El régimen del presidente egipcio, Hosni Mubarak, se está debatiendo entre una mayor represión o una apertura hacia una mayor reforma, arriesgándose así a perder el poder, señaló el pasado 25 de abril el diario The Independent. Según el periódico británico, si Mubarak recurre a más restricciones, el pueblo egipcio, que está ya harto de […]
El régimen del presidente egipcio, Hosni Mubarak, se está debatiendo entre una mayor represión o una apertura hacia una mayor reforma, arriesgándose así a perder el poder, señaló el pasado 25 de abril el diario The Independent. Según el periódico británico, si Mubarak recurre a más restricciones, el pueblo egipcio, que está ya harto de la actual situación política, podría apoyar más activamente los llamamientos en favor del fin del régimen autoritario. El 27 de abril, las fuerzas de seguridad egipcias atacaron a los manifestantes que realizaban una marcha en favor de la independencia judicial en las calles de El Cairo. Ese mismo día, un tribunal rechazó una apelación contra una sentencia dictada contra Ayman Nur, el rival de Mubarak en las elecciones presidenciales del pasado año. Nur fue encarcelado tras ser acusado de la falsificación de los documentos presentados para legalizar su partido, Al Gad (Mañana). Nur ha negado estos cargos afirmando que ellos fueron fabricados con el fin de eliminarle como figura clave de la oposición. La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, canceló hace unos meses una visita a El Cairo para protestar por el tratamiento otorgado a Nur.
El gobierno ha reanudado sus detenciones de miembros de los Hermanos Musulmanes (HHMM), un grupo formalmente prohibido, pero que constituye la única organización de oposición política grande y bien organizada en Egipto. En las elecciones parlamentarias de noviembre y diciembre del pasado año, los HHMM consiguieron 88 de los 454 escaños del Parlamento a pesar del fraude electoral. La organización presentó sólo 130 candidatos con el fin de no alarmar a las autoridades. Los partidos de la oposición laica fracasaron miserablemente en estos comicios.
Mubarak ha retrasado ahora las elecciones municipales durante dos años más, una decisión que, según la oposición, está dirigida a impedir la victoria de los candidatos de los HHMM. Después de estas nuevas medidas, muchos egipcios han comenzado a cuestionar la viabilidad de la oposición y de los movimientos reformistas porque afirman que el país se encuentra firmemente bajo el control del Partido Democrático Nacional (PDN) de Mubarak y este partido no está dispuesto a permitir la existencia de reformas democráticas reales.
La nueva realidad política de Egipto, en particular la emergencia de los HHMM como la única fuerza de oposición activa, está siendo observada de cerca no sólo en el propio Egipto, que ha venido siendo gobernado por una sucesión de líderes militares desde 1954, sino también en todo Oriente Medio, donde las organizaciones políticas islamistas han estado utilizando las elecciones con el fin de integrarse en la esfera política. Los HHMM egipcios han sido desde hace mucho tiempo un modelo para todos estos grupos islamistas.
Los HHMM promueven los derechos civiles y han pedido el fin de las leyes de emergencia, que han estado en vigor desde el asesinato del antiguo presidente Sadat en 1981. Estas leyes prohíben la reunión de más de cinco personas y han sido utilizadas para reprimir las voces de oposición. Los HHMM también promueven la independencia de los sindicatos y asociaciones profesionales, la transparencia de las transacciones del Estado, la lucha contra la corrupción y la libertad de todos los presos políticos. Los diputados de los HHMM en el Parlamento han solicitado recientemente al Comité de Defensa un informe acerca de la tortura en el país.
Sin embargo, los partidos políticos continúan siendo instituciones débiles. Abu el Ela Madi, cofundador del Partido islamista Al Wasat y prominente figura del movimiento de oposición civil Kifaya, cree que el gobierno egipcio es el responsable último de las crisis internas que tienen lugar en los partidos de oposición. «El gobierno quiere destruir la vida política de los partidos,» manifestó al periódico egipcio Al Ahram. Madi denunció también el hecho de que el gobierno está utilizando el Comité de Partidos Políticos para controlar a los partidos de la oposición. Ningún partido en Egipto puede funcionar sin una licencia de este comité. En 2002, dicha institución suspendió la licencia del Partido del Trabajo después de que se produjeran disputas internas en el seno de este grupo político.
Algunos observadores consideran que Mubarak, que tiene ahora 78 años, podría renunciar pronto al poder, pero su consejero Osama el Baz cree que aquel permanecerá en el cargo durante todo el tiempo que pueda. «Sin embargo, si ve que existe otro grupo de personas u otra persona que estén dispuestos a recoger la antorcha, creo que él recibiría esto de buen grado,» señaló. Otros consideran que el silencio oficial sobre este tema se explica por la indecisión de Mubarak en lo que respecta a la designación de un sucesor, más que al hecho de que se quiera guardar secreto.
Muchos egipcios creen que Mubarak desea que su hijo Gamal, de 42 años, le suceda. La meteórica carrera de Gamal en el PDN parece confirmar que se le está preparando para asumir la presidencia. Hala Mustafa, uno de los líderes del partido de Mubarak, señala que si el presidente renunciara, Gamal sería el único sucesor posible, ya que no tiene rivales dentro del PDN. Sin embargo, si Mubarak muriera en el cargo, el apoyo a Gamal se evaporaría. Por otro lado, él es una figura muy impopular entre los egipcios, que no están dispuestos a aceptar una especie de «monarquía republicana» en su país.
Al igual que su padre, Gamal no es un demócrata. Él ha señalado que la actual prohibición que pesa sobre los partidos religiosos podría ser llevada a la práctica, lo que se traduciría en una mayor represión contra los HHMM. «Este grupo (los HHMM) no tiene una existencia legal, así que desde el punto de vista jurídico, debemos tratar con él desde esta perspectiva,» declaró. Por supuesto, Gamal no dijo que los HHMM están prohibidos porque la corrupta élite política sabe que perdería cualquier elección libre y justa, en la que aquellos participaran.
En realidad, algunos responsables de los HHMM han sugerido que esta renovada hostilidad contra ellos podría haber sido provocada por un reciente artículo de Rashad Bayumi, un miembro de la Oficina de Guía de la organización, en la publicación semanal Afaq Arabia. Este artículo, que criticaba abiertamente a Gamal Mubarak, irritó al régimen. Las autoridades egipcias prohibieron la edición y el periódico no ha aparecido en las calles egipcias desde entonces.
El grupo parlamentario de los HHMM condenó la decisión de prohibir la publicación. «El grupo ve en esta decisión otro retroceso más en el campo de la democracia y la libertad de opinión y expresión,» señaló un portavoz del mismo. Esta denuncia fue repetida también por la Organización Egipcia de Derechos Humanos, que expresó «su enorme preocupación por la estricta aplicación de las leyes que limitan la libertad de expresión e imponen penas de prisión en casos en los que está envuelta la prensa.» Cabe señalar que un periodista de Al Yazira fue arrestado también cuando estaba trabajando en Dahab, el escenario de los recientes atentados que mataron al menos a 18 personas, por «retransmitir falsa información que daña la reputación de Egipto.»
Algunos observadores han denunciado que los ataques del régimen contra los derechos democráticos están creando una situación explosiva en Egipto y dicha situación podría empeorar aún más los problemas del país. Los recientes atentados terroristas en Dahab constituyen una advertencia de que el bloqueo de las reformas podría empujar a muchos a buscar una solución violenta a la crisis actual.
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