La líder islamista marroquí Nadia Yasín, cabeza visible del Grupo Justicia y Espiritualidad, se personó ante la Delegación General de la Seguridad Nacional en Rabat, la tarde del viernes, a raíz de unas declaraciones a la prensa en las que pedía la instauración de un régimen republicano en Marruecos en lugar del actual régimen monárquico, […]
La líder islamista marroquí Nadia Yasín, cabeza visible del Grupo Justicia y Espiritualidad, se personó ante la Delegación General de la Seguridad Nacional en Rabat, la tarde del viernes, a raíz de unas declaraciones a la prensa en las que pedía la instauración de un régimen republicano en Marruecos en lugar del actual régimen monárquico, cuyo final según ella se aproxima. A pesar de que está considerado como el movimiento islamista más influyente de Marruecos, ‘Justicia y Espiritualidad’ ha decidido mantenerse al margen de la política activa y no concurrir a las convocatorias electorales.
Abdalah Shibani, esposo de Nadia Yasín declaró a Al Quds Al Arabi que «la policía nos citó el pasado viernes para presentarnos ante el delegado general de la seguridad con el objeto de interrogar a mi esposa acerca del contenido de sus declaraciones al semanario Al Usbuiya Al Yadida» aparecidas el pasado 2 de junio. Shibani declaró a Al Quds Al Arabi, que su esposa Nadia había afirmado durante el interrogatorio que mantenía las opiniones que expuso en sus declaraciones al semanario y que había expresado su punto vista como intelectual y académica y no en calidad de activista política o miembro del Grupo Justicia y Espiritualidad al que pertenece.
Las opiniones de Nadia Yasín, que siempre insiste en afirmar que son opiniones personales, se consideran valientes y polémicas. Nadia Yasín, criticó textos de la constitución marroquí, sobre todo el artículo 19 relativo a las competencias del rey y su papel de Emir de los creyentes. Aseguró que el texto constitucional merecía acabar en el basurero de la historia y reclamó la adopción de una nueva constitución basada en criterios verdaderamente democráticos.
Nadia Yasín será juzgada por el tribunal de Primera Instancia de Rabat el próximo 28 de junio por el presunto delito de ataque a la monarquía. Junto a ella será juzgado también el director del semanario que publicó la entrevista Al Usbuiya Al Yadida, Abdelaziz Kukas.
La activista tenía previsto viajar a la ciudad española de Barcelona para asistir al Foro económico y Social del Mediterráneo pero las autoridades marroquíes le impidieron salir del país.
Adjuntamos la traducción de los extractos más significativos de la entrevista que Nadia Yasín concedió al semanario Al Usbuiya al Yadida por la que ha sido interrogada y procesada. El periódico fue confiscado, pero la entrevista está disponible en la página web del Grupo Justicia y Espiritualidad: http://www.aljamaa.com
[Al Usbuiya al Yadida, nº33, 02-05 febrero 2005. Traducido en Revista de Prensa Magrebí, www.boletin.org]
Según responsables del movimiento islamista de Justicia y Espiritualidad, los estadounidenses intentan ponerse en contacto con los líderes del grupo islamista a través de varios canales. Algunos explicaron que a raíz de dichas llamadas procuran encontrar una vía para incorporar a su grupo en el escenario político marroquí. ¿Qué piensa usted?
En nombre de Dios el Clemente y el Misericordioso, la oración y la paz sean sobre nuestro Profeta. Si hubo algunas declaraciones de los jefes del Grupo sobre dichas llamadas, ellos lo sabrán mejor. No puedo hablar de ello. Sólo puedo hablar de lo que me concierne. Me llamaron la Universidad de Berckley como pensadora y escritora, en fin, como intelectual. No me llamó el Pentágono o la Casa Blanca u otra institución oficial. La universidad que me invitó, es conocida por su oposición a la política de Bush.
Sin embargo, la invitaron en un ambiente mundial hostil a todo lo que es islámico, en sentido de que lo que es ideológicamente islámico está relacionado con lo terrorista, ¿no piensa usted que las cosas no son tan sencillas como usted afirma?
No sé, comparto su opinión si está diciendo que existe una clara orientación en EEUU para transformarlo de un Estado de derecho en otro que impone sus decisiones, incluso sobre lo que se consideraba antes como espacios de libertad de expresión, si cabe la palabra. A lo mejor tiene razón en lo que dice. Pero, de todos modos, eso significa que los estadounidenses reconocen que el grupo de Justicia y Espiritualidad no es terrorista.
¿En el mismo marco, existen contactos del régimen político marroquí para legalizar al grupo de Justicia y Espiritualidad e incorporarlo al escenario político?
No pienso que existan contactos directos. Dado que el Majzen [1] es un fiel siervo de los regímenes internacionales, las llamadas en los términos en los que habla no existen. No hay duda de que el sueño del Majzen es integrar al grupo, pero es imposible.
¿En el Grupo, aceptan participar en el juego democrático, pero al mismo tiempo, se niegan a presentarse en las elecciones?
Porque Marruecos no es un país democrático. Nosotros rechazamos este juego tal como lo ha ideado el Majzen, sólo lo aceptaremos cuando la democracia sea un buen medio que concuerde con nuestra concepción sobre la Shura (consulta), con el verdadero sentido de la democracia y con la celebración de elecciones libres. Nada de esto ocurre, no podemos aceptar elecciones falsas y fabricadas, como le ocurrió al Partido Justicia y Desarrollo en las últimas elecciones. Nosotros no estamos en contra de las elecciones sino en contra de su disposición.
¿Cuáles son las principales críticas del Grupo de Justicia y Espiritualidad a la actual Constitución?
Son muchas, empezamos por el artículo 19 que aglutina todos los poderes en manos del rey, hay que tener en cuenta que la Constitución es un escrito contradictorio, hasta el punto de ser digna de reposar en el basurero de la Historia y preparar otra basada sobre verdaderas opciones democráticas.
Entonces ¿cuál es la Constitución que desean como alternativa para Marruecos?
No queremos decidir sobre la posición de los marroquíes porque repetiríamos el modelo del Majzen que rechazamos. Cuando mi padre hablaba del pacto islámico, eso no significa la exclusión como dijo la prensa. Por cierto, la prensa no examinó detenidamente el contenido del libro. El pacto islámico significa la participación de todas las partes de la sociedad, pese a los conflictos que existen entre ellas, unos conflictos que han sido suscitados por el Majzen porque le conviene hacerlo. Los conflictos o son tribales o se basan sobre diferencias políticas. Pero no se puede hablar de verdaderas diferencias políticas cuando vemos hoy en día que los de izquierdas prefieren morir antes que hablar de cambiar el artículo 19. No diré más. En cuanto a los conflictos de carácter tribal, nosotros respetamos las peculiaridades, mi padre es bereber y está orgulloso de serlo.
El emirato de los creyentes es motivo de conflicto entre el Grupo y el régimen. ¿No piensa que discutir esta cuestión abona el terreno para el laicismo?
Somos conscientes de este desafío, es una opción para evitar más peligros. En cuanto a los laicos ellos prefieren el emirato de los creyentes para evitar el peligro de los islamistas, siendo más monárquicos que el rey. Es extraño porque los islamistas prefieren el emirato con sus inconvenientes para evitar el laicismo. Nosotros defendemos la necesidad de una política fuerte en que permita superar este desafío. Nosotros aceptamos a los laicos, que se queden y que propongan sus programas participando así en el panorama político. Así el laico tendrá la libertad de expresar su punto de vista siempre y cuando exista un juego político claro y una verdadera opción democrática.
Según algunos periódicos, usted declaró en la universidad de Berckely que lo mejor para Marruecos es una república sin monarquía. ¿En qué contexto usted dijo esto y cuáles son las razones?
Esto fue escrito tras mi vuelta de EEUU y bajo la forma de una declaración y es incorrecto. He dado una conferencia en la universidad de Berckley en la que no figura la palabra de república. El texto entero de mi intervención figura en la página web del Grupo. Yo no digo esto por miedo. Hablé efectivamente de la república pero en otro contexto, cuando me encontré con un investigador en dicha universidad. Por convicción propia, hablé como una intelectual que está analizando una situación. Cuando decimos que la monarquía no nos conviene esto significa dar una alternativa. Lo que pasó es que tenía que escoger entre monarquía o república.
¿Usted optó por la república?
Claro que escogí la república. Es una opción académica. Entre tecnocracia y república yo opté por una república. Es lo que dije en un marco académico y sólo me atañe a mí. No soy portavoz oficial del Grupo, sino que intento expresar claramente mis convicciones. Yo no dije esto en EEUU para protegerme allí, sino que lo dije en un marco académico. Lo que se publicó es un colage. Además eso ya lo dije hace años en la prensa nacional.
¿Qué es lo que surgió en un Marruecos acostumbrado a un régimen monárquico heredado para que usted afirme, desde una perspectiva académica, que el régimen republicano es lo mejor para Marruecos?
Cuando hablamos en un marco académico, estamos pendientes de lo que es teórico y estratégico. Lo cual no concuerda con la realidad política. Según esta última, los marroquíes no están preparados para la república. Nosotros creemos que la política no existe sin la participación del pueblo. Nosotros respetamos la opción del pueblo. Pienso que si organizamos unas elecciones o referéndum bajo la supervisión de la ONU para evitar cualquier falsificación y dejamos elegir al pueblo entre monarquía y república, estoy segura de que la mayoría optarán por una monarquía, porque no tenemos cultura política.
Quedémonos en el ámbito académico, ¿Cómo justifica usted el hecho de que el régimen republicano es mejor que el monárquico?
Porque el régimen republicano es lo más cercano a nuestra concepción.
¿En el Grupo de Justicia y Espiritualidad?
(Sonríe) Estas implicando al Grupo. Es más bien lo que creo mejor para nosotros. Porque el principio de shura está basado sobre lo que es republicano. El problema es que cuando el poder recayó sobre los Omeyas y los abasíes, alejaron la gente de la verdadera cultura política. Hemos vivido verdaderos períodos de laicismo en algunas etapas de la historia islámica. Pero desde aquel entonces venimos viviendo auténticos desastres. En Marruecos, por ejemplo nos dicen: vuestro espacio se limita al código de la familia, pero no se inmiscuyan en todo lo que está relacionado con el poder. El rey es quien toma las decisiones. Ahí se produce este abismo entre el pueblo y los asuntos públicos. En Marruecos estamos viviendo en una verdadera catástrofe por eso opté por una república en mi intervención académica. Esto no impide que debamos concienciar al pueblo marroquí para despertar su sentido político que se consigue mediante la revisión de la política de educación. La política educativa existente ha convertido al pueblo en gente que se emociona y se enfada sin tener una cultura política constructiva. Podemos concienciarlos sobre sus asuntos terrenales. Nuestra religión islámica está relacionada directamente con lo que es terrenal. Cuando decimos que Dios es único, esto rechaza la injusticia que sufrimos nosotros los marroquíes, que está relacionada, lo queramos o no, con el actual régimen monárquico heredado. Pienso, desde una perspectiva académica, que tenemos que concienciar al pueblo marroquí para que cambie su situación y no acepte la monarquía para siempre. Así podemos evitar las críticas de los occidentales de que los árabes y los musulmanes no están preparados para la democracia y la república. ¿No somos seres humanos como los demás?, ¿no podemos disfrutar de un poco de libertad?, ¿por qué tenemos que aferrarnos a la monarquía para siempre? Estamos en contra de la violencia contra la institución monárquica o contra el pueblo marroquí. Debemos avanzar con pasos seguros hacia una verdadera reforma mediante una cultura de liberación de una teología constreñida ¿Moriremos si nos quedamos sin un rey? No lo creo.
Nota:
[1] Majzen: entramado de poder, del entorno de Palacio, de origen medieval que dirige el país [Nota del traductor]