Amenazas, asesinatos, abusos sexuales contra mujeres y niños, son comunes hoy en los campos de refugiados del norte de Uganda, donde miles de personas buscan protección contra una guerra de 20 años. Alfredo Aspirelli, funcionario del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), relató a Prensa Latina la verdadera tragedia humana que atraviesan miles […]
Amenazas, asesinatos, abusos sexuales contra mujeres y niños, son comunes hoy en los campos de refugiados del norte de Uganda, donde miles de personas buscan protección contra una guerra de 20 años.
Alfredo Aspirelli, funcionario del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), relató a Prensa Latina la verdadera tragedia humana que atraviesan miles de personas en campamentos de personas que huyen de los enfrentamientos armados.
Dicho funcionario recorrió recientemente en compañía del subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios, Jan Egeland, varios campos de refugiados ugandés situados a escasos kilómetros de la frontera del sur de Sudán.
Indicó que una de las mayores tragedias se contemplan en las carpas de Patongo, 410 kilómetros al norte de Kampala, la capital, donde los grupos armados del Ejército de Resistencia del Señor (ERS) actúan impunemente.
En Pabbo, el mayor campo de refugiados de aquel país, viven cerca de 67 mil personas, de las cuales más del 70 por ciento son mujeres y niños.
Subrayó que esa zona es escenario desde hace 20 años de un cruento conflicto entre fuerzas del gobierno y el ERS, señalado por sus acciones contra la población civil.
Indicó que las condiciones en esa región son totalmente inaceptables para mujeres enfermas, niños desnutridos y ancianos sin fuerzas para caminar.
Replicó que el ERS es acusado de llevar a cabo brutales acciones contra la población civil, entre ellas el secuestro de menores para utilizarlos como soldados o sirvientes en condiciones de esclavitud.
No es alarmante si decimos que «más de 150 personas mueren semanalmente en esa región víctima de acciones violentas.
Resaltó que más de un millón 600 mil personas han abandonados sus lugares de origen por las acciones armadas que desarrolla el ERS en el norte de Uganda, en un área colindante con el sur de Sudán, de donde también provienen refugiados de esa nación.
Según el especialista esa es una de las peores emergencias que existen actualmente en el mundo. Observó que los refugiados sobreviven en campos enormes y precarios, donde el polvo, la sequía, el hambre, la falta de agua y el desespero lo tienen sometidos a una cultura «del silencio» por el temor a ser masacrados y las mujeres y niñas a ser violadas.
Añadió que es necesario garantizar la seguridad de unas 40 mil personas en esos campos de desplazados, convertidos en blancos de ataques y asaltos por parte del ERS.