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Sahara Occidental, treinta años de olvido y de traición

Fuentes: Gara

El lunes se cumplieron treinta años de la proclamación de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD). Una conmemoración que encierra la grandeza de este pueblo y la miseria a la que ha sido arrojado por la irresponsabilidad del Estado español y de las organizaciones internacionales, con la ONU a la cabeza. Mohamed el-Mamun, delegado del […]

El lunes se cumplieron treinta años de la proclamación de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD). Una conmemoración que encierra la grandeza de este pueblo y la miseria a la que ha sido arrojado por la irresponsabilidad del Estado español y de las organizaciones internacionales, con la ONU a la cabeza.

Mohamed el-Mamun, delegado del Frente Polisario en la Comunidad Autónoma Vasca, aún conserva el pasaporte español expedido por el régimen franquista en los años 70. Caducó en 1978. Años duros e ilusionantes para el entonces joven movimiento saharaui ­en 1973 se había creado el Frente Polisario­, que ante el final del régimen colonial español se preparaba para dirigir los asuntos de su propia casa. Pero el escenario no era nada sencillo, se balanceaba peligrosamente entre las declaraciones pomposas y las promesas españolas, siempre traicionadas, y la avidez territorial de Marruecos, también preparado para jugar su papel de nuevo colono en el Sahara Occidental, además de un tercer invitado dispuesto a ampliar sus horizontes, Mauritania.

El-Mamun, antes de llegar a la feliz fecha del 27 de febrero de 1976 y a la celebración de hoy en Tifariti ­territorio liberado­, se detiene en los antecedentes, desgrana fechas y lee declaraciones textuales de algunos de los protagonistas de aquellos días.

«15 de octubre de 1975. La misión de la ONU, que había visitado el territorio entre el 12 y el 19 de mayo hace público su informe. Constata que la población se pronuncia a favor de la independencia y en contra de las reivindicaciones territoriales de Marruecos…».

«16 de octubre de 1975. El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya publica su informe. El Tribunal no establece la existencia de ningún vínculo territorial entre el Sahara Occidental, por una parte, y el reino de Marruecos o Mauritania por otra. El Tribunal tampoco descubre la existencia de vínculos jurídicos que puedan modificar la aplicación de la resolución 1514, en cuanto a la descolonización del Sahara…».

Los acontecimientos se aceleran. Nada más conocerse el informe de La Haya, Marruecos anuncia la Marcha Verde. El escenario se agita y el nerviosismo se apodera del Ejercito español ante los rumores de una entrega del territorio. Ante tanta intranquilidad, Juan Carlos de Borbón, el heredero del moribundo régimen franquista se presenta en El Aaiún.

El discurso del principe

El-Mamun vuelve a leer. «Además de príncipe era Jefe de Estado en funciones desde el 30 de octubre. Visitó el 2 de noviembre de 1975 El Aaiún. Ante sus tropas, en el cuartel del tercer Tercio de la Legión pronunció un discurso. Leo textual ­dice el delegado del Polisario­: ‘Se hará cuanto sea necesario para que nuestro Ejército conserve intactos su prestigio y honor. España cumplirá sus compromisos y tratará de mantener la paz, don precioso que tenemos que conservar. Deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui, ya que nuestra misión en el mundo y nuestra historia lo exigen'». Hasta hoy. El monarca español participaba en esa gran farsa para convertirse después en el «gran amigo» del dictador marroquí, Hassan II, olvidándose de los «legítimos derechos saharauis».

Ese mismo día, 2 de noviembre de 1975, Arias Salgado, al frente de la delegación española en la ONU, hace saber al organismo internacional que, además de la «protección de la población saharaui», Madrid «repelerá con todos los medios a su alcance, incluido el empleo de la fuerza armada» contra la Marcha Verde.

Los españoles nunca cumplieron ninguna de sus promesas.

Apenas doce días después del discurso del actual rey español en El Aaiún, el 14 de noviembre de 1975 se firmaba en Madrid el acuerdo tripartito entre el Estado español, Marruecos y Mauritania. El acuerdo preveía la retirada española para el 28 de febrero de 1976. Una de las cláusulas del acuerdo decía que los saharauis serían consultados a través de la asamblea colonial creada por los españoles. Pero 67 de los 102 miembros de este órgano decidían disolver el órgano y unirse al Polisario. Fue entonces cuando se creó el Consejo Nacional Saharaui, compuesto por 41 miembros, al objeto de convertirse en el órgano legítimo encargado de proclamar la RASD tras la salida de las tropas españoles.

Sin embargo, el 26 de febrero de 1976 el embajador español en la ONU, Jaime de Piñés, recuerda el-Mamun, comunicaba al secretario general que Madrid daba término a su presencia en el territorio ese mismo día. «La descolonización del Sahara Occidental, culminará cuando la opinión de la población sea expresada válidamente», lee el-Mamun las declaraciones textuales del diplomático.

En la media noche de ese día, el presidente del Consejo Nacional, Mustafa Sayed, proclamaba en Bir Lehlu la RASD. «Justo después de las 12 de la noche. Se izó la bandera, se dispararon salvas de honor en presencia de la prensa y se dio por finalizada la ceremonia. Era la plasmación de la voluntad del pueblo saharaui. Fue una gran alegría. El 4 de marzo se creó el primer Gobierno con Mahmed Lamin Ahmed al frente», relata Mohamed el-Mamun.

Toda aquella alegría no ocultaba, sin embargo, la dureza de la situación. «Antes de la proclamación se vivía el éxodo de la población saharaui, que era bombardeada por la aviación marroquí con napalm y fósforo blanco. Fueron bombardeadas Amgala, Tifariti, Gelta Zemmur y, sobre todo, Um Drega, entre enero y febrero. Um Drega fue bombardeada exactamente el 18 de febrero. Una masacre, aquí se empleó por primera vez napalm contra la población saharaui», apunta.

Comenzaba un camino que treinta años después el pueblo saharaui no ha terminado de recorrer. «Nosotros ­señala­ éramos jóvenes enfrentados a una situación y, la verdad, no habíamos pensado cuánto podría durar esto ni lo que sería. Marruecos entones tenía el Ejército más poderoso de Africa, armado por los franceses y los americanos. Era la época de la Guerra Fría. Nosotros, como Ejército, sólo teníamos a los 5.000 soldados que habían estado en el Ejército español ­tropas nómadas y policía territorial­ y casi nada de armamento, sólo mauser viejos. Pero bueno, la voluntad y la justicia de la causa hizo que superáramos todos los obstáculos tras la invasión de los marroquíes y los mauritanos».

Pero treinta años después, el pueblo saharaui sigue en el desierto. «Efectivamente, a pesar de todas las resoluciones internacionales solicitando el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Hasta el día de hoy, las vías de Naciones Unidas y de su Consejo de Seguridad no han posibilitado la solución de un conflicto sencillo. Quizá sea el tema más sencillo al que se han enfrentado las Naciones Unidas en los últimos 30 años. Es también cierto que en la resolución de estos conflictos ­cita Namibia, Sudáfrica, Rodesia (actual Zimbabue) y Timor Oriental­ ha habido un país que ha ayudado, en el caso del Sahara no. Aquí, la potencia que debería empujar, que es la causante de esta tragedia y este problema, todavía no ha asumido la responsabilidad que le corresponde. España debe jugar un papel militante en la causa saharaui», y añade que «Marruecos no es ninguna potencia, depende económicamente de la Unión Europea. Si la UE o la ONU muestran interés real de defender la legalidad internacional en el Sahara, como dice haberla defendido en la antigua Yugoslavia, la solución del Sahara es inmediata. Es un proceso sencillo».

Hoy, la RASD es reconocida por 82 países, un éxito diplomático considerable, pero en esa larga lista no figura un sólo país europeo. ¿Por qué? ¿Por qué la UE no interviene contra la ocupación marroquí, cuando incluso existe un intergrupo en el Parlamento ­paz para el pueblo saharaui­, se han aprobado numerosas resoluciones que defienden el derecho saharaui a la autodeterminación?

Esa dejadez, unida a la inactividad de la ONU, no hace si no aumentar la sensación de pueblo olvidado. El delegado del Polisario en la CAV opina que «muchos gobiernos de la UE están avergonzados por esa política de cara al Sahara».

En ese punto, el papel activo de París en defensa de los intereses de Marruecos contrasta con las «buenas palabras» de Madrid, aunque vistos los antecedentes tras las «buenas intenciones» españolas parece aguardar una nueva traición.

Como puñalada podrían interpretarse las nefastas declaraciones del catalán Josep Antoni Duran i Lleida, que recientemente se ha pronunciado a favor de una autonomía saharaui bajo soberanía marroquí.

Aún más sangrante es el silencio mantenido por el Gobierno español, la UE y la ONU por las víctimas mortales saharauis de la represión marroquí en los territorios ocupados. A el-Mamun no le consta la existencia de condenas, sólo protestas por parte de algunos gobierno, como el noruego, el finlandés y el sueco, «pero no tenemos conocimiento de condenas por parte del Gobierno español y de la ONU».

Para los saharauis no hay gestos que valgan. Liberaron en agosto de 2005 a los últimos prisioneros marroquíes como gesto humanitario, pero nunca fue correspondido por Marruecos. Tampoco nadie presionó a Rabat. Marruecos, al igual que Israel, camina al margen de la legalidad internacional sin tener que pagar por ello porque poderosos aliados le amparan, y no se trata sólo del Estado francés o EEUU. Y 30 años después, los enemigos de la legalidad internacional cubren con un manto de olvido el conflicto colonial, sin lograr ocultar la gran injusticia y traición. Por encima de todos ellos la dignidad de un pueblo les recuerda que aún no han saldado la histórica deuda con el pueblo saharaui.

Solidaridad vasca ante el 27 de febrero

Además de la fiesta que tuvo lugar el pasado sábado en Bergara por motivo del XXX aniversario, las organizaciones sociales vascas que apoyan la causa saharaui han convocado para hoy concentraciones de solidaridad y en conmemoración de la proclamación de la RASD en diversas ciudades. En Gasteiz la cita será en la Virgen Blanca, en Donostia en el Boulevard, en Bilbo ante el Teatro Arriaga, y en Bergara ante el ayuntamiento. Todas las concentraciones serán a las 19.30 horas.

Celebrarlo pese a las adversidades

«Por primera vez el aniversario se va a celebrar en territorio de las RASD. Se celebra en Tifariti y no en Bir Lehlu, pues en Tifariti existe el suficiente agua para afrontar las celebraciones», apunta el delgado del Polisario. En opinión de el-Mamun, «no hay razón para suspender» las celebraciones del 30 aniversario de la proclamación de la RASD por la situación que se vive en los campamentos de refugiados del Tinduf por las inundaciones. «Esta catástrofe natural, que se convierte en una emergencia dentro de una emergencia que llevamos 30 años viviendo, no ha producido víctimas, y por ello hay que celebrar este acontecimiento. La situación tiende a estabilizarse en Tinduf, pero pasarán meses hasta recuperar la normalidad. Es una muestra más de la capacidad saharaui para hacer frente a catástrofes. La vida tiene que continuar». En este punto el-Mamun se extiende, «la vida humana es muy importante para los saharauis. Pese a las provocaciones marroquíes llevamos 15 años de alto el fuego, para que la vía pacífica se imponga a la guerra. Desgraciadamente, conocemos bien la guerra. Odiamos la guerra, pero no porque temamos una guerra con Marruecos, lo hemos demostrado durante 16 años. Para Marruecos la vida no tiene precio, los marroquíes no le cuestan nada. Para nosotros la vida de un saharaui vale mucho».

La reduccion de ayudas como arma

«Esta catástrofe natural ­las inundaciones­ ya venía precedida por una situación de emergencia desde agosto [de 2005]. Ese mes, el ACNUR y el PAM ­agencias de la ONU­ de manera unilateral y sin consultar con el país anfitrión ­Argelia­ ni con los saharauis recortar la ayuda. Antes se encargaban de la alimentación de 158.000 personas. En agosto dijeron que iban atender a 90.000 personas. Desde agosto estamos recurriendo a los stocks de seguridad para poder equilibrar este déficit. Ellos alegan falta de fondos, pero la decisión fue política por las presiones francesas. Igual que la reducción de la agencia europea ECHO, que se encargaba de la financiación de los medicamentos. París trata por todos los medios que el pueblo saharaui renuncie a sus derechos y se someta a Marruecos. La pena es que Europa, tan implicada en Irak, Bosnia, Afganistán, Oriente Medio, alegando la ‘defensa de la legalidad internacional’, no realice ningún esfuerzo para que esa legalidad internacional se cumpla en el Sahara», lamenta el-Mamun.