para la investigación, la educación y la innovación.
A eso se suma un mayor proceso de urbanización en muchos países, y si en 1960 vivían en las ciudades 50 millones de personas, en 2016 lo hacen 500 millones. Entre las naciones que han mejorado los servicios de infraestructura en las ciudades se hallan, Etiopía, República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Djibouti, Angola, Gabón, Senegal, Namibia, Guinea Ecuatorial.
En estos avances ha jugado un destacado papel la Unión Africana (UA), que desde su fundación en 1963 como Organización de la Unidad Africana (OUA) y a partir de 2002 como UA, ha luchado contra numerosas adversidades y contratiempos surgidos a lo largo del camino y ha logrado con denodado esfuerzo, trabajar por la integridad y el avance de sus 54 países, (Marruecos se retiró tras aceptar el organismo a la República Árabe Saharaui Democrática).
El continente africano con una extensión de 30 221 000 kilómetros cuadrados y 1 200 millones de habitantes que hablan 2 000 lenguas diferentes, tiene una posición geopolítica privilegiada con cuatro circunvalaciones marítimas, (por el Mediterráneo, el Atlántico, el Índico y el Mar Rojo) posee un potencial energético hasta ahora insospechado que se calcula en el 15 % del orbe; 50 % del oro; 50 % de minerales estratégicos; 60 % de las tierras cultivables del mundo y enormes reservas de agua potable, por citar algunas.
Hace una década, los golpes de Estado y las guerras internas eran constantes en toda la región y en estos años se han logrado reducir debido a la política aplicada por los dirigentes de la UA para no reconocer a gobiernos ilegales y contar además con contingentes militares integrados por los diferentes países y no tener que depender de fuerzas extranjeras cuando ocurre algún hecho de ese tipo.
En la búsqueda de un modelo propio de desarrollo sin injerencia de las naciones occidentales, aunque con su colaboración, surgió la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD) que traza las líneas a seguir económica y política para la integración del continente.
Además, se han potenciado diferentes organismos de integración como la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (ECOWAS).
Con enormes desafíos aún por vencer como son la pobreza, enfermedades (paludismo, malaria, VIH), desigualdad o marginalización social, África, en estos pocos años de independencia, ha buscado caminos para disminuit la herencia de explotación que le dejó el colonialismo y la posterior imposición de sistemas neoliberales.
Los retos siempre estarán presente máxime cuando el continente posee abundantes riquezas que son ambicionadas por las naciones occidentales desarrolladas. Por eso se hace necesario obrar con sabiduría, arrojo y mayor integración regional para que los beneficios se destinen y queden en manos de sus habitantes.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.